RTVV
Hombres de poca fe, son paladines de la gesti¨®n privada pero se garantizan generosos sueldos p¨²blicos que ninguna empresa les habr¨ªa pagado por m¨¦ritos profesionales. Encandilados con esa manera tan 'liberal' de dirigir sociedades que donde declaran beneficios quer¨ªan decir trampas contables y agujeros; tan 'liberal', que se indemniza a los culpables del fiasco con lo que se ahorra en salarios de tramitaci¨®n de los trabajadores 'excedentes'.
Bonita empanada. Y ahora vamos (van) a dirigir privadamente RTVV (pese a que ya funciona como un cortijo particular, tipo patio de mi casa) como si la primera empresa de comunicaci¨®n del pa¨ªs fuera una f¨¢brica de persianas y no un instrumento fundamental en el desarrollo y transmisi¨®n de los valores sociales.
Ya nos lo hab¨ªan anunciado, es cierto, desde el programa electoral del PP. Quien sorprendi¨® al principio afirmando que la privatizaci¨®n era una propuesta digna de 'detenido estudio' fue el partido socialista, que as¨ª nadaba entre dos aguas: mientras en las Cortes solicitaban la creaci¨®n de un Consejo del Audiovisual, el secretario general no dec¨ªa ni si ni no, sino todo lo contrario. Tambi¨¦n es curioso que tal Consejo sea rechazado por el PP como la encarnaci¨®n del mal, pas¨¢ndose por la entrepierna todas las iniciativas, propuestas y recomendaciones comunitarias y la exitosa experiencia en otros lugares. ?C¨®mo que censuran los organismos reguladores, independientes de los gobiernos? ?Es m¨¢s libre y neutral el Telenoticies que la BBC? Anda ya.
Como parte de la colecci¨®n de destarifos, el director general del Ente sostiene que no hay problema econ¨®mico, aunque sus patrocinadores no se lo deben de creer, pues si as¨ª fuera le dar¨ªan una medalla en vez de anunciar su cese inminente. Y en cuanto a la otra parte contratante, tanto mejor que al final no caiga en la trampa. Las deudas y la mala administraci¨®n invalidan a sus responsables, pero no deben ser causa para renunciar definitivamente a una radiotelevisi¨®n p¨²blica digna. Avalar un paso m¨¢s hacia la enajenaci¨®n ser¨ªa otra zancada al borde del abismo, la rendici¨®n pol¨ªtica, la dimisi¨®n ciudadana: la muestra de uno de nuestros m¨¢s estrepitosos fracasos colectivos.
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