Han hecho un pan como una torta

Pat¨¦tico y rid¨ªculo. Ese es el papel¨®n que, por m¨¢s que les pese, han hecho conjuntamente en las Cortes el PP y el PSPV a prop¨®sito del estatuto que prev¨¦ una suerte de chollo, prebenda o privilegio vitalicio para los ex presidentes de la Generalitat. Pero en su fuero interno, los responsables de este engendro legal e institucional quiz¨¢ piensan, como dicen, haber cumplido con su obligaci¨®n y que el abrumador rechazo suscitado en la calle hay que endos¨¢rselo, como tambi¨¦n proclaman, a la 'demagogia f¨¢cil' de los medios de comunicaci¨®n. Incluso podemos sospechar que se sienten afligidos por el severo juicio que asimismo ha merecido su compromiso in extremis de envainarse parcialmente la demas¨ªa y reducir a 15 a?os la percepci¨®n del bot¨ªn a los Molt Honorables que hayan ejercido cuanto menos una legislatura.

Ignoro si con el verano de por medio podr¨¢ madurarse una rectificaci¨®n sensata que permita aplicar el citado estatuto en circunstancias tales que los eventuales beneficiarios no se sientan compelidos a la renuncia, so pena de convertirse personalmente en piedra de esc¨¢ndalo. El actual presidente, Eduardo Zaplana, ya tiene dicho -o as¨ª se ha publicado- que no optar¨¢ al momio, y Joan Lerma es dudoso que mancille su hoja de servicios cediendo a esta tentaci¨®n por m¨¢s bendecida que haya estado en ese hemiciclo de diputados palmeros, con las consabidas y dignas excepciones de izquierda renuentes y contrarias a la trapisonda. ?Acaso el candidato socialista Joan Pla le har¨ªa ascos? No, si es coherente consigo mismo. Pero ser¨ªa prodigioso que llegara a verse en ese trance.

Conocida la opini¨®n p¨²blica y publicada acerca de este episodio desde el mismo momento en que trascendieron sus entretelas econ¨®micas, as¨ª como los vientos contestatarios levantados en el seno del partido socialista, me parecen singularmente llamativos dos aspectos. El primero de ellos, y el menos sorprendente, es la obsecuente y un¨¢nime aceptaci¨®n del ventajoso estatuto por parte de la derecha. Para este frente, nada m¨¢s normal que ofrendar un retiro de oro a sus l¨ªderes. En el PP no se ha o¨ªdo el menor chirrido cr¨ªtico. Incluso celebran con pitorreo la habilidad de su l¨ªder para encelar a Pla con tan infausto acuerdo, como si aqu¨¦l estuviese persuadido de que el coste pol¨ªtico iba a recaer por entero sobre los socialistas, tal cual ha sido.

Por lo contrario, y es otro aspecto, no se entiende bien o no se entiende nada, c¨®mo Pla no ha pulsado oportunamente la sensibilidad de sus propias gentes o el criterio de las cabezas mejor amuebladas y avisadas del PSPV, en su mayor¨ªa mortificadas por lo que consideran una pifia descomunal. O quiz¨¢ consult¨® a quien no debiera, vaya usted a saber. En todo caso, tiempo sobrado ha tenido para pulsar opiniones. En su descargo solo puede aducirse que casi todo el mariachi parlamentario de su cuerda es reo del mismo pecado. Por disciplina, ya se sabe. A estas horas, sin embargo, no son pocos los cofrades que, sin recato, sugieren que su l¨ªder acuda debidamente tutelado para futuros encuentros con el actual presidente a fin de que no confunda haber ido por lana cuando en realidad ha salido trasquilado.

Otro asunto muy distinto, aunque simult¨¢neo, ha sido la recomposici¨®n del Consell Valenci¨¤ de Cultura. Aqu¨ª, poco o nada puede objet¨¢rsele a los socialistas. Han jugado sus cartas en consonancia con sus moderadas preferencias y, a la postre, el ¨²nico gesto que hubiese puesto un timbre de gloria a su proceder es -remedando a Groucho Marx- haberse negado a participar en un club donde admiten a personajes como ciertos de los propuestos por el PP. A mayor abundamiento, si antes se objet¨® al obispo Jos¨¦ Sanus o a la compositora Matilde Salvador. Alg¨²n d¨ªa aflorar¨¢ la verdad de este agravio, si se ha producido.

En contrapartida, no es del todo desde?able que el PP se delate y nos exhiba su indigencia intelectual, aunque ello suponga en alg¨²n caso una patada a la ingle de los dem¨®cratas valencianos. M¨¢s alarmante -y jocoso- es imaginar qu¨¦ trasgos exhumar¨¢n los populares cuando hayan de realizar al pr¨®ximo relevo. Claro que para entonces quiz¨¢ no exista el CVC y probablemente ser¨¢ otro, m¨¢s aguerrido, el PSPV.