La realidad del Lope m¨¢s d¨ªscolo

Hasta para Quevedo el nombre de Lope era proverbio universal de todo lo bueno. Y es que Lope era, y es, mucho Lope, a juzgar por las vidas que vivi¨® y por la variedad de una escritura desbordante que brill¨® en todos los g¨¦neros. De su teatro, el mimetismo ha hecho que se estrenen casi siempre unos cuantos t¨ªtulos, desestimando el resto. El equipo ProLope, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, ha afrontado la inmensa tarea de editar todas las Partes de sus comedias. Publicadas las dos primeras en seis vol¨²menes y ya en prensa las tres siguientes, con aplicaci¨®n rigurosa de la cr¨ªtica textual, los Anuarios han ido recogiendo, a su vez, art¨ªculos, rese?as, notas y textos, fruto de seminarios y congresos internacionales en torno a Lope.

El Anuario VI, fiel como los anteriores al escrutinio, correcci¨®n y edici¨®n de los textos lopescos -en este caso, a cargo de Dixon, Roas, Presotto y McGrady-, los ilumina adem¨¢s con diversos estudios hist¨®rico-filol¨®gicos. De sus p¨¢ginas surge un Lope nadando entre las exigencias de la corte y las del corral de comedias que todo lo convert¨ªa en teatro, como hizo a ra¨ªz de los festejos que acompa?aron la visita de Felipe IV a las posesiones del duque de Lerma. Y es que, seg¨²n demuestran Ettinghausen, Alviti y Atienza, Lope aspir¨® a algo m¨¢s que a simple reportero de cr¨®nicas festivas, sabiendo ser cr¨ªtico con el poder del valido, cuya figura coloca por debajo de la del rey en El ¨²ltimo godo. Se va as¨ª configurando un teatro complejo y ambiguo, en parang¨®n pol¨ªtico con el calderoniano, que desmonta las tesis de Lope como mero portavoz de los ideales propagand¨ªsticos de la monarqu¨ªa, haci¨¦ndose paradigma el t¨ªtulo de la comedia estudiada por Vindel: El mejor maestro, el tiempo.

Sin haber pisado Italia, Lo

pe alcanz¨®, seg¨²n Elvezio Canonica, amplios conocimientos de su cultura, gracias a los contactos con sus escritores, actores, artistas y banqueros. Un pa¨ªs que le devolvi¨® con creces la admiraci¨®n y del que tanto aprendi¨® en sus debates sobre preceptiva dram¨¢tica. Pero si es cierto que la invenci¨®n de la comedia nueva no sali¨® de la nada, tambi¨¦n caben matizaciones de diversa ¨ªndole; algunas tan arriesgadas como la de Jes¨²s Ca?as, que revisa el supuesto origen de la comedia nueva en el destierro valenciano de Lope, otorgando mayor importancia a su estancia en Alba de Tormes, donde se acrisolar¨ªa el hibridismo gen¨¦rico con el que triunf¨® en los escenarios. Por ellos desfilar¨ªan esos h¨¦roes desdichados, analizados por Grilli, que alcanzar¨ªan su ¨¢pice en El Caballero de Olmedo, sobre una calculada geometr¨ªa de cuadros esc¨¦nicos destacados por Antonucci. Frente a ¨¦l, Cervantes fracasar¨ªa en su intento de derrotarlo con f¨®rmulas distintas para ganar el aplauso, creando un teatro cr¨ªtico y hasta par¨®dico del lopesco, pero que, seg¨²n Cannavagio, cre¨® figuras singulares, capaces de enfrentarse al mundo e inventarse a s¨ª mismas. Pese a los ataques sufridos en el Siglo de las Luces, sus comedias se refundieron prepar¨¢ndose as¨ª una resurrecci¨®n, a principios del siglo XIX, que Josep Maria Sala cimenta en la capacidad de competir con las comedias lacrim¨®genas. El F¨¦nix resurgir¨ªa de nuevo en l935 como portador de ideolog¨ªas opuestas en los dos bandos de la contienda que, a juicio de Florit, hicieron de su obra una utilizaci¨®n partidista.

Por otro lado, en la prosa de Lope, plagada de misterios todav¨ªa por desvelar, Bienvenido Morros descubre c¨®mo la seducci¨®n en El peregrino en su patria proviene del Tirant lo Blanch, mientras que La Dorotea, estudiada por Trambaioli, contrahace ir¨®nicamente en figura masculina los cl¨¢sicos visajes de la mujer despechada.

El Anuario es un instrumento filol¨®gico imprescindible, digno de 'sacras estrellas', augures de un mecenazgo equiparable al que se concede a la restauraci¨®n del patrimonio art¨ªstico.

Aurora Egido. Universidad de Zaragoza.