L¨²cida inmadurez

Como el h¨¦roe de La ventana indiscreta, el c¨¦lebre filme de Hitchcock, el narrador y protagonista de la segunda novela de Andr¨¦s Neuman tambi¨¦n se asoma al mundo a trav¨¦s de una ventana, s¨®lo que la suya es la pantalla de un ordenador que lo proyecta a la dimensi¨®n m¨¢s ajustada al misterio que arrastra: no saber exactamente cu¨¢l es su verdadero drama, suponiendo que hubiera uno y que fuera real. Net, que as¨ª se llama el personaje central de esta novela, env¨ªa correos electr¨®nicos a una destinataria de la que s¨®lo conocemos su nombre y algunos exiguos detalles.

El autor de Bariloche ha urdido una voz narradora enganchado a la red, un joven n¨¢ufrago de nuestros d¨ªas asido a los mensajes sin respuesta que env¨ªa. Pero mediante esos mensajes arma su pasado, jirones dispersos de vida sentimental que nos van descubriendo una naturaleza c¨ªnica y distante, pero desarraigada y esc¨¦ptica.

La actitud de Net, su sentimiento de desubicaci¨®n familiar, su nostalgia de sentimientos sublimes e hirientes en la tradici¨®n de Rimbaud y el conde de Leautr¨¦amont, pueden hacer pensar al lector que nos encontramos ante uno de esos h¨¦roes cercanos a los que poblaron hasta hace pocos a?os en Espa?a una literatura airada escrita por j¨®venes novelistas. Nada m¨¢s lejos de ello. Si alg¨²n parentesco tiene Net ¨¦ste es con una literatura de corte existencialista. Las referencias a Gombrowicz que salpican esta novela no son casuales ni ornamentales. Tienen que ver con la ¨ªndole moral y an¨ªmica de su protagonista: un joven aferrado a su l¨²cida inmadurez. Si La vida en las ventanas se lee bajo esta perspectiva, en la de un h¨¦roe desprotegido ante el absurdo y la banalidad de la existencia, y no en la de un chico modernote que escribe correos electr¨®nicos a un posible ser imaginario, entonces la novela de Neuman gana muchos enteros. Sustancia especulativa tiene y mucha, aunque dudo que su forma epistolar haya sido la m¨¢s acertada para la seria materia que propone.