La Catedral, sin americanos
Estados Unidos se queda sin representantes en octavos por primera vez
La escabechina de favoritos fue brutal en el cuadro masculino durante la primera semana de Wimbledon. S¨®lo dos de los 10 primeros cabezas de serie siguen vivos y ninguno de ellos es estadounidense. La crisis del tenis americano se hace cada vez m¨¢s patente, con el declive imparable de sus dos grandes estrellas Pete Sampras y Andre Agassi. Por primera vez en la era open (desde 1968) ning¨²n estadounidense estar¨¢ en los octavos de final. S¨®lo el australiano Lleyton Hewitt (1?) y el brit¨¢nico Tim Henman (4?) aguantan el tipo entre los candidatos al t¨ªtulo.
Los grandes nombres se est¨¢n acabando. La acumulaci¨®n de t¨ªtulos del Grand Slam protagonizada por leyendas como Rod Laver, Roy Emerson, Bjorn Borg, Jimmy Connors, John McEnroe y, en la actualidad, Pete Sampras y Andre Agassi se acaba. Las nuevas generaciones nutrir¨¢n los palmar¨¦s, como en el pasado, como siempre, pero los nombres se ir¨¢n intercambiando. Parece imposible que se repitan los siete t¨ªtulos de Wimbledon o los 13 del Grand Slam que acumula Sampras, o incluso las siete coronas que figuran en el palmar¨¦s del de Las Vegas.
El tenis estadounidense no viv¨ªa una situaci¨®n igual desde que en 1968 se inici¨® la era Open
Un cuadro abierto
Ahora mismo, en el cuadro de Wimbledon s¨®lo figura un campe¨®n del torneo con el que ya nadie contaba: el holand¨¦s Richard Krajicek, ganador en 1996. Y entre los participantes que figuran en el cuadro masculino acumulan s¨®lo un t¨ªtulo m¨¢s de los grandes: Hewitt gan¨® el Open de EEUU el a?o pasado. Una situaci¨®n sustancialmente distinta a la que se produce en el cuadro femenino, donde s¨®lo tres de las 10 primeras cabezas de serie han sido eliminadas (Clijsters, 5?; Testud, 8?, y Farina, 10?). All¨ª todas las grandes siguen vivas: Venus y Serena Williams, Jennifer Capriati, Monica Seles, Justine Henin, Jelena Dokic y Amelie Mauresmo. Entre todas suman 18 Grand Slam.
Los hombres presentan un balance bien pobre, pero que deja el cuadro absolutamente abierto a cualquier especulaci¨®n. Sin embargo, la falta de grandes nombres no parece desanimar a los aficionados ingleses que no tienen reparos en permanecer horas y horas acampados junto a la puerta de Wimbledon para intentar comprar una entrada. Este fue el caso de tres amigas de entre 53 y 68 a?os, que pasaron 33 horas en la cola para acceder a una de las 2.000 entradas de la pista central, 1.000 de las pistas uno y dos, y 6.000 de acceso al recinto que se ponen a la venta cada d¨ªa.
Las tres, al igual que la mayor¨ªa de ingleses que llenan diariamente el All England Club, s¨®lo quer¨ªan ver ganar a su ¨ªdolo, el brit¨¢nico Tim Henman, sin importarles que sus familiares las trataran de 'locas' por someterse a tal tortura. Realmente, les ten¨ªa sin cuidado si quedaban o no tenistas estadounidenses, o si la mayor¨ªa de los cabezas de serie hab¨ªan sido ya eliminados. Todo esto pasar¨¢ a formar parte de la estad¨ªstica y servir¨¢ para ofrecer distintas perspectivas de un torneo que estudia hasta el ¨²ltimo detalle de su historia. Pero lo m¨¢s importante no es qui¨¦n va a ganar el torneo, sino que ser¨¢ Wimbledon el que har¨¢ grande y rico a su futuro campe¨®n. Por eso se le llama la catedral. Por eso se soportan e incluso se aprecian todas sus tradiciones. Por eso no importa que Pete Sampras y Andrea Agassi, que han participado en ocho de las 10 ¨²ltimas finales disputadas, ya no sigan en el torneo. Por eso todos quieren ganarlo.
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