Las guerras de un provocador
Con una considerable obra a sus espaldas, el proyecto 'literario' de C¨¦sar Aira se nos aparece como una especie de guerra total: se trata de 'sacudir' nada menos que el 'santoral' de toda la literatura argentina de siempre para 'descanonizarla' de una vez por todas. La literatura argentina se ha instalado sencilla y f¨¢cilmente en el canon 'racional' de las letras universales, anclada en el liberalismo tradicional, en la ilustraci¨®n m¨¢s arraigada, en el marco de la democracia m¨¢s 'normalizada'. En esa guerra, Aira cuenta con bastantes armas en su poder, desde todas las vanguardias y experimentaciones occidentales -de Rimbaud a Mallarm¨¦ o a Raymond Rousell, del surrealismo a la literatura fant¨¢stica- hasta apelar a sus propios or¨ªgenes nacionales, para desembocar en las escrituras argentinas m¨¢s marginales, desde los 'descolocados' Roberto Arlt o Macedonio Fern¨¢ndez (pasando por G¨®mez de la Serna) hasta la reivindicaci¨®n -frente a Borges, por ejemplo- de Julio Cort¨¢zar, el m¨¢s vanguardista de todos.
C¨¦sar Aira lo toca todo, la novela hist¨®rica, la fant¨¢stica, la surrealista, deforma el costumbrismo tradicional, destruye toda cronolog¨ªa a trav¨¦s de incesantes discursos y digresiones, se burla de lo metaliterario, edifica di¨¢logos sin parar que no parecen llevar a parte alguna, se introduce en sus tramas sin la menor verg¨¹enza, en resumen, su obra es una continua provocaci¨®n, lo que sin embargo nunca desemboca en el escepticismo, sino que viene dominado por una alegr¨ªa descomunal, hay que atreverse a hacerlo en un pa¨ªs como el suyo, jug¨¢ndose el tipo de no ser considerado un escritor 'serio', lo que evidentemente es. Aira, por otra parte, no es porte?o, pues naci¨® en Coronel Pringles, ha sido profesor, es traductor, hombre de teatro y ensayista, aparte de narrador continuo, y sus mejores armas son el humor, la parodia y la provocaci¨®n. Tras publicar s¨®lo una novela en los setenta (Moreira), hizo aparecer seis m¨¢s en los ochenta, y m¨¢s de veinte en los noventa. Mondadori ha editado aqu¨ª tres novelas cortas en un tomo (C¨®mo me hice monja, La prueba y El llanto) y otras tres m¨¢s largas, Ema la cautiva, La mendiga y Cumplea?os, Omega ha recogido su Alejandra Pizarnik y ahora, mientras Emec¨¦ recupera La liebre -que data de hace m¨¢s de diez a?os- Anagrama nos ofrece Varamo, quiz¨¢ una de las mejores introducciones para penetrar en su obra entera. Y no quisiera dejar de citar el estudio m¨¢s completo con que contamos aqu¨ª, sobre ¨¦l, de Teodosio Fern¨¢ndez en el n¨²mero 59-60 de Turia.
La primera sorpresa con que tropezamos al leer La liebre es la de ver aparecer un elemento hist¨®rico -o no tanto- de la realidad argentina que son los indios. ?Indios en Argentina? Hasta hace poco, s¨®lo los 'gauchos' desde Jos¨¦ Hern¨¢ndez y Ricardo G¨¹iraldes los hab¨ªan sustituido, como un producto h¨ªbrido de vaqueros, indios y mestizos, y no sin cierta brillantez. Los indios ya aparec¨ªan en la segunda gran novela de Aira Ema la cautiva con tal brillantez que hac¨ªa desvanecerse su car¨¢cter de 'novela hist¨®rica', destrozada por sus alucinaciones, intertextualidades, anacronismos, o juegos e invenciones tan salvajes como civilizados que no encajan en su acci¨®n decimon¨®nica. La liebre se le parece y finaliza en una fiesta cruel y cort¨¦s, m¨¢gica y m¨ªtica, en un proceso de anagn¨®risis familiares descabellado. Pero la sorpresa roza el asombro con Varamo, que lo re¨²ne todo, como si fuera la cumbre de todo su vanguardismo, de toda posible experimentaci¨®n, pues hasta los pone en solfa en una obra realista, simbolista, surrealista, disparatada, donde no tan s¨®lo no queda t¨ªtere con cabeza, sino que se destruye todo proceso de creaci¨®n literaria, de su producci¨®n, edici¨®n, difusi¨®n y hasta todos sus posibles m¨¦todos cr¨ªticos: es la historia de c¨®mo un peque?o funcionario paname?o que nunca escribi¨® nada ni lo har¨¢ despu¨¦s, escribe sin escribirlo, en una noche de 1923, un poema fundamental en la literatura de su tiempo -El Canto del Ni?o Virgen- con dos billetes falsos en el bolsillo y zarandeado de una a otra parte: un prodigio disparatado, alucinado, simb¨®lico y feroz, que levantar¨¢ ronchas, y que nos representa a todos, argentinos, paname?os, escritores, editores, cr¨ªticos, pol¨ªticos y dem¨¢s raleas.
La tercera novedad de C¨¦sar
Aira es El Mago: una r¨¢pida y disparatada f¨¢bula entre volteriana y kafkiana, que describe la situaci¨®n de un mago argentino, que llega a Panam¨¢ para asistir a un congreso y aspirar a convertirse en el mejor del mundo. Su problema reside en que es un mago 'de verdad', real, y no un ilusionista o un prestidigitador al uso repleto de falsos trucos. Posee poderes de verdad, y eso mismo le conduce a ser un fracasado, pues la 'magia' es hoy un espect¨¢culo, un resultado, m¨¢s que un misterio. Entre la magia y la realidad, un final abierto le conduce a saber que la ¨²nica magia verdadera es la de la ficci¨®n, ¨²nico camino para entrar en lo real de verdad, aunque sea a trav¨¦s de ediciones piratas. Una obra unitaria y deslumbrante, como un disparo, un disparate genial.
Varamo. Anagrama. Barcelona, 2002. 126 p¨¢ginas. 9,50 euros. La liebre. Emec¨¦. Barcelona, 2002. 224 p¨¢ginas. 17,50 euros. El Mago. Mondadori. Barcelona, 2002. 142 p¨¢ginas. 13,46 euros.
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