Antiterrorismo
De existir un efecto positivo de los atentados del 11-S, ¨¦ste fue la toma de conciencia casi generalizada de que por encima de sus caracter¨ªsticas sociol¨®gicas y doctrinales, el recurso al terrorismo singularizaba a una serie de movimientos pol¨ªticos, haciendo ver que constitu¨ªan una seria amenaza, no s¨®lo para los pa¨ªses donde ejerc¨ªan sus acciones, sino para la convivencia y la democracia a escala mundial. (Es preciso introducir el 'casi', ya que a pesar de todo la prensa norteamericana, que debiera ser en principio sensible al tema, sigue mencionando a ETA como 'grupo separatista', igual que hiciera durante a?os Le Monde). Como consecuencia, a unas organizaciones terroristas que act¨²an en el marco de la globalizaci¨®n ha de responder una coordinaci¨®n internacional a todos los niveles para la lucha contra las mismas. Hasta aqu¨ª, Bush y Aznar tienen raz¨®n.
El problema reside en el alcance que se est¨¢ dando al 'antiterrorismo' en el mundo occidental, y que va mucho m¨¢s all¨¢ de la voluntad de ejercer todas las actuaciones compatibles con el Estado de derecho contra este tipo de organizaciones subversivas, tanto si se trata de Al Qaeda o de Ham¨¢s, de ETA o de los independentistas corsos. 'Antiterrorismo' se est¨¢ convirtiendo en un mantra, en la f¨®rmula m¨¢gica utilizada para justificar todo tipo de retrocesos en el campo del respeto de los derechos humanos y, en general, para imponer un conservadurismo puro y duro en la pol¨ªtica internacional. Con el 'antiterrorismo' en los labios, los pa¨ªses occidentales se ven en condiciones de prescindir con buena conciencia del examen de la justicia o de la injusticia de las situaciones, del papel desempe?ado por su pol¨ªtica econ¨®mica en la g¨¦nesis de la violencia en el Tercer Mundo e incluso pueden justificar su propio terrorismo al servicio del bien, planeando asesinatos pol¨ªticos como hace Bush o simplemente poni¨¦ndolo en pr¨¢ctica, caso de Ariel Sharon.
Tienen lugar de este modo la confusi¨®n entre el pertinente rechazo de las formas de acci¨®n terrorista y la calificaci¨®n de las situaciones pol¨ªticas. Ahora que vuelven a estar de actualidad temas como el terror y la tortura en la guerra de Argelia, resulta ¨²til evocar los efectos perversos de la adopci¨®n de pr¨¢cticas terroristas sobre base nacional-religiosa en la Argelia de los a?os cincuenta, lo mismo que en la Palestina actual. Ahora bien, esa valoraci¨®n negativa no ha de impedir el reconocimiento de que tanto entonces a Argelia como ahora a Palestina les asist¨ªa y asiste pleno derecho a la independencia frente a una ocupaci¨®n exterior, caracterizada adem¨¢s por actos de barbarie represiva a cargo de Francia y de Israel, respectivamente. M¨¢s a¨²n, en el segundo caso resulta imprescindible poner por delante que es la pol¨ªtica de Estado de Israel la primera responsable de cuanto ocurre. Pasarlo todo por el tamiz del 'antiterrorismo', como hacen tantos norteamericanos siguiendo a su presidente, y aqu¨ª sus imitadores, s¨®lo sirve para producir una distorsi¨®n radical en el enfoque del problema, tomando partido por quien crea y mantiene la violaci¨®n de los derechos humanos y de la legalidad internacional.
Al mismo tiempo, el s¨ªndrome del 'antiterrorismo' est¨¢ generando una atm¨®sfera irrespirable en Norteam¨¦rica y en Europa, un tanto al modo de la histeria de inseguridad que mostr¨® Fritz Lang en su cl¨¢sico sobre el vampiro de D¨¹sseldorf. Todo se justifica por el 'antiterrorismo', y en primer t¨¦rmino, una actitud cada vez m¨¢s intransigente hacia el otro y con tanta o mayor intensidad cuanto menores son los resultados de la lucha efectiva contra Al Qaeda y su aliados. La exageraci¨®n de los peligros aportados por agentes del mal de apariencia insignificante y la insistencia en considerar que la premisa de la soluci¨®n reside en maximizar el uso de la fuerza, son los s¨ªntomas de ese imperio del miedo que se ha instalado en Estados Unidos a partir del 11-S. Y en nombre del 'antiterrorismo' est¨¢n impulsando entre nostros Aznar y Berlusconi sus preocupantes derivas autoritarias. De ver en la eliminaci¨®n del terrorismo un componente imprescindible de la pol¨ªtica democr¨¢tica se ha pasado a una actitud de crispaci¨®n, favorable para el sacrificio de los valores democr¨¢ticos y del respeto al pluralismo.
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