UE-Am¨¦rica Latina y Caribe: diez ¨¢reas para trabajar juntos
El autor cree que el semestre de presidencia espa?ola de la UE ha abierto un enorme potencial para el trabajo conjunto entre la UE y Am¨¦rica Latina.
Ha culminado el periodo de la presidencia espa?ola en la Uni¨®n Europea y nosotros los chilenos tenemos un alto reconocimiento por lo ocurrido en este semestre. En la lista de logros queda, por cierto, la suscripci¨®n del Acuerdo de Chile con la Europa de los Quince, de lo cual estamos muy satisfechos.
Pero tambi¨¦n queda como saldo la realizaci¨®n de la II Cumbre Uni¨®n Europea-Am¨¦rica Latina y Caribe, la cual debemos analizar no s¨®lo teniendo como referencia las situaciones de coyuntura, sino las tendencias y las constantes en las cuales se sustentan los v¨ªnculos bilaterales. Del periodo que termina emergen lineamientos estrat¨¦gicos, en medio de un tiempo de turbulencias que reclama precisamente tener claras las metas de largo plazo y no perder el rumbo en nuestra marcha com¨²n.
'Hoy, como siempre, ning¨²n mecanismo autom¨¢tico reducir¨¢ las desigualdades'.
'Los latinoamericanos necesitamos alcanzar la cohesi¨®n social lograda por Europa'.
El de mayo de 2002 fue el segundo di¨¢logo entre las dos regiones a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. Sin embargo, ha sido el primero en el siglo XXI y el primer encuentro adem¨¢s despu¨¦s de los actos terroristas contra las Torres Gemelas, con todo el impacto que ello trajo a la reformulaci¨®n de la seguridad global.
No cabe duda de que entre la cita de R¨ªo de Janeiro de 1999 y la cumbre de Madrid hubo mucho m¨¢s que esos tres a?os de por medio. El mundo tom¨® conciencia, desde m¨²ltiples perspectivas, sobre la presencia de la globalizaci¨®n y la necesidad de darle un cauce, de buscar una globalizaci¨®n con rostro humano, para no borrar con el codo de la desigualdad lo escrito con la mano de la democracia.
No habr¨ªamos aprendido lo principal si acot¨¢ramos la mundializaci¨®n al juego de las fuerzas del mercado o de las constelaciones de poder. Lo que est¨¢ ocurriendo es mucho m¨¢s que eso, y la transfronterizaci¨®n ha tra¨ªdo problemas nuevos que reclaman la urgencia de pensar juntos.
Hoy, como siempre, ning¨²n mecanismo autom¨¢tico reducir¨¢ las desigualdades, la inestabilidad y las crisis que trae consigo la globalizaci¨®n. La globalizaci¨®n que apoyamos deber¨¢ tener normas e instituciones capaces de encausarla en sus distintos planos: comercial, financiero, tecnol¨®gico, jur¨ªdico, medioambiental, social, cultural. Si queremos llegar a ellas, nuestro deber es mantener la convicci¨®n en la capacidad de la pol¨ªtica global hoy emergente para dar conducci¨®n a la sociedad.
La agenda de la tarea com¨²n puede ordenarse de muchas maneras. Como lo expres¨¦ en Madrid, creo que es posible identificar diez ¨¢reas de trabajo donde hemos coincidido y podemos seguir actuando juntos. Estoy convencido de que, cuando vamos unidos, se nota la diferencia.
A mi juicio, las diez ¨¢reas para la concertaci¨®n pol¨ªtica entre la Uni¨®n Europea, por una parte, y Am¨¦rica Latina y Caribe, por otra, son las siguientes:
- pol¨ªticas de desarme,
- lucha contra el terrorismo,
- operaciones de paz de Naciones Unidas,
- pol¨ªticas para la liberaci¨®n y el fin del proteccionismo en el comercio internacional,
- apoyo al Tribunal Penal Internacional,
- defensa de los derechos humanos y la democracia,
- lucha contra el racismo, la xenofobia y otras formas de discriminaci¨®n,
- protecci¨®n del medio ambiente,
- combate contra el narcotr¨¢fico y el crimen transnacional organizado,
- desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico.
?stas son ¨¢reas en las cuales hoy tenemos la capacidad de coordinar acciones y de incrementar la cooperaci¨®n internacional. As¨ª lo hemos visto al abrir un di¨¢logo bilateral entre nuestras regiones en el seno de Naciones Unidas, en sus diversos organismos especializados, como tambi¨¦n en las entidades ligadas al desarrollo econ¨®mico mundial.
Europeos y latinoamericanos somos diferentes en muchos sentidos, pero compartimos visiones y ra¨ªces. La cultura nos habla de siglos donde reconocemos los or¨ªgenes de la identidad. Y ese marco hist¨®rico es una riqueza esencial para el di¨¢logo de hoy. Adem¨¢s de la cercan¨ªa en valores comunes, hay afinidad en nuestros sistemas pol¨ªticos, en lo que buscamos como sociedad y en nuestra pol¨ªtica exterior.
Nuestros pa¨ªses han coincidido en un tema tan relevante como el cambio clim¨¢tico. Somos las dos regiones del mundo que han impulsado con m¨¢s fuerza la promoci¨®n de la democracia y los derechos humanos.
Estoy convencido de que los latinoamericanos aspiramos y necesitamos alcanzar la cohesi¨®n social lograda por Europa. Es en esas dimensiones de lo concreto donde nuestras posiciones se han ido acercando y donde podemos desarrollar nuevas iniciativas que nos permitan mirar con confianza los desaf¨ªos del siglo XXI.
?se es el enorme potencial que nos deja este per¨ªodo de la Uni¨®n Europea bajo la presidencia de Espa?a. Los grandes cambios no ser¨¢n de la noche a la ma?ana. Requerir¨¢n tes¨®n, imaginaci¨®n pol¨ªtica, nuevas formas de construir gobernabilidad, participaci¨®n y equidad para los ciudadanos de uno y otro continente. Si las metas de trabajo est¨¢n claras, los resultados ir¨¢n construyendo nuevas confianzas. Son ¨¦stas las que permitir¨¢n a nuestras dos regiones tener respuestas comunes frente a las grandes cuestiones de nuestro tiempo.
Ricardo Lagos es presidente de Chile.
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