'Si uno descubre que no es un genio, no se resigna a ser lo que viene despu¨¦s'
Su modus vivendi desde muy joven han sido las traducciones del ingl¨¦s, franc¨¦s, italiano, portugu¨¦s, idiomas que aprendi¨® de forma 'emp¨ªrica', sin haber estudiado jam¨¢s el oficio. Cuando a finales de los a?os sesenta hizo una prueba para la editorial Paid¨®s, quedaron tan impresionados que cre¨ªan que conoc¨ªa el libro de antemano o que hab¨ªa hecho trampa. 'Fue un descubrimiento para m¨ª tambi¨¦n, de que ten¨ªa un don especial para hacer traducciones'. C¨¦sar Aira, de 53 a?os, padre de dos hijos, naci¨® en Coronel Pringles, un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires, vive desde 1967 en el barrio de Flores de la capital argentina. Estudi¨® letras y su primera vocaci¨®n era la carrera acad¨¦mica, pero se interpuso la traducci¨®n. Unos cuarenta t¨ªtulos avalan su abundante producci¨®n, que el autor, que evita cuanto puede la promoci¨®n, no considera tal.
'Uno espera grandes aventuras, y cuando mira hacia atr¨¢s no pas¨® nada. La literatura es un modo de transformar esa nada en algo'
'La crisis me afect¨® horriblemente. Me angusti¨®, me enferm¨®. Ha sido un a?o malo. No he escrito, me sac¨® las ganas'
'La ¨²nica funci¨®n que me asigno es dejarle al mundo algo que no haya tenido antes de m¨ª. ?sa es la funci¨®n m¨¢s genuina de un escritor'
PREGUNTA. El Mago, La liebre y Varamo se publican en Espa?a. ?Qu¨¦ importancia le da a estas tres novelas?
RESPUESTA. Por supuesto ninguna. La liebre fue una novela que tuvo cierto ¨¦xito aqu¨ª, fue el ¨²nico libro m¨ªo que super¨® la primera edici¨®n. Tal vez por ser un tema hist¨®rico, que por casualidad ca¨ªa bien en planes de estudio. Los asuntos de los indios, de los viajeros ingleses en La Pampa, en la ¨¦poca de Rosas... ten¨ªan algunos elementos de mercadotecnia. Es un poco mi cl¨¢sico, el ¨²nico que se sigue vendiendo.
P. En Varamo recurre de nuevo al surrealismo, esta vez de la mano de dos hermanas disparatadas que se dedican al tr¨¢fico de palos de golf.
R. Eso surgi¨®, como casi todo las cosas que pongo en mis novelas, de datos que encuentro al azar. Hace un par de a?os estaba traduciendo una historia de la comunidad brit¨¢nica en Argentina, me contaron que cuando los ingleses ven¨ªan a trabajar en el ferrocarril les gustaba el golf, deporte que aqu¨ª no se conoc¨ªa. No ten¨ªan palos, que ten¨ªan que traer de Inglaterra. El Gobierno descubri¨® una peque?a pero promisoria fuente de ingresos y puso un impuesto a la importaci¨®n de palos de golf. Cuando se enteraban de que llegaba un barco, los ingleses sub¨ªan a bordo, compraban palos de golf y bajaban simulando como si fueran bastones de vestir. De ah¨ª surgi¨® la idea de aquellas hermanas G¨®ngora dedicadas al contrabando de palos de golf.
P. El Mago se publica por primera vez en Espa?a.
R. Es una novela muy gemela con Varamo, tambi¨¦n sucede en Panam¨¢, y tambi¨¦n culmina en el ambiente de los editores piratas. Tiene la misma estructura, alguien que hace una cosa durante toda su vida y en la ¨²ltima p¨¢gina descubre que puede hacer lo mismo escribiendo. Es decir, en vez de hacerlo, escribirlo. De hecho, podr¨ªa haber escrito no dos sino 222 novelas as¨ª, con cada profesi¨®n, por ejemplo un m¨¦dico que descubre que es m¨¢s f¨¢cil escribir libros de medicina que operar a la gente, un ingeniero, un arquitecto, un ladr¨®n...
P. Es sus novelas suele combinar lo absurdo, lo surrealista con elementos hist¨®ricos.
R. Con la historia propiamente dicha quiz¨¢ no, porque en general huyo de lo que se llama novela hist¨®rica. Pero s¨ª recurro a hechos de la realidad. Escribo mis novelas como diarios, las voy improvisando p¨¢gina a p¨¢gina y voy metiendo hechos que me suceden, cosas que me inspiran. S¨ª, el s¨®lo hecho de ir mezclando esas cosas con un argumento te da un tono absurdo.
P. ?Cada novela es una improvisaci¨®n absoluta?
R. No, en general pienso una idea de base, a partir de la cual pueda improvisar.
P. ?Trabaja simult¨¢neamente en m¨¢s de una novela?
R. A veces interrumpo una porque se me ocurre algo muy urgente que tengo que escribir. Pero no es buena idea, lo mejor es escribir de una en una.
P. ?De d¨®nde bebe en busca de la inspiraci¨®n?
R. Creo que de los libros. El 90% de los escritores, si nos sacamos la careta y decimos la verdad, tenemos que admitir que la gran fuente de la inspiraci¨®n son los libros. En general uno tiende a decir las experiencias, la vida, pero...
P. Cuando cumpli¨® 50 a?os confes¨® que de peque?o quer¨ªa ser un genio y como no lo consigui¨® construy¨® una especie de simulacro de genialidad. ?Hay algo de eso en su literatura?
R. S¨ª, seguramente. Lo que pasa es que la honestidad es dif¨ªcil. Si uno descubre que no es un genio, no se resigna a ser lo que viene despu¨¦s. Yo prefer¨ª seguir creyendo que era un genio, de ah¨ª creo que viene la extravagancia de mis libros, de mis argumentos, de lo que escribo. Siento la imposibilidad de renunciar a la idea que me hizo creer de chico que era un genio. Aunque tambi¨¦n podr¨ªa haber renunciado a esa idea y haber escrito simplemente novelas lo mejor que pudiera, novelas normales, como todo el mundo. Quiz¨¢ podr¨ªa haber llegado a ser un escritor m¨¢s o menos aceptable. Pero no. Prefer¨ª seguir en ese juego... Estoy pensando ahora por primera vez, y me alarmo.
P. Pere Gimferrer le describi¨® en una ocasi¨®n como escritor raro.
R. S¨ª, si una obra no puede ser buena, por lo menos rara.
P. Es un autor prol¨ªfico, que en 1998 public¨® siete libros.
R. En las listas parecen muchos, pero son libros muy peque?os. Siempre he pensado que escribo muy poco, porque nunca he podido escribir m¨¢s de media hora por d¨ªa, aunque he pasado a?os sin hacer otra cosa que escribir. Cuando me dicen que escribo mucho yo lo traduzco mentalmente y oigo como si me dijeran que escribo muy bien. En la cantidad cualquiera puede escribir una p¨¢gina por d¨ªa, dos o diez si se lo propone. La cosa es que se pueda publicar lo que se escribe. Yo escribo esa paginita por d¨ªa y en tres meses tengo escritas 100 p¨¢ginas y eso es un libro, se publica y bueno, al cabo de un a?o he hecho tres, cuatro libros. Hace 10 a?os que no paso de las 100 p¨¢ginas.
P. ?Le obsesiona la idea, la necesidad de ser original cada vez que empieza un libro?
R. S¨ª, ¨¦sa es la ¨²nica funci¨®n que me asigno: dejarle al mundo algo que no haya tenido antes de m¨ª. Creo que ¨¦sa es la funci¨®n m¨¢s genuina de un artista, un escritor. A veces chocan dos prop¨®sitos, hacer algo nuevo y hacer algo bueno. Si tengo que elegir entre las dos cosas prefiero que sea nuevo a que sea bueno. Puede ser un gesto de esnobismo pero lo siento as¨ª.
P. ?Qu¨¦ han significado para el escritor C¨¦sar Aira sus primeros 50 a?os, a los que dedic¨® un libro, Cumplea?os?
R. En Cumplea?os quise escribir un ensayo autobiogr¨¢fico, celebratorio, que tambi¨¦n tiene algo de exorcismo, porque a los 50 a?os uno empieza a pensar con m¨¢s realismo en la muerte. De ah¨ª invent¨¦ la frase que es el leitmotiv del libro, c¨®mo me voy a morir si todav¨ªa no viv¨ª.
P. ?Cree que ha vivido poco?
R. Todos tenemos que pensar as¨ª, salvo alguien muy pagado de s¨ª mismo o que tenga muy poca imaginaci¨®n. Uno siempre espera grandes aventuras, grandes intensidades existenciales, y cuando mira hacia atr¨¢s se da cuenta de que en realidad no pas¨® nada. La literatura es un modo de transformar esa nada en algo.
P. ?Y a partir de ahora, cumplidos los 50?
R. No s¨¦, empiezo a pensar que quiz¨¢ escriba menos o deje de escribir alg¨²n d¨ªa.
P. ?Qu¨¦ har¨ªa si dejara de escribir?
R. Leer¨ªa. Han sido mis dos ocupaciones vitales. Por suerte no he perdido el hambre, la exaltaci¨®n y el placer de leer. Es una de las pocas cosas que he conservado desde la infancia.
P. Alguien dijo de usted que es el secreto mejor guardado de la literatura argentina para ilustrar hasta qu¨¦ punto detesta la promoci¨®n.
R. No me gustan los reportajes, b¨¢sicamente porque no tengo nada especial que decir. Y adem¨¢s los argentinos tenemos el antecedente de Borges que hablaba en esos epigramas maravillosos. Es dif¨ªcil ponerse a la altura. Si me pongo a hablar tengo que decir las frases que dice cualquier vecino, no soy original, ni un extravagante, ni un loco, al contrario, soy un padre de familia peque?o burgu¨¦s, completamente asimilado.
P. ?Se considera un escritor minoritario?
R. S¨ª, pero no es algo que me llame a reflexionar. He notado que de pronto aparecen lectores que buscan mis libros y lo hacen con entusiasmo, pero siempre son uno. Uno aqu¨ª, uno all¨¢... Nunca hacen p¨²blico. No s¨¦ por qu¨¦ ser¨¢.
P. ?No suele promocionar sus libros?
R. No, jam¨¢s har¨ªa una gira ni acudir¨ªa a la televisi¨®n. Porque, entre otras cosas, yo no puedo hablar bien de mis libros, no los puedo recomendar. Ser¨ªa juego sucio para a los editores que invierten dinero.
P. ?No est¨¢ satisfecho de su obra?
R. No, para nada. Si alguien quiere leer que lea cosas buenas, que lea Balzac, Dickens, Cervantes, por qu¨¦ va a leer libros de un don nadie.
P. Esas palabras suenan a esnobismo.
R. A coqueter¨ªa quiz¨¢. S¨ª, podr¨ªa haberlo, pero me temo que es sincero. Tambi¨¦n es cierto que tengo colegas que yo puedo reconocer perfectamente que escribo mejor que ellos.
P. Claro, ?a usted le gustar¨ªa compararse con Balzac, Dickens o Cervantes y no con cualquiera de sus colegas?
R. Podr¨ªa ser. Ver¨¢, yo nunca me psicoanalic¨¦, pero una vez hace muchos a?os un amigo m¨ªo fue a un psicoanalista y en el curso de sus charlas habl¨® de m¨ª. El psicoanalista le dijo: ese amigo suyo tiene un problema y es que tiene una ambici¨®n desmedida. ?se era yo. Me pareci¨® muy acertado. Tal vez ¨¦se es el n¨²cleo de todo el asunto: una ambici¨®n desmedida.
P. ?Cu¨¢ntos premios ha ganado?
R. Ninguno.
P. ?Qu¨¦ piensa de los premios literarios?
R. Me gustar¨ªa ganar uno que tuviera una buena dotaci¨®n econ¨®mica.
P. Usted da mucha importancia a la invenci¨®n en la literatura. ?Cree que est¨¢ muy ausente?
R. No s¨¦ porque no leo a mis contempor¨¢neos.
P. O sea, usted no est¨¢ al d¨ªa de lo que se publica.
R. No, para nada. Por eso jam¨¢s le pedir¨ªa a nadie que me lea a m¨ª.
P. ?En qu¨¦ ¨¦poca se detiene en sus lecturas?
R. Digamos que en los cl¨¢sicos del siglo XX, en los a?os treinta. Creo que lo m¨¢s moderno es el nouveau roman franc¨¦s, del que todav¨ªa hay un sobreviviente, Alain Robbe-Grillet.
P. ?Se puede hablar de una literatura hispanoamericana?
R. Los escritores en realidad est¨¢n bastante aislados, porque un escritor depende para su trabajo de su historia personal, de su infancia, sus sue?os, su inconsciente... Y esto por definici¨®n est¨¢ aislado. Intentar hacer tabla rasa y ponerlos a todos en una misma l¨ªnea de montaje me parece que es arriesgado. Habr¨ªa que verlos m¨¢s bien como islas de un archipi¨¦lago, y si entre esas islas hay alg¨²n punto de contacto, a veces subterr¨¢neo. Como supongo que habr¨¢ alg¨²n punto de contacto entre dos escritores de una misma naci¨®n, Borges y Arlt, o Cervantes y Quevedo. Siendo completamente distintos puede haber un nexo, tambi¨¦n puede haber un nexo entre un escritor argentino y otro cubano.
P. ?Qu¨¦ le dicen nombres como Garc¨ªa M¨¢rquez o Vargas Llosa?
R. He le¨ªdo muy poco de ellos. ?Bah! He le¨ªdo... demasiado. No me interesan.
P. ?Hay alg¨²n autor actual que le interese?
R. De vez en cuando encuentro alguno. Siempre tengo la idea de que los escritores realmente buenos ya se extinguieron. Y no, a veces me llevo la sorpresa, como he descubierto al colombiano Fernando Vallejo, que me pareci¨® un genio, o al chileno que muri¨® hace pocos a?os Adolfo Couve. ?sos son para m¨ª unas sorpresas infinitas.
P. ?Ha descubierto alg¨²n autor espa?ol?
R. Mmmmm... el ¨²ltimo fue P¨¦rez Gald¨®s. No. Hay algunos otros, pero no los recuerdo.
P. Usted sostiene que su sue?o es ser un escritor con estilo.
R. En realidad no creo que sea algo misterioso. Es algo que distingue a una persona de otra, su estilo de hablar, de moverse, su modo de ser. Eso llevado a la literatura se vuelve algo muy valioso, cuando uno reconoce a un escritor por su estilo, reconoce una voz distinta de todas las dem¨¢s, una entonaci¨®n, algo que no tienen los dem¨¢s, algo que lo identifica. Eso me parece que es muy valioso y siento que yo no lo tengo. Porque escribo en una prosa un poco neutra, simplemente informativa y trato de hacerme entender. Siento que leyendo una p¨¢gina m¨ªa nadie podr¨ªa decir que la escrib¨ª yo. No creo ser un escritor reconocible.
P. Pero se puede llegar a serlo.
R. S¨ª. Pienso que los dos escritores m¨¢s grandes de la lengua espa?ola del siglo XX fueron Lezama Lima y Borges. Los dos tienen un estilo perfectamente reconocible, y lo tienen por distintos motivos. Lezama Lima por una construcci¨®n barroca, espec¨ªficamente estilista. Borges, por la sustracci¨®n, la simplicidad casi neutra que lo hace tambi¨¦n por obra de su genio perfectamente reconocible.
P. ?El cuerpo le pide ir contracorriente?
R. S¨ª. A veces digo exactamente lo contrario de lo que pienso solamente por ir contra la corriente. Ah¨ª tambi¨¦n hay una pizca de esnobismo, evidentemente.
P. ?C¨®mo vive la crisis argentina?
R. Con bastante tristeza, sin optimismo.
P. ?Cree que lo peor est¨¢ por venir?
R. No quiero ser un ave de mal ag¨¹ero, pero no veo un futuro amable.
P. ?Le afecta en su trabajo?
R. S¨ª, much¨ªsimo. Cre¨ªa que no me iba a afectar, porque me hab¨ªa hecho una idea de m¨ª mismo como alguien un poco fr¨ªvolo, un poco surrealista, un poco ajeno... Pero no, para mi sorpresa me afect¨® horriblemente. Me angusti¨®, me enferm¨®. Ha sido un a?o malo. No he escrito, me sac¨® las ganas. Me puse a pensar seriamente qu¨¦ me est¨¢ pasando y llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que no hay otra explicaci¨®n. Es este desbarrancamiento.
P. La situaci¨®n que atraviesa Argentina no le inspira para escribir.
R. No podr¨ªa. Ser¨ªa periodismo. Los escritores trabajamos con una fuente que viene de m¨¢s lejos, de nuestra infancia, nuestra formaci¨®n. Para ser un escritor se necesitan por lo menos 30 a?os. Los hechos del mes pasado no pueden influir en un escritor, quiz¨¢ tem¨¢ticamente, superficialmente, pero no con detenimiento.
P. ?El Diccionario de Autores Latinoamericanos es su obra m¨¢s ambiciosa?
R. Puede ser. Este diccionario estuvo durmiendo casi 15 a?os y cuando lo retom¨¦ para revisarlo y agregarle algunas fechas y datos, para ponerlo un poco al d¨ªa, cuando se edit¨® hace dos o tres a?os, me sorprendi¨® la energ¨ªa que ten¨ªa a los 30 a?os, c¨®mo pude hacer esa enorme investigaci¨®n en un a?o. Y ahora, cuando lo quise retomar me di cuenta que pod¨ªa agregar un par de autores que no hab¨ªa incluido en su momento y ?no! Ya no ten¨ªa la energ¨ªa ni siquiera para hacer un art¨ªculo, y hab¨ªa hecho mil.
P. ?Ha le¨ªdo a todos los autores que salen en el diccionario?
R. A casi todos, por eso en casi cada art¨ªculo hay una reflexi¨®n personal. He sido siempre un gran lector, de esos fan¨¢ticos de un libro por d¨ªa, y sigo si¨¦ndolo.
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