Arafat 'limpia' la polic¨ªa palestina de todos sus posibles rivales
Las purgas en las fuerzas de seguridad desatan una gran tormenta pol¨ªtica en los territorios
Yasir Arafat caer¨¢ en un plazo de seis meses. ?sta es la conclusi¨®n a que ha llegado el Estado Mayor del Ej¨¦rcito de Israel, seg¨²n aseguraba ayer el peri¨®dico Haaretz, que, citando fuentes militares, a?ade que el derrocamiento del presidente estar¨¢ provocado por las 'nuevas generaciones' palestinas, que mucho m¨¢s pragm¨¢ticas desplazar¨¢n al venerable l¨ªder de la c¨²pula dirigente y tratar¨¢n de llegar a un compromiso con los israel¨ªes.
Los vaticinios catastrofistas sobre Arafat se fundamentan en la crisis en la que se halla la Autoridad Palestina desde hace tres semanas por las reformas emprendidas en las fuerzas de seguridad, compuestas por m¨¢s de 30.000 hombres y distribuidas en una docena de organizaciones. Yasir Arafat, que no se ha sustra¨ªdo a las presiones de la Casa Blanca que reclaman la reunificaci¨®n de las fuerzas policiales bajo un ¨²nico mando, inici¨® hace un mes la reestructuraci¨®n de las fuerzas con el nombramiento de un ministro del Interior, el general Abdek Razel al Yahie, de 73 a?os, un hombre de su absoluta confianza, miembro destacado de las 'viejas generaciones' formadas en el exilio de T¨²nez. El paso siguiente ha consistido en destituir uno a uno a los principales mandos policiales, verdaderos caciques militares, la mayor¨ªa de los cuales aspiraba a poder reemplazar un d¨ªa a Arafat.
El primero en caer fue el coronel Mohamed Dahlan, portaestandarte de la 'joven guardia', jefe de la Seguridad Preventiva de Gaza, que prefiri¨® formalmente presentar su cese antes que sentirse expulsado. Hab¨ªa acometido un ¨²nico error: ser ambicioso. Dhalan aspiraba a convertirse en el delf¨ªn de Arafat, y contaba para ello con el apoyo del asesor del presidente, Abu Rudeima, y de la Casa Blanca. Ahora, simplemente ans¨ªa continuar teniendo un cierto protagonismo pol¨ªtico, quiz¨¢ como diputado en las pr¨®ximas elecciones.
Con Dahlan cay¨® el general de brigada Razi Jabali, responsable de la Polic¨ªa Civil de Cisjordania y Gaza, y de un verdadero ej¨¦rcito compuesto por 12.000 hombres, sobre el que desde hace a?os pesa una orden de b¨²squeda y captura israel¨ª, que le impide moverse de la franja de Gaza. Jabali cay¨® en medio de la alegr¨ªa popular de los fundamentalistas de Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica, que desde hace a?os ven¨ªan consider¨¢ndole su peor verdugo. El cese de Dahlan no fue improvisado, ya que en diversas ocasiones Arafat hab¨ªa tratado de deshacerse de ¨¦l, ofreci¨¦ndole incluso la Embajada de Rusia. Jabali se presentar¨¢ como candidato a las presidenciales.
Los cambios policiales en Gaza culminaron con la destituci¨®n del responsable de la Defensa Civil, Mahmud Abu Marzuk, un hombre gris del que se desconocen sus ambiciones pol¨ªticas. Su salida fue tan silenciosa como su llegada. Fue el contrapunto de la tormenta policial provocada por la destituci¨®n del coronel Jibril Rajoub, el jefe de la Seguridad Preventiva de Cisjordania, un hombre influyente y peligroso cuyo cese ha generado una verdadera tempestad policial y que amenaza con tambalear al propio Arafat. Rajoub quiere ser el nuevo Arafat.En pleno enfrentamiento Rajoub-Arafat se anunciaba el domingo otra destituci¨®n importante: el general de Brigada Tawfiq Terawi, el segundo de los Servicios Generales de Inteligencia. La destituci¨®n de Tawfiq Tirawi, un gesto de buena voluntad de Arafat hacia Israel, que lo acusa de inspirar ataques terroristas, aseguran que fue frenado ayer a ¨²ltima hora de la noche por su superior, el poderos¨ªsimo Al Hindi, un hombre estrechamente vinculado con la CIA. Su cuartel de cemento, cristal y m¨¢rmol, en una de las zonas m¨¢s deprimidas de Gaza, es una muestra clara de su poder¨ªo. Ni una sola bala israel¨ª ha alcanzado este edificio.En medios pol¨ªticos aseguran que la purga de Arafat a¨²n no ha acabado. Nadie sabe, sin embargo, si podr¨¢ detenerse a tiempo o acabar¨¢ provocando su suicidio pol¨ªtico.
Una boda despu¨¦s de 13 intentos
'Hoy es el d¨ªa de mi boda y quiero morir', aseguraba el domingo Jala Abu Ajamia, en el campo de refugiados palestinos de Bel¨¦n, al norte de Tel Aviv. Tiene 16 a?os, y su boda con su primo, Nader al-Masri, un carpintero 11 a?os mayor, ha sido aplazada varias veces por la familia a la espera de que el cerco israel¨ª a las ciudades palestinas se suavizara, seg¨²n informa Associated Press. Todo result¨® en vano. M¨¢s de la mitad de los 50 invitados no pudieron llegar a la celebraci¨®n. Pocos son los palestinos que se atreven a abandonar su casa durante el toque de queda, en vigor desde hace un mes y que puede durar d¨ªas sin interrupci¨®n. Les est¨¢ prohibido transitar entre ciudades sin un permiso especial. 'Desde que los israel¨ªes ocupan este lugar, todo ha cambiado', lamentaba la novia, entristecida. La fiesta, un ritual que suele convocar a centares de amigos y familiares, se celebr¨® casi en secreto en un peque?o local decorado con globos y una inmensa foto del padre fallecido de la novia; sin comida ni apenas bebidas, porque las tiendas que no hab¨ªan agotado sus reservas estaban cerradas; sin oro ni dinero, los regalos tradicionales, porque la mayor¨ªa de los invitados, en paro, han visto menguar sus ahorros desde que el Gobierno israel¨ª impusiera un bloqueo a los territorios ocupados En la calle, el padre del novio permanec¨ªa alerta ante los tanques que patrullan por las calles polvorientas de Bel¨¦n.
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