La reivindicaci¨®n de Rivaldo
El delantero aspira a ganarse hoy el premio que lleva un decenio buscando: el aprecio popular
Rivaldo no se siente querido. Ni en Barcelona ni en Brasil. Siempre le ha atormentado ese sentimiento. A rebufo de Ronaldo, sus cinco goles en lo que va de Mundial, logrados de forma consecutiva en los cinco primeros partidos, no le han servido para sacudirse esa pesadumbre. Quiere un mayor reconocimiento y por eso se toma la final de hoy como un examen definitivo. Es su d¨ªa, como el de todos los que jueguen, claro; pero Rivaldo sospecha que de nada vale todo lo que ha hecho hasta ahora. ?l es as¨ª. 'No dir¨ªa que ¨¦ste sea el mejor momento de mi carrera. He tenido otros muy buenos', reflexiona en voz alta antes de apostillar con rotundidad: 'Si no ganamos, ser¨¢ un fracaso'.
Aunque lo exponga en plural, en su discurso subyace que ser¨¢ el fracaso de Rivaldo, el incomprendido, un futbolista que desde su dur¨ªsima infancia ha buscado a trav¨¦s de la pelota un cari?o que, al parecer, a¨²n no le satisface plenamente. En la semifinal, frente a Turqu¨ªa, carg¨® con el peso ofensivo de su selecci¨®n y acribill¨® a Rustu desde todos los ¨¢ngulos posibles, pero el portero turco le dej¨® frustrado. Pod¨ªa haber igualado el r¨¦cord de un verdadero mito como Jairzinho, que en el extraordinario M¨¦xico 70 marc¨® en seis encuentros sucesivos. Un registro que a Rivaldo le habr¨ªa entronizado en el ¨¢lbum de oro del f¨²tbol brasile?o, en el que no se halla cuando pone la antena y escucha a sus paisanos. De su meritoria actuaci¨®n frente a Rustu no sac¨® provecho alguno, todo lo contrario que Ronaldo, el ¨²nico que, finalmente, pudo con el meta otomano y se llev¨® los honores.
En Brasil sospechan desde hace tiempo que Rivaldo se entrega m¨¢s al Barcelona que a la selecci¨®n. Por los corrillos del Camp Nou se ha engordado la idea de que sus problemas f¨ªsicos de la ¨²ltima temporada ten¨ªan que ver con el horizonte de la Copa. Toda una encrucijada. 'La gente se ha re¨ªdo de m¨ª', explica; 'ha hecho bromas acerca de mi estado de salud. Dec¨ªan que estaba acabado y resulta que yo trabajaba 24 horas al d¨ªa para recuperarme. Todos esos comentarios me pusieron muy triste'.
Mientras en Brasil dec¨ªan que estaba caducado, en Barcelona le colgaban en el escaparate, en las rebajas, a la venta. A sus 30 a?os de edad y con una campa?a m¨¢s de contrato con los azulgrana, su notable Mundial ha puesto al club catal¨¢n en un verdadero dilema. Es su ¨²ltima oportunidad de cobrar una elevada factura por el brasile?o, revalorizado durante el torneo aunque ¨¦l no lo perciba as¨ª. 'En Francia, en el torneo de 1998, tambi¨¦n se dijo antes de la final que pod¨ªa ser el mejor del campeonato y como perdimos por 3-0 me cayeron todas las cr¨ªticas', recuerda. Si el Bar?a le traspasa tras haberse comprobado su resurrecci¨®n en esta competici¨®n ser¨¢ la entidad la que quede en la picota.El zurdo, que reitera su disposici¨®n a ponerse a las ¨®rdenes de Louis van Gaal, ha dejado dicho que s¨®lo le valorar¨¢n cuando deje el club, que inicialmente pretend¨ªa venderlo para recaudar dinero y financiar nuevos fichajes m¨¢s acordes con el sentir del entrenador holand?es.
En Rivaldo, que ha marcado 32 goles en 61 partidos, a¨²n est¨¢ muy latente lo sucedido tras la final parisiense de hace cuatro a?os, un partido que le dej¨® especialmente marcado, que le ha desvelado en m¨¢s de una ocasi¨®n. No hab¨ªa hecho un buen campeonato, con un gol a Marruecos en la primera fase y dos a Dinamarca en los cuartos de final. Pero, llegado el gran d¨ªa, en el estadio de Saint Denis, no apareci¨®. Tampoco el resto de sus compa?eros, pero cuando la torcida supo de la noche en vela de Ronaldo carg¨® contra el otro astro, al que achac¨® no haber tomado el mando con mayor firmeza tras la debilidad de su vecino en la delantera.
Esta vez llega a la fecha cumbre con cinco goles en su renta y m¨¢s elogios recibidos que nunca. Pero ni eso le sosiega: 'No sirve. Tengo que esperar a la final. S¨®lo si ganamos me ocurrir¨¢n cosas buenas'.
Lo cierto es que le han sucedido cosas buen¨ªsimas desde que saliera de la pobreza de Recife, su localidad natal, al noroeste de Brasil, donde pas¨® una traum¨¢tica infancia, con problemas incluso de desnutrici¨®n. De chico, tuvo que dedicarse a la venta callejera para turistas y la muerte de su padre cuando apenas era un adolescente le complic¨® todo mucho m¨¢s.
Tampoco lo tuvo f¨¢cil cuando empez¨® a gatear por el f¨²tbol y le llamaban Patapalo: 'Nadie cre¨ªa en m¨ª. Dec¨ªan que nunca ser¨ªa una estrella. Pero no me dej¨¦ vencer'. Tuvo que atajar mucho hasta fichar por la ¨¦lite y hacerse con una taquilla primero en el Corinthians y luego en el Palmeiras. Carlos Alberto Parreira le dej¨® fuera del Mundial de Estados Unidos 94 pese a sus 50 goles en dos temporadas brasile?as. Luego s¨ª fue convocado para los Juegos Ol¨ªmpicos de Atlanta 96, pero Brasil patin¨® en las semifinales y los palos, c¨®mo no, tambi¨¦n fueron para Rivaldo. Lo mismo que se teme ahora si Alemania se alza con el t¨ªtulo.
Es m¨¢s que probable que, a sus 30 a?os, la asi¨¢tica sea su ¨²ltima gran aventura con la selecci¨®n brasile?a, la oportunidad definitiva para lograr ese gran premio que lleva buscando desde hace un decenio: el aprecio popular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.