La ciudad de Bofill en el desierto
Argelia encarga al arquitecto catal¨¢n el dise?o de una nueva urbe
Si el sue?o recurrente de los arquitectos antiguos consist¨ªa en levantar una catedral, la ambici¨®n de los proyectistas modernos se desata al imaginar una nueva ciudad surgida de la nada. Muy pocos consiguen ver realizado ese anhelo y menos a¨²n logran que sus dise?os se conviertan en escenarios para la vida real. As¨ª, la Brasilia de Lucio Costa y Oscar Niemeyer y el Chandigarh de Le Corbusier son hoy escenarios del peregrinaje arquitect¨®nico m¨¢s que lugares adaptados a las necesidades de las personas.
La extra?a mezcla de orden y desorden que forma una ciudad ha sido una de las reivindicaciones m¨¢s frecuentes de Ricardo Bofill. Al hablar del futuro de las urbes, el arquitecto denuncia con frecuencia el aislamiento de los centros y la vida en la periferia de las metr¨®polis norteamericanas y aplaude el ejemplo de las ciudades hist¨®ricas del Mediterr¨¢neo. La convivencia de edificios de estilos y usos diversos y la importancia de los espacios p¨²blicos (la plaza romana) han marcado habitualmente las ideas urban¨ªsticas defendidas por el catal¨¢n.
Alger¨ªa se erigir¨¢ 200 kil¨®metros al sur de Argel y ser¨¢ un centro financiero para 350.000 personas
Ahora, con 63 a?os, al autor del aeropuerto de Barcelona y del Teatro Nacional de Catalu?a le llega la oportunidad de poner en la pr¨¢ctica las ideas que, durante a?os, ha defendido desde sus escritos te¨®ricos. Alger¨ªa ser¨¢ el nombre de la ciudad que el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, le ha encargado levantar. El arquitecto ya ha anunciado que en ella convivir¨¢n la peque?a escala de las viviendas con la altura de los rascacielos. Escuelas, oficinas, centros para el ocio, comercios, un parque log¨ªstico, un aeropuerto y 91.700 viviendas compondr¨¢n la faz de esta nueva ciudad argelina en la que podr¨¢n vivir 350.000 personas, informa Efe. El modelo de r¨¢pido crecimiento de las metr¨®polis del sureste asi¨¢tico ha sido el elegido por el catal¨¢n, que ha puesto l¨ªmite a su sue?o en el plazo de 20 a?os -18 m¨¢s de lo que se tard¨® en levantar Brasilia en los a?os cincuenta-. La nueva urbe deber¨¢ surgir literalmente de la nada, pues se levantar¨¢ en Boughzoul, una zona despoblada a 200 kil¨®metros al sur de Argel y cercana a la zona de mayor conflicto entre el Gobierno y los integristas isl¨¢micos.
Alger¨ªa es un viejo sue?o. La relaci¨®n de este barcelon¨¦s con el Gobierno argelino se remonta a los setenta, cuando, tras a?os de conversaciones y tras realizar numerosos proyectos para levantar nuevas ciudades, Bofill s¨®lo consigui¨® construir Houari Boumedienne, un poblado agr¨ªcola de 350 viviendas y una residencia con 200 habitaciones en Rouiba, cerca de Argel. Corr¨ªa el a?o 1978. Luego llegar¨ªan los monumentales edificios de viviendas construidos por toda Francia. Tras una dilatada y discutida carrera, el proyectista espa?ol m¨¢s internacional ver¨¢ cumplido el sue?o de cualquier arquitecto. Pero Ricardo Bofill no es cualquier arquitecto. Criticado por sus colegas -por sus continuos cambios de estilo-, pol¨¦mico por el populismo distante de sus edificios y contradictorio en su compromiso pol¨ªtico (respald¨® p¨²blicamente al PSOE de Felipe Gonz¨¢lez y a Convergencia i Uni¨® de Jordi Pujol), Bofill tiene fama de seductor, sobre todo con el poder. En esta ocasi¨®n, adem¨¢s del respaldo del Consejo de Ministros y del ej¨¦rcito del pa¨ªs norteafricano, la construcci¨®n de Alger¨ªa contar¨¢ con el apoyo financiero del multimillonario Rafik Khalifa, due?o de una compa?¨ªa a¨¦rea y del principal banco privado del pa¨ªs, bautizados ambos con su nombre. En septiembre estar¨¢n listos los primeros planos y en cinco a?os la ciudad recibir¨¢ a sus primeros 10.000 habitantes. El juicio de los ciudadanos deber¨¢ esperar 15 a?os m¨¢s. Entonces sabremos si la ciudad de Bofill se convierte en un nuevo centro de peregrinaci¨®n para arquitectos o en un lugar habitable.
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