El atraco m¨¢s visto de la historia
Mil millones de personas siguieron el s¨¢bado el partido Espa?a-Corea. Por tanto, ¨¦se fue el atraco m¨¢s visto de la historia y su importancia trasciende del ¨¢mbito del f¨²tbol. ?ste es, sin duda, el deporte m¨¢s popular. Ahora, adem¨¢s, se est¨¢ introduciendo con fuerza en Estados Unidos. En consecuencia, resulta esencial que el juego limpio y la seriedad en la aplicaci¨®n del reglamento acompa?en a la profesionalizaci¨®n, el espect¨¢culo y la alta tecnolog¨ªa. En caso contrario, ?qu¨¦ ejemplo estamos dando a los millones de ni?os que lo vieron? Uno muy claro: la corrupci¨®n es m¨¢s importante que el esfuerzo para jugar bien.
Nos hab¨ªamos acostumbrado, por desgracia, a peque?as ayudas arbitrales en penaltis dudosos, fueras de juego discutibles o tarjetas amarillas rigurosas. En este Mundial se ha llegado m¨¢s lejos: si lo ocurrido en partidos anteriores -especialmente, en los de Corea contra Portugal e Italia- ya me pareci¨® escandaloso, la ayuda al pa¨ªs anfitri¨®n frente a Espa?a me produjo la indignaci¨®n suficiente para interrumpir mis m¨²ltiples compromisos durante un viaje a Nueva York y escribir estas l¨ªneas. Ahora resulta que el se?or Blatter decide antes de los partidos qui¨¦n va a ganar. Quiz¨¢ ¨¦l considere que el fin justifica los medios y que la apertura al f¨²tbol del inmenso mercado asi¨¢tico resulta esencial. Pero lo que ha hecho es una estafa gigantesca y quienes se han prestado a ella -el ¨¢rbitro y sus auxiliares- deber¨ªan ser descalificados a perpetuidad.
Hay que buscar soluciones urgentes que no dependan de la buena fe de los directivos y los ¨¢rbitros. La mejor est¨¢ en la tecnolog¨ªa de las computadoras, que debe ayudar a mejorar el f¨²tbol como ha ayudado en otros deportes y actividades humanas. Bastan unos segundos para que un juez de silla provisto de un monitor pueda indicar al ¨¢rbitro, tras ver las im¨¢genes un par de veces, si hubo fuera de juego, penalti, gol... El sistema se aplica con ¨¦xito desde hace a?os en Estados Unidos tanto en el f¨²tbol americano como en el h¨®ckey sobre hielo. Si se hubiera aplicado el s¨¢bado, Espa?a habr¨ªa jugado las semifinales.
Quiero felicitar a Camacho porque supo eliminar de la cabeza de sus jugadores la carga psicol¨®gica que cre¨® la actuaci¨®n arbitral en el Corea-Italia. Y muestro mi solidaridad con los espa?oles. Pero no lo hago por mis simpat¨ªas hacia Espa?a -uno de los pa¨ªses que m¨¢s veces he visitado-, sino como amante del f¨²tbol y deportista profesional. La selecci¨®n de Camacho es una de las mejores que Espa?a ha tenido en la historia y, aunque jug¨® por debajo de su nivel, mereci¨® ganar. Yo esperaba y deseaba ver una final entre Brasil y Espa?a, pero los directivos corruptos me han privado de un gran espect¨¢culo. Es una tragedia para millones de aficionados y un ataque frontal a los valores universales del deporte.
No quiero denigrar los logros del equipo coreano. Juega con mucho deseo y mucha energ¨ªa. Pero no creo que los grandes conjuntos europeos ofrezcan una oleada de contratos a sus jugadores. Supongo que los entrenadores saben bien que su magia no se extiende mas all¨¢ de sus fronteras.
Termino con una pregunta te¨®rica: ?qu¨¦ habr¨ªa pasado si despu¨¦s de anotar el gol de oro la selecci¨®n espa?ola se hubiera salido de la cancha? T¨¦cnicamente, el partido hab¨ªa terminado. Por lo menos, habr¨ªa sido una diversi¨®n para los abogados.
Ep¨ªlogo: el sue?o coreano acaba de terminar a manos del arrollador juego alem¨¢n y sin favoritismos. Si los coreanos hubieran recibido el anterior tratamiento favorable, Alemania podr¨ªa haber concluido con nueve hombres. Los teutones deben pagar una comisi¨®n a portugueses, italianos y espa?oles, contra quienes los coreanos agotaron los ases de sus mangas.
Gari Kasp¨¢rov, ruso, es el n¨²mero uno del ajedrez mundial desde 1985.
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