La toma cultural de la Alcazaba
El monumento almeriense acoge recorridos guiados y teatralizados
Marien no se quiere casar, y mucho menos con un candidato a esposo impuesto por sus padres en un matrimonio ama?ado. Ha decidido defender su concepci¨®n de la libertad y la independencia, aunque eso suponga vivir en una permanente renuncia de cara a los dem¨¢s. Por eso, desde hace tiempo, viste un traje de novia y se pasea por la Alcazaba almeriense actuando como si fuera tonta y dejando que todos crean que ha perdido la raz¨®n.
Pero Marien no est¨¢ loca y tampoco es tonta. ?se es su gran secreto. Marien s¨®lo interpreta un papel que le permite mantener la apuesta por su particular espacio de libertad. 'Si me ven pasear haci¨¦ndome la tonta y piensan que estoy loca ning¨²n padre me querr¨¢ para su hijo', explica para argumentar su forma de comportarse.
Nadie en la Alcazaba del siglo XI duda que la demencia de la joven. Pero hay otras gentes que s¨ª conocen de su impostura. Son las cientos de personas que cada fin de semana de est¨ªo visitan el recinto. Ante ellos Marien se sincera mientras ejerce de cicerone. Es un modo de acortar distancias entre los diez siglos que separan al trasunto de la joven mora y a los visitantes que en las noches de viernes y s¨¢bados inician una 'toma' pac¨ªfica y cultural del monumento m¨¢s emblem¨¢tico de Almer¨ªa.
Con los cinco sentidos es el nombre con el que, un verano m¨¢s, la Delegaci¨®n Provincial de Cultura organiza recorridos nocturnos por la Alcazaba.
La asociaci¨®n cultural Taray es la encargada de teatralizar las visitas. Y ah¨ª es donde encaja la historia de Marien, el parloteo incesante del comerciante Abul Hassan, siempre dispuesto a vender ung¨¹entos y p¨®cimas m¨¢gicas, o las l¨²cidas disquisiciones del sabio Abdul¨¢, el viejo que, pese a su ceguera, se empe?a en escudri?ar el cielo desde la parte m¨¢s alta de la fortaleza con un sencillo telescopio como aliado. Ah¨ª encajan tambi¨¦n F¨¢tima, la prima de Marien, que muestra a los visitantes la casa en la vive con su familia dentro del recinto de la Alcazaba, y Nabil, encargado de recibir a los visitantes antes de que inicien el recorrido por el recinto.
Las historias con las que estos y otros personajes reciben al ciudadano del siglo XXI son ficticias. Pero eso es lo de menos. Lo ¨²nico que importa es la complicidad que se establece entre actores que tratan de rescatar la memoria de siglos atr¨¢s y ciudadanos que est¨¢n dispuestos a dejarse llevar por la f¨¢bula que les introduce en la historia de quienes, mucho antes que ellos, poblaron la ciudad en la que hoy viven.
El sonido del agua que resbala por las acequias, el aroma que desprenden los jardines, las vistas que de la ciudad regala el recinto desde su privilegiada ubicaci¨®n o la complicidad de la luna, siempre dispuesta a iluminar el recorrido de los visitantes, se encargan de aderezar el recorrido.
Las historias inventadas se mezclan con las huellas que en la Alcazaba dejaron Abderram¨¢n III y sus descendientes. Y, un verano m¨¢s, diez siglos despu¨¦s, los almerienses tienen la oportunidad de revivir la herencia que les legaron sus lejanos antepasados.
El siglo XI fue la ¨¦poca de mayor esplendor de Almer¨ªa. Y la Alcazaba, que desde entonces custodia la ciudad, es fiel testigo de aquella ¨¦poca. Olvidado durante mucho tiempo, el principal monumento de la capital almeriense fue rescatado de un injusto letargo hace ya algunos a?os. Hoy es escenario de las m¨¢s diversas actividades culturales y centro de peregrinaci¨®n para los mismos ciudadanos que, a?os atr¨¢s, no le prestaban mayor atenci¨®n.
A la revitalizaci¨®n de la fortaleza musulmana han contribuido de modo especial las visitas guiadas que se realizan desde hace casi un lustro todos los fines de semana del verano. Cuando surgi¨® esta iniciativa era dific¨ªl creer que miles de almerienses y turistas respondiesen de modo masivo a la invitaci¨®n de una visita guiada en la que se entremezclan leyendas, con escenas inventadas y datos hist¨®ricos. A?os despu¨¦s, la respuesta del p¨²blico sigue siendo igual de entusiasta.
Para participar en alguno de los recorridos guiados que se realizan en la ¨¦poca estival cada fin de semana s¨®lo es preciso reservar la entrada en la taquilla del monumento o en el tel¨¦fono 950 27 16 17, unos d¨ªas antes del viernes o el s¨¢bado. La entrada es gratuita y los recorridos empiezan a las nueve de la noche. Cada fin de semana acceden a las visitas guiadas 150 personas divididas en tres grupos que inician la visita con un intervalo entre cada uno de media hora.
Am¨¦n de conocer algo m¨¢s sobre los tres recintos que conforman la fortaleza musulmana y de disfrutar con las interpretaciones de los actores que hacen las veces de gu¨ªas, los visitantes cuentan con el atractivo a?adido de contemplar desde lo alto de la historia petrificada la estampa de una ciudad que se rinde a los pies del Mediterr¨¢neo.
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