Impunidad, inmunidad
Otro de los aspectos de la putrefacci¨®n de la democracia en Occidente est¨¢ en el crecimiento de las inmunidades, que se convierten hasta en impunidades, como dicta ahora Estados Unidos para sus soldados, de los que conocemos brutalidades en sus guerras que no les hacen diferentes de los dem¨¢s. Ning¨²n pa¨ªs puede tirar la primera piedra, aunque las tiren. Las conquistas democr¨¢ticas se van convirtiendo en lo contrario de aquello para lo que se hicieron. Se trataba de defender a los delegados del pueblo frente a los arbitrios judiciales de las castas superiores, del 'ancien r¨¦gime'. Como la libertad de prensa y de expresi¨®n: intentaba que se pudieran descubrir las trampas de los poderes y los vicios de la pol¨ªtica. De c¨®mo esto ha ido cambi¨¢ndose de forma que las inmunidades hayan ido a cubrir a los poderosos -aqu¨ª el Rey la tiene de una manera absoluta- y que los representantes del pueblo no existan m¨¢s que en listas ¨²nicas y cerradas hay acontecimientos hist¨®ricos que abarcan el mundo entero.
Ahora se temen menos las dictaduras de asalto al poder que otras que llevan el nombre de democracia. Se puede hablar del 'antiguo r¨¦gimen' en el sentido de que ya no es la aristocracia en s¨ª misma, en su incre¨ªble sangre azul, la que ejerce este poder, sino la nueva aristocracia de las empresas hereditarias. Algunos de los que salen ahora a la luz p¨²blica como posibles responsables de altos delitos econ¨®micos -altos por la cantidad de dinero que mueven- tienen apellidos ilustres en la historia econ¨®mica de Espa?a: y, desde luego, de EE UU, como si quisieran extender la idea marxista de que el capitalismo se destruir¨¢ a s¨ª mismo por sus propias contradicciones.
Algunos han desbordado la inmunidad o impunidad que dan las nuevas leyes que van haciendo los Gobiernos cuyos partidos o candidatos han sido subvencionados: ten¨ªan m¨¢s prisa, o menos ganas de esperar. La forma de amasar el dinero siempre parece demasiado lenta a quien la trabaja. Las facilidades que da la historia para 'la explotaci¨®n del hombre por el hombre' se han tergiversado: ahora que el hombre est¨¢ barat¨ªsimo, y aun los servidores pol¨ªticos le van quitando poco a poco sus conquistas, ni siquiera hace falta.
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