Dos huelgas generales, al menos...
En raz¨®n de querer conocer hechos que usualmente estudio sobre el terreno, me dediqu¨¦ a recorrer todo el Eixample barcelon¨¦s y parte del Vall¨¨s entre las 7.30 y las 14.00 del d¨ªa 20-J. El tr¨¢fico era ostensiblemente menor que en un domingo, los establecimientos abiertos eran muchos bares, peque?os restaurantes y panader¨ªas, bastantes de ellos con la persiana entrebajada y un par de clientes apenas en la barra. Los escasos establecimientos de otro tipo abiertos tampoco ten¨ªan mucha clientela. El resto, todo cerrado.
S¨®lo hab¨ªa una excepci¨®n: un gran almac¨¦n de la plaza de Catalunya de Barcelona ante el cual hab¨ªa muchas personas de piquete y bastante polic¨ªa. Pero a las 13.00 horas ese gran almac¨¦n hab¨ªa cerrado. A las 15.00 horas una conocida cadena televisiva dijo lo siguiente sobre Barcelona: 'En el centro de la ciudad la mayor¨ªa de los establecimientos est¨¢n abiertos, entre ellos el Gran X [el mismo al que me refiero], siendo el tr¨¢fico el de un s¨¢bado por la ma?ana'.
Tambi¨¦n particip¨¦ en la manifestaci¨®n de las 18.00 en el paseo de Gr¨¤cia. S¨¦ contar estas cosas y la multitud congregada superaba bien las 400.000 personas. La Delegaci¨®n del Gobierno en Catalu?a dio la cifra de 15.000. Tambi¨¦n se?al¨® un seguimiento de la huelga del 19% frente al 84% indicado por los sindicatos. Se pueden hacer muchas consideraciones en torno a lo que acabo de describir, pero voy a limitarme a dos de gran relieve en Catalu?a. La primera consideraci¨®n es que se sabe que los grandes acontecimientos sociales hoy son reales en una doble dimensi¨®n: la de los hechos materiales y la medi¨¢tica. Los actos terroristas, las mismas guerras, el hambre, los desastres naturales, lo son mucho m¨¢s porque los vemos en televisi¨®n. Pero por lo visto hay quien cree que la segunda dimensi¨®n puede sustituir, cambiar y hasta anular la primera.
Los m¨¢s de 1,5 millones de personas que hicieron huelga en Catalu?a -y otros tantos si contamos sus familias- saben perfectamente que no trabajaron ese d¨ªa. Los m¨¢s de 400.000 que fueron a la manifestaci¨®n -quiz¨¢ hasta un mill¨®n contando sus familias y sus amigos- saben el d¨ªa siguiente que los participantes en ese acto eran muchos m¨¢s de 15.000. Todos estos millones no pueden menos de pensar que se les est¨¢ tomando solemnemente el pelo, que se les est¨¢ tratando de tontos, y por ello es presumible que tengan un considerable enfado.
Lo que ha pasado con la informaci¨®n de la huelga demuestra que el Gobierno ten¨ªa decidido antes de los hechos cu¨¢l ser¨ªa la evaluaci¨®n cuantitativa que har¨ªa de la huelga, con un absoluto desprecio por los hechos y las personas. Para empezar, su 19% ?se refiere a los asalariados, a la poblaci¨®n activa (asalariados y no asalariados), a los ciudadanos en edad de votar? Les brindo esta ¨²ltima posibilidad para salvar un poco la cara. Alguien que vive en Barcelona puede llegar a pensar que lo que le dicen de Sevilla, Valencia o Madrid se aproxima a la verdad porque no lo ve. Pero cuando le cuentan lo que supuestamente est¨¢ pasando debajo de su balc¨®n y constata con sus ojos la voluminosa mentira que le quieren hacer tragar, tiene que concluir que lo mismo tiene que valer para el resto de Espa?a y que por tanto le est¨¢n mintiendo en toda la l¨ªnea. Cuando a quien gobierna no le basta con trucar o manipular, sino que miente tan descaradamente es que est¨¢ nervioso y en posici¨®n d¨¦bil, exactamente igual que pasa en la vida privada de las personas.
Por tanto, estamos ante un Gobierno que ha entrado en crisis, aunque siga rodeado de fastos. La segunda consideraci¨®n es que un evento de tal envergadura como la huelga general del 20 de junio necesariamente va a cambiar cosas. Algunos medios de comunicaci¨®n corren el riesgo cierto de perder audiencia, porque a la gente no le gusta que le tomen el pelo, ni a cambio de grandes Operaciones..., a menos que en el pr¨®ximo futuro no dediquen un cierto esfuerzo al respeto de los hechos objetivos. (Al respecto, ol¨¦ por los informativos de TV-3 y por alguna cadena de radio privada cuyo nombre no menciono porque no se crea que estoy haciendo publicidad).
El Gobierno de la Generalitat ya se ha desmarcado del PP en su evaluaci¨®n de la huelga, pero tendr¨¢ que hacerlo en la poshuelga si quiere ser cre¨ªble, presionando para corregir la ley. Esto puede costarle alg¨²n disgusto en el Gobierno de Catalu?a.
Creo que los sindicatos han obtenido, al menos en Catalu?a, m¨¢s de lo que esperaban. Pero visto lo visto, queda todo por hacer. Es decir, estar¨¢n obligados a defender a los despedidos y a los parados oficina del Inem por oficina, empresa por empresa y sector por sector. ?D¨®nde? Quiz¨¢ en la pr¨®xima negociaci¨®n de convenios, visto que la patronal tambi¨¦n se pone los anteojos del Gobierno para observar las huelgas.
Los socialistas y la izquierda en general se pueden beneficiar de la torpeza pol¨ªtica del actual Ejecutivo, pero sin olvidar que la gente tiene memoria y recuerda que despu¨¦s de la huelga general de 1994 el decreto de entonces sigui¨® impoluto su curso. Quiz¨¢ quien m¨¢s deber¨ªa tomar nota tendr¨ªa que ser el propio Gobierno, puesto que hay otro evento en el que no resulta f¨¢cil presionar ni manipular a estas alturas, que son los votos que el ciudadano introduce en la urna. La huelga general que han vivido muchos ciudadanos es un hecho importante no s¨®lo en lo laboral, sino tambi¨¦n en lo pol¨ªtico y en lo moral. No se puede olvidar que se ha producido, ni intentar llevar a cabo un lavado de memoria colectivo. Eso sencillamente es inmoral porque lo m¨¢s importante de todo es que hab¨ªa much¨ªsima gente convencida de hacer huelga. Tanta que hasta los establecimientos que abrieron se encontraron con la amarga sorpresa de poder vender muy poco. La gente que hace una huelga general, que pierde su salario, no recibe de buen grado que se le ningunee. Los que han hecho esta huelga general van a querer que su actuaci¨®n, que ha sido costosa, se tenga en cuenta. Estos son los de la huelga general que todo mundo ha visto. Luego est¨¢ la otra huelga, que s¨®lo ha sido observada por el Gobierno y ciertos medios de comunicaci¨®n. ?No ser¨¢ que tienen los mismos ojeadores? ?Habr¨¢ alguien que haya visto una tercera huelga general?
Fausto Migu¨¦lez es decano de la Facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa en la UAB.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.