La incertidumbre catalana
La mayor incertidumbre en el sistema pol¨ªtico espa?ol en el inmediato futuro viene de Catalu?a. Nuestro sistema pol¨ªtico ha descansado hasta la fecha en la alternancia en el Gobierno de Espa?a entre un partido de centro-derecha y un partido de centro-izquierda; que, en caso de no disponer de mayor¨ªa parlamentaria suficiente para constituir Gobierno en solitario, sab¨ªan que pod¨ªan contar con los esca?os de CiU para poder hacerlo. Esto es lo que ha hecho que CiU haya sido un partido de gobierno de Espa?a sin serlo. Tanto cuando el PSOE o el PP han dispuesto de mayor¨ªa absoluta como cuando no ha sido as¨ª. Los esca?os de CiU siempre han dispuesto hasta la fecha del valor a?adido de su potencial insustituibilidad como complemento de la mayor¨ªa presidencial. Por eso CiU siempre ha tenido m¨¢s peso en la pol¨ªtica espa?ola de la que se derivaba de su porcentaje de apoyo ciudadano. Su contribuci¨®n real o potencial a la estabilidad gubernamental hac¨ªa que as¨ª fuera. ?ste ha sido uno de los elementos de equilibrio del sistema pol¨ªtico espa?ol en los veinticinco a?os transcurridos desde las primeras elecciones democr¨¢ticas.
No est¨¢ nada claro que este elemento de equilibrio vaya a estar presente en el futuro inmediato. Pues, para desempe?ar ese papel en el sistema pol¨ªtico espa?ol, CiU tendr¨ªa que conseguir ganar las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas y continuar siendo el partido de gobierno en Catalu?a. ?nicamente desde la ocupaci¨®n del Gobierno en Catalu?a puede tener alg¨²n inter¨¦s para CiU actuar de la forma en que lo ha hecho en el pasado en el sistema pol¨ªtico espa?ol. Si CiU deja de ser el partido de gobierno en Catalu?a, ni el PP ni el PSOE van a poder contar con el concurso de los esca?os de la coalici¨®n nacionalista catalana de manera complementaria para poder formar Gobierno.
Este elemento de incertidumbre es el que est¨¢ empezando ya a dejarse sentir tanto en el sistema pol¨ªtico espa?ol como en el subsistema pol¨ªtico catal¨¢n. La incertidumbre afecta en este momento, sobre todo, al PP y a CiU, aunque planee sobre el conjunto del sistema.
Hasta el momento, las formas de manifestaci¨®n de esta incertidumbre hab¨ªan sido de poca entidad y hab¨ªan sido controladas con costes m¨ªnimos por los estados mayores del PP y de CiU. El matrimonio era de conveniencia, pero la estabilidad de la pareja no parec¨ªa amenazada.
Esto es lo que ha cambiado con el decretazo y la posterior huelga general del 20-J. Lo que parec¨ªa una situaci¨®n inc¨®moda, pero controlada, amenaza con dejar de estarlo. Si antes del 20-J se pod¨ªa estar seguro casi al cien por cien de que las elecciones catalanas se celebrar¨ªan en oto?o de 2003 y que CiU tendr¨ªa el apoyo del PP en la aprobaci¨®n de los presupuestos y en el debate de pol¨ªtica general en el oto?o de 2002, los ¨²ltimos, protagonizados por Jordi Pujol, ya no se puede decir lo mismo.
El PP de despu¨¦s del decretazo ya no es el mismo que era antes. La erosi¨®n padecida como consecuencia de un error grave y de una gesti¨®n todav¨ªa m¨¢s err¨®nea de la huelga general es algo que salta a la vista. CiU lo sabe. La inseguridad de CiU sobre qu¨¦ estrategia es la mejor para afrontar las pr¨®ximas elecciones catalanas no puede sino haberse incrementado con la deriva autoritaria del Gobierno espa?ol y con la reacci¨®n ciudadana frente a la misma.
La inseguridad suele ser mala consejera. Conduce por lo general a hablar m¨¢s de lo que se debe y de manera particularmente agresiva, desat¨¢ndose con ello una escalada verbal, que puede llegar un momento que no resulte controlable. Tengo la impresi¨®n de que se est¨¢ rozando el l¨ªmite. Las palabras de Javier Arenas y de Jordi Pujol antes de ayer y ayer, respectivamente, han sido suficientemente elocuentes. La incertidumbre catalana empieza a pasar factura.
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