Visto para sentencia en Granada el caso del fraude con 1.166 recetas m¨¦dicas
El fiscal y la acusaci¨®n particular solicitan cuatro a?os de prisi¨®n
El Ministerio Fiscal y la acusaci¨®n particular, que representa al Servicio Andaluz de Salud (SAS) mantuvieron ayer sus peticiones de cuatro a?os de prisi¨®n para un visitador m¨¦dico y dos farmac¨¦uticos acusados por un presunto fraude con 1.166 recetas m¨¦dicas en la ¨²ltima sesi¨®n del juicio que se segu¨ªa contra ellos en la Audiencia Provincial de Granada. Ante el tribunal han tenido que declarar como testigos en las ¨²ltimas semanas 135 m¨¦dicos que firmaron recetas sin comprobar a qu¨¦ enfermos estaban destinadas ni qu¨¦ tipo de dolencias padec¨ªan.
Los hechos por los que han sido juzgados el visitador m¨¦dico Salvador Mingorance y los farmac¨¦uticos Francisco Jos¨¦ Guti¨¦rrez y Manuel Gallego se estuvieron produciendo entre diciembre de 1996 y junio de 1997. El visitador, Salvador Mingorance, vali¨¦ndose de la amistad que le un¨ªa a m¨¢s de la mitad de los m¨¦dicos que ejercen en Granada, les ped¨ªa como un favor que le dieran recetas para determinados medicamentos, algunos de ellos de gran valor, alegando que eran para familiares o amigos. Los m¨¦dicos se limitaban a firmar las recetas con el nombre del medicamento, pero sin poner el nombre del supuesto paciente ni la fecha.
Una vez obtenidas las recetas, Mingorance se pon¨ªa en contacto, seg¨²n la acusaci¨®n, con el responsable del ¨¢rea de farmacia del hospital La Inmaculada de Granada, Francisco Jos¨¦ Guti¨¦rrez. Dado que toda receta m¨¦dica, para ser abonada por el SAS, debe ir perfectamente cumplimentada y acompa?ada del cup¨®n-precinto que hay en todos los envases de medicamentos y aprovech¨¢ndose de la circunstancia de que los hospitales no necesitan el cup¨®n-precinto de los medicamentos que utilizan, Guti¨¦rrez, en lugar de tacharlos con el fin de invalidarlos, se los entregaba a Mingorance para que los adjuntara a las recetas que ya ten¨ªa.
Una vez cumplimentado este tr¨¢mite, seg¨²n la acusaci¨®n, el visitador m¨¦dico se pon¨ªa en contacto con una tercera persona, Manuel Gallego, propietario de una farmacia en Granada, que le facilitaba los nombres de posibles enfermos que pudieran utilizar los medicamentos.
Cuando las recetas estaban completadas, se enviaban al SAS para que abonara el precio de diferencia de los medicamentos con receta. El fraude ascendi¨® a 57.000 euros (nueve millones de pesetas) que, a juicio de los acusadores, se repart¨ªan entre los tres. Las pr¨¢cticas cesaron cuando el SAS, que sospechaba de alguna pr¨¢ctica extra?a, envi¨® a varios inspectores que obligaron a tachar todos los cupones-precinto del hospital La Inmaculada.
Beneficiarios inexistentes
A lo largo del juicio, la fiscal¨ªa insisti¨® en que, como uno de los elementos de prueba acusatoria, muchos de los nombres que aparec¨ªan como beneficiarios de las recetas 'eran inexistentes' y que, cuando se trataba de nombres reales, se correspond¨ªan a personas que ni hab¨ªan estado en la consulta de los m¨¦dicos que les hab¨ªan firmado las recetas ni hab¨ªan consumido los medicamentos que se les prescrib¨ªan.
En la ¨²ltima sesi¨®n del juicio, que ayer qued¨® visto para sentencia en la secci¨®n primera de la Audiencia de Granada, todas las partes mantuvieron sus tesis iniciales. Fiscal y acusaci¨®n particular exigieron cuatro a?os de prisi¨®n y diez meses de multa a raz¨®n de 12 euros por d¨ªa para los tres implicados y las defensas pidieron la libre absoluci¨®n de sus clientes. La de Mingorance volvi¨® a alegar que era inocente de las acusaciones y se?al¨® que el visitador hab¨ªa pedido las recetas como un favor para familiares y amigos.
Un dato destacable de las m¨¢s de diez sesiones que ha durado el juicio fue la actuaci¨®n de la acusaci¨®n particular que representaba al SAS y que insisti¨® en que pasasen a declarar por el tribunal los 135 m¨¦dicos que firmaron recetas para el visitador.
Incluso despu¨¦s de comprobar que el testimonio de los facultativos era siempre similar, no quiso renunciar a interrogarlos para que, sin estar acusados en la causa, tuvieran que admitir que hab¨ªan obrado de forma incorrecta al firmar recetas para enfermos que no hab¨ªan reconocido personalmente.
Entre los 135 m¨¦dicos firmaron m¨¢s de un millar de recetas que Mingorance y los dos farmac¨¦uticos utilizaron para cometer el presunto fraude y obtener los 57.000 euros. La acusaci¨®n particular ni siquiera prescindi¨® del testimonio de aquellos m¨¦dicos que no se presentaron en su momento a juicio por motivos profesionales y los emplaz¨® a otras sesiones con el fin de que se vieran en el estrado para poder reprocharles esa pr¨¢ctica, que m¨¢s tarde dar¨ªa lugar a la comisi¨®n del delito.
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