Lo que no se ha hecho en Sevilla
El Consejo Europeo de Sevilla se ha celebrado casi tres a?os despu¨¦s de que otra cumbre de jefes de Estado y de Gobierno decidiera, en Tampere, c¨®mo ser¨ªa la pol¨ªtica com¨²n de inmigraci¨®n prevista por el Tratado de Amsterdam. Las conclusiones de Tampere sobre la puesta en marcha de esta pol¨ªtica integral de inmigraci¨®n ten¨ªan una l¨®gica y un orden: criterios comunes para la reagrupaci¨®n familiar; un marco com¨²n europeo de derechos y deberes de los ciudadanos de terceros pa¨ªses que facilitase su integraci¨®n; una normativa com¨²n para la entrada legal de inmigrantes; gesti¨®n com¨²n de los flujos migratorios con los pa¨ªses de origen de la inmigraci¨®n, introduciendo la idea de codesarrollo; lucha contra el tr¨¢fico de personas, y lucha contra la inmigraci¨®n ilegal.
En estos tres a?os, la Comisi¨®n Europea ha presentado propuestas legislativas e iniciativas pol¨ªticas para la puesta en marcha de todos y cada uno de estos elementos de la pol¨ªtica europea de inmigraci¨®n. Los Estados miembros no han sido capaces de adoptar ninguna de estas propuestas. No s¨®lo esto. La mayor¨ªa de los gobiernos (especialmente los nuevos gobiernos de la derecha) han puesto o est¨¢n poniendo en marcha pol¨ªticas nacionales de inmigraci¨®n, claramente divergentes de los objetivos de Tampere, aunque alguno, como el Gobierno espa?ol, diga que lo hace para cumplir con los criterios europeos.
La presidencia espa?ola, consciente de que ¨¦ste era un terreno dif¨ªcil de transitar, no lo incluy¨® entre sus prioridades. Lo incorpor¨® ante la cumbre de Sevilla en los t¨¦rminos que le parecieron m¨¢s acordes con el momento. Abandon¨® la visi¨®n global de la gesti¨®n de flujos migratorios a cambio de propuestas de corto alcance centradas en la lucha contra la inmigraci¨®n ilegal, aunque, al final, el Consejo tuvo que reconocer la necesidad de adoptar las propuestas previstas desde Tampere, lo que a estas alturas es m¨¢s bien una triste declaraci¨®n de impotencia que un paso adelante.
En las conclusiones de la presidencia no hay nada especialmente nuevo, pero se ha invertido la l¨®gica del proceso de un modo peligroso. Se pide al Consejo de Justicia e Interior, ¨®rgano competente para hacerlo, que apruebe las propuestas en curso sobre reagrupaci¨®n familiar y el estatuto de residentes de larga duraci¨®n, instrumento de integraci¨®n pensado para incorporar a los inmigrantes a la ciudadan¨ªa europea. No se va m¨¢s all¨¢ en los objetivos de integraci¨®n y estos objetivos figuran ahora en ¨²ltimo lugar.
Antes se aborda la relaci¨®n con los pa¨ªses de origen de la inmigraci¨®n. La presidencia se vio obligada a dar marcha atr¨¢s en su anunciado castigo a los pa¨ªses que no hagan lo que se espera de ellos. Aunque se pone el ¨¦nfasis en las medidas de control de fronteras y los acuerdos de readmisi¨®n, ¨¦stas se desvinculan claramente de ellos, los objetivos de cooperaci¨®n al desarrollo, y se recupera la idea de una pol¨ªtica de cogesti¨®n de flujos migratorios en el sentido de las conclusiones de Tampere. A todo esto, proyectos concretos ya definidos, como el plan de acci¨®n de la UE con Marruecos, no han avanzado durante estos meses. En cambio, las amenazas de la presidencia espa?ola, hoy retiradas, han hecho la herida entre nuestros dos pa¨ªses si cabe m¨¢s profunda.
La lucha contra la inmigraci¨®n ilegal pasa a ser la primera prioridad de la pol¨ªtica europea de inmigraci¨®n y no la consecuencia l¨®gica de una pol¨ªtica coherente de inmigraci¨®n que debe defenderse. Aparte de medidas elementales de cooperaci¨®n en la gesti¨®n de fronteras exteriores, m¨¢s bien de tipo burocr¨¢tico, se abordan tres cuestiones. La repatriaci¨®n, la gesti¨®n coordinada e integrada de las fronteras exteriores, y la lucha contra el tr¨¢fico de personas. Sobre la primera cabr¨ªa preguntarse por qu¨¦ los Estados miembros, teniendo competencias plenas y siendo ¨¦ste un terreno en el que la cooperaci¨®n a escala europea no aporta gran cosa, no est¨¢n ejerciendo sus responsabilidades. Habr¨ªa que ver tambi¨¦n si piensan estudiar en serio medidas incluidas en el Libro Verde de la Comisi¨®n como la repatriaci¨®n voluntaria asistida, o si el salto a la escala europea est¨¢ s¨®lo marcado por la petici¨®n de un 'informe sobre la eficacia de los recursos financieros disponibles a escala comunitaria para la repatriaci¨®n de inmigrantes y solicitantes de asilo'. Sobre la gesti¨®n de fronteras exteriores, nos hemos quedado sin saber si el Consejo est¨¢ a favor o no de la creaci¨®n de la polic¨ªa europea de fronteras propuesta por la Comisi¨®n para fortalecer el espacio de libre circulaci¨®n interior, ayudar a los pa¨ªses de la ampliaci¨®n a cumplir sus obligaciones y a gestionar la entrada de inmigrantes. La referencia al tr¨¢fico de personas y a las sanciones a la ayuda a la entrada y estancia irregular en la declaraci¨®n de Sevilla es otra declaraci¨®n de impotencia. La directiva contra la trata de seres humanos, en discusi¨®n hace meses, no est¨¢ aprobada. Se adoptaron en cambio medidas contra la entrada y la estancia irregular, que no distinguen entre actividad lucrativa y ayuda movida por la compasi¨®n que no han tenido ninguna consecuencia pr¨¢ctica. Son un ejemplo de lo que sucede desde Tampere: las propuestas de la Comisi¨®n para desarrollar una pol¨ªtica global y coherente de inmigraci¨®n se dejan de lado, y se adoptan en cambio pedazos de legislaci¨®n sobre lo que alg¨²n ministro o presidencia de turno considera en un momento dado su tema estrella, con efectos normalmente nulos. Esto es posible porque el Tratado de Amsterdam da a los Estados miembros capacidad de iniciativa legislativa junto con la Comisi¨®n en materias de justicia e interior. La Convenci¨®n debe resolver esto en favor del ya probado m¨¦todo comunitario.
Pero lo m¨¢s importante es lo que no se ha hecho en Sevilla. Ha dejado de hablarse de las normas comunes para la inmigraci¨®n por razones econ¨®micas. No es que esta cuesti¨®n haya sido relegada, es que no figura entre los objetivos. Saltarse este eslab¨®n de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n europea es grave: en un mercado ¨²nico, en un espacio sin fronteras interiores, la inexistencia de una pol¨ªtica proactiva y global de inmigraci¨®n, que establezca canales de entrada legal adaptados a las necesidades de un mercado de trabajo y una sociedad del siglo veintiuno, lleva necesariamente a debilitar las dem¨¢s medidas adoptadas. La combinaci¨®n de declaraciones fuertes sobre el control de fronteras con pol¨ªticas d¨¦biles de gesti¨®n de los flujos migratorios nos llevar¨¢ a incrementar la inmigraci¨®n ilegal. El efecto llamada est¨¢ en la oferta de empleo, aunque ¨¦ste sea irregular.
La presidencia espa?ola ha abordado el tema de la inmigraci¨®n tarde y mal. Constatada la imposibilidad de plasmar en propuestas concretas las declaraciones altisonantes, ha tenido que volver al proceso previsto en Tampere para desarrollar la pol¨ªtica europea de inmigraci¨®n. Pero se nota que ha sido sin ganas, dej¨¢ndose cosas por el camino y alterando la l¨®gica de los acuerdos all¨ª tomados. Habr¨¢ que seguir trabajando por una verdadera pol¨ªtica europea de inmigraci¨®n global y equilibrada.
Anna Terr¨®n i Cus¨ª es eurodiputada socialista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.