La ceguera de Jospin
Una pel¨ªcula reci¨¦n difundida revela el aislamiento del ex primer ministro franc¨¦s durante la campa?a presidencial
?Por qu¨¦ Lionel Jospin qued¨® eliminado desde la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia? Se pueden dar muchas respuestas sobre la crisis de la socialdemocracia o la simple mala suerte, pero hay que anotar su autoconfesi¨®n de que no sab¨ªa ad¨®nde iba: 'Tengo demasiado poco tiempo para reflexionar pol¨ªticamente. Me est¨¢is haciendo correr y he corrido, pero esto no puede seguir as¨ª para la segunda vuelta', dijo a sus colaboradores en las ¨²ltimas semanas de la campa?a. El testimonio figura en una pel¨ªcula filmada en el seno de su equipo electoral, que fue emitida la semana pasada por la televisi¨®n p¨²blica.
Confiados en el balance de Jospin como jefe del Gobierno -dr¨¢stico descenso del paro, cobertura sanitaria universal, ley de la paridad, ley sobre parejas de hecho, las 35 horas-, sus colaboradores y ¨¦l mismo no comprendieron la poca relevancia que adquiri¨® todo esto frente al miedo de ampl¨ªsimas capas, sobre todo a partir del 11 de septiembre.
La Francia profunda comenz¨® a asumir la necesidad de un giro autoritario -ya esbozado en las elecciones municipales de marzo de 2001-, mientras la base obrera tradicional y mucha gente joven se convenci¨® de que la 'izquierda plural' era impotente frente a despidos colectivos, cierres patronales e imposiciones derivadas de la 'globalizaci¨®n'. Adem¨¢s, Jospin fue v¨ªctima de una campa?a mal conducida.
En el filme se escuchan las advertencias de Pierre Mauroy -el primer jefe de Gobierno que tuvo el presidente socialista Fran?ois Mitterrand- contra unos textos program¨¢ticos que s¨®lo pod¨ªan ser comprendidos 'por el 3% o el 4% de los franceses'. Se prefiri¨® hacer pasar de puntillas al candidato sobre los asuntos conflictivos, confiando en que la primera vuelta iba a ser un tr¨¢mite y que en la segunda tendr¨ªa la oportunidad de oponer su seriedad a Jacques Chirac.
En absoluto acostumbrado al juego de otros pol¨ªticos con las 'peque?as frases asesinas' cubiertas de anonimato, Jospin lanz¨® a un grupo de periodistas sus comentarios sobre lo envejecido y desgastado que encontraba a Chirac; y su portavoz confirm¨®, con notoria imprudencia, que cuanto dec¨ªa el candidato era para ser publicado. Nadie le prepar¨® antes de reconocer en televisi¨®n que ¨¦l hab¨ªa pensado que la lucha contra el paro deber¨ªa haber bastado para reducir la inseguridad ciudadana: la ¨²ltima de las cualidades que los franceses buscan es que sea tan honrado como para confesarse un ingenuo.
La pel¨ªcula muestra retazos de la talla intelectual y humana de Jospin, pero no lo explica todo: se le han amputado escenas como la rociada de ketchup que recibi¨® en el ¨²ltimo mitin y el significativo encuentro con un grupo de obreros de Danone que le echaron en cara la ineficacia de la izquierda frente a los despidos colectivos o el bajo sueldo de los trabajadores.
Desprovista de estas im¨¢genes, la pel¨ªcula apenas confirma otra cosa que el aislamiento de los dirigentes socialistas. S¨®lo se refleja un instante de duda, en los d¨ªas finales de la campa?a, cuando el especialista en sondeos menciona que 'la intenci¨®n de voto m¨¢s alta para Le Pen rebasa el punto m¨¢s bajo de la horquilla de Jospin', con lo cual, el simple margen de error 'estad¨ªstico' de las encuestas autorizaba a pensar que el ultraderechista pod¨ªa quedar por encima. ?El equipo de Jospin dud¨® realmente s¨®lo al final? EL PA?S fue testigo, dos semanas antes de la filmaci¨®n de esa escena, del pesimismo que dejaba traslucir el portavoz de la campa?a, Dominique Strauss-Kahn, en la parte confidencial de un encuentro period¨ªstico. De ah¨ª a pensar que Le Pen iba a expulsar a Jospin de la pol¨ªtica iba un trecho, pero presentar ahora las cosas como si la sorpresa hubiera sido absoluta, tampoco responde a la verdad.
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