De las trampas saduceas a las ilusiones irrisorias
Ya tenemos el tanto tiempo esperado 'Plan Bush' para acabar con una guerra en Palestina que todos, menos su m¨¢ximo responsable -el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon-, ven con creciente perplejidad e impotencia, cuando no ofuscaci¨®n. El plan -si como tal se quiere calificar al contenido del discurso del presidente George W. Bush en los jardines de la Casa Blanca el lunes- viene a prometer apoyo norteamericano a la creaci¨®n de un Estado palestino 'provisional' (sepa Judas qu¨¦ significa dicha provisionalidad) a cambio de que el pueblo palestino elija una direcci¨®n nueva de su Autoridad Nacional sin el actual presidente, Yasir Arafat, ni otros l¨ªderes 'relacionados con el terrorismo'.
No puede sorprender que no haya muchos c¨®mos, ni cu¨¢ndos -salvo el nebuloso plazo de tres a?os-; ni siquiera d¨®ndes en este plan. Todo se deja para m¨¢s adelante: Jerusal¨¦n, asentamientos, fronteras, vallas, compensaciones. Positivo es que la declaraci¨®n debe interpretarse como la proclamaci¨®n definitiva de la nueva voluntad norteamericana de intervenir en un conflicto del que se ha querido desentender desde que este presidente asumi¨® su cargo. Lo que s¨ª sorprend¨ªa ayer era tanta proliferaci¨®n de declaraciones amables de muchos pa¨ªses ¨¢rabes y europeos que hasta ahora insist¨ªan en la obviedad de que no deja de ser un sarcasmo de que sea Estados Unidos -o m¨¢s bien Sharon- el que decida cu¨¢ndo una direcci¨®n electa palestina es suficientemente 'kosher' para que se pueda negociar con ella.
Porque Arafat y sus secuaces han sido sin duda una desgracia para el pueblo palestino. Y es cierto que la Comunidad Internacional en general sue?a con la existencia de un l¨ªder moderado, no comprometido en el pasado con la violencia, que pudiera gozar del apoyo del que goza el ra¨ªs entre su pueblo. Pero resulta grotesco que Washington pida la ca¨ªda del ¨²nico l¨ªder ¨¢rabe electo con la aquiescencia expl¨ªcita y el moderado aplauso de las dictaduras y satrap¨ªas ¨¢rabes de la regi¨®n. Aparte del l¨®gico entusiasmo de Ariel Sharon. Al fin y al cabo, ¨¦l ha escrito cuatro quintas partes del gui¨®n.
Arafat ha convocado elecciones para enero pr¨®ximo. Nadie duda de que se presentar¨¢ si a¨²n vive y puede, y pocos creen que no ganar¨¢, de hacerlo. Entonces, la comunidad internacional, y sobre todo Estados Unidos y Europa, tendr¨ªan que optar por perpetuar la par¨¢lisis de todo el proceso de paz por la permanencia de Arafat al frente de la ANP o proclamar abiertamente su desprecio por las reglas democr¨¢ticas. A Washington esto ¨²ltimo le podr¨ªa resultar m¨¢s f¨¢cil que a Europa.
Pero en realidad, el Plan que tantos aspectos positivos contiene seg¨²n los benevolentes primeros an¨¢lisis, equivale a una trampa saducea y presupone que Arafat ya no estar¨¢ en enero en disposici¨®n de presentarse. Destruidas las infraestructuras de su autoridad, asesinados muchos miembros de su entorno de confianza y seguridad, en medio de una ofensiva ya indefinida de ocupaci¨®n de Palestina por parte del Ej¨¦rcito israel¨ª, el destino de Arafat ha sido entregado ya al capricho de Sharon. Puede deportarlo o matarlo, tanto a ¨¦l como a sus fieles y a tantos otros palestinos que Sharon considere terroristas, cuyo 'transfer' (eufemismo para la expulsi¨®n de los territorios a terceros pa¨ªses) piden ya abiertamente en la prensa y los partidos gubernamentales. Si se incluye en la acci¨®n a familias y clanes, puede que recordemos la expulsi¨®n a Europa de trece activistas de la Iglesia de la Natividad de Bel¨¦n como el comienzo de una pol¨ªtica de limpieza ¨¦tnica a gran escala.
Sharon tiene de hecho ahora las manos libres para proseguir con la destrucci¨®n de viviendas, carreteras y dep¨®sitos de agua, mientras no llegue un 'palestino bueno' a la jefatura de una autoridad virtual. Al ritmo actual de destrucci¨®n, muchas de las ciudades palestinas ser¨¢n ya en enero pr¨®ximo unas escombreras invivibles.
Resulta muy clarificador del grado de angustia que Sharon, Arafat y el terrorismo en general han generado internacionalmente, el hecho de que Europa y los pa¨ªses ¨¢rabes vean en este plan un motivo para ilusiones. ?stas son, por desgracia, irrisorias. No puede caber tanta ingenuidad como para pretender encontrar, bajo la ocupaci¨®n, un liderazgo para la ANP que goce del benepl¨¢cito de Sharon y Bush y sea considerado por los palestinos algo m¨¢s que un colaboracionista que merece la horca. Por eso resulta evidente que no existe un Plan Bush, sino un Plan Sharon. Que, a diferencia del presentado el lunes, se va cumpliendo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- George W. Bush
- Consejo nacional palestino
- Declaraciones prensa
- Yasir Arafat
- Pol¨ªtica exterior
- Estados Unidos
- Represi¨®n pol¨ªtica
- Territorios palestinos
- Israel
- Geopol¨ªtica
- Oriente pr¨®ximo
- Conflicto ¨¢rabe-israel¨ª
- Gente
- Gobierno
- Asia
- Administraci¨®n Estado
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Sociedad