Mentiras
'Quid est veritas?'. La memorable reacci¨®n de Pilatos, cuando Jes¨²s le asegura que s¨®lo ha venido al mundo 'para dar testimonio de la verdad,' es perfectamente razonable. ?Qui¨¦n, si no un loco, podr¨ªa pretender conocer 'la verdad' y encima haber nacido para proclamarla? Pilatos no ha tenido muy buena prensa, pero, releyendo el relato b¨ªblico, uno vuelve a sentir por ¨¦l cierta simpat¨ªa.
Record¨¦ insistentemente la lac¨®nica pregunta/reflexi¨®n del procurador romano al seguir en la televisi¨®n estatal el tratamiento dado al 20-J. ?Era esto la verdad de lo que ocurr¨ªa en el pa¨ªs? Realmente el espect¨¢culo fue bochornoso. Uno, acostumbrado durante muchos a?os a la imparcialidad de la BBC, cree fervorosamente en una televisi¨®n p¨²blica independiente, con informativos empe?ados en la b¨²squeda de la objetividad. El poder de la peque?a pantalla para enga?ar y cretinizar es inmenso, y en este sentido la cobertura de la huelga por parte de RTVE me parece haber rebasado todos los l¨ªmites de lo aceptable.
Normalidad. Era el lema que se iba a repetir machaconamente a lo largo del d¨ªa. La declaraci¨®n de P¨ªo Cabanillas a las ocho de la ma?ana (debidamente pertrechado de La Raz¨®n, El Mundo y Abc), seg¨²n la cual no hab¨ªa habido huelga general y los transportes funcionaban 'normalmente, sin ninguna diferencia con cualquier d¨ªa normal', daba ya el tono de lo que iba a ser una lectura absolutamente sesgada de lo que pasaba alrededor del pa¨ªs. 'Mentiroso oficial del Gobierno' llam¨® Jes¨²s Caldera, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, a Cabanillas. La definici¨®n, dada la enormidad del caso, era justificada. ?C¨®mo se pod¨ªa decir p¨²blicamente que la huelga hab¨ªa fracasado cuando s¨®lo acababa de empezar?
En las im¨¢genes del d¨ªa cuidadosamente seleccionadas para los informativos, RTVE insisti¨®, naturalmente, en los detalles negativos. Entre ¨¦stos impact¨® un moroso primer plano de una cerradura rota. ?Cu¨¢ntas cerraduras se rompieron durante la huelga? Muy pocas, seguramente. No importaba, la que vimos transmit¨ªa el mensaje de que tales destrozos hab¨ªan sido ubicuos.
Normalidad. Operaci¨®n Fracaso. Unos pocos despistados mal aconsejados que no entend¨ªan que al irse a la huelga sin motivos adecuados estaban da?ando los verdaderos intereses de Espa?a.
Pero motivos adecuados hab¨ªa de sobra.
Conviene no olvidar cu¨¢nta sangre derramada y cu¨¢ntos sufrimientos han sido necesarios para que exista el derecho a la huelga. Mientras se llevaba a cabo, con dignidad y madurez, la necesaria protesta por el decretazo, me acord¨¦ de aquellos m¨¢rtires ingleses de Tolpuddle, en el condado de Dorset: seis campesinos condenados en 1834 a la transportaci¨®n a Australia, en condiciones infrahumanas, por el nefasto crimen de organizar actividades sindicales y pedir una subida de sus miserables salarios. Luego, por asociaci¨®n, record¨¦ a Oscar Wilde en la c¨¢rcel de Reading donde, despu¨¦s de su largo d¨ªa de trabajos forzosos, los prisioneros ten¨ªan que dormir sobre 'camas duras' -tablas de madera- para que tambi¨¦n sufriesen de noche.
S¨ª, cu¨¢nta mentira y cu¨¢nta crueldad en el mundo, como si no bastara la sentencia de muerte que todos padecemos. Y qu¨¦ peligrosas las mayor¨ªas absolutas, sea cual sea su color.
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