Nace un l¨ªder inc¨®modo en Italia
Criticado por Berlusconi y adorado por las masas, el l¨ªder sindical Sergio Cofferati tropieza con la hostilidad de la izquierda
De ser el l¨ªder m¨¢s elogiado, por su dura oposici¨®n al Gobierno de Silvio Berlusconi, Sergio Cofferati, secretario general de la CGIL, el principal sindicato italiano, ha pasado, casi imperceptiblemente, a convertirse en el l¨ªder m¨¢s inc¨®modo de la izquierda italiana. Lentamente, a medida que su figura ganaba adeptos entre las multitudes de manifestantes contra la reforma laboral propuesta por el centro-derecha, la irritaci¨®n por sus decisiones, consideradas demasiado radicales, se iba haciendo patente dentro de El Olivo. Criticado por el Gobierno y por los l¨ªderes de CISL y UIL, que acaban de suscribir con Berlusconi un pacto social de amplio alcance, Cofferati se ha sentido solo y ha pedido ayuda al centro-izquierda, para descubrir que s¨®lo tres partidos menores secundan su l¨ªnea dura frente a la pol¨ªtica del Cavaliere.
La estrategia de combate de Cofferati no ha encontrado apoyo en el principal partido de la izquierda, los Dem¨®cratas de Izquierda (antiguo PCI), que ve con preocupaci¨®n el protagonismo creciente del l¨ªder sindical. A la iniciativa de organizar un refer¨¦ndum para anular la reforma del art¨ªculo 18 -que impide el despido libre- aprobada por el Gobierno con el visto bueno de los otros dos grandes sindicatos, CISL y UIL, han respondido 'no' tanto Piero Fassino, secretario general del antiguo PCI, como el presidente del partido, Massimo D'Alema.
Las respuestas de la mayor¨ªa de los l¨ªderes de la coalici¨®n de centro-izquierda que han desfilado estos d¨ªas, uno a uno, por la sede del poderoso sindicato, que cuenta con 5,4 millones de afiliados, han sido muy similares. S¨®lo Francesco Rutelli, l¨ªder de la Margarita (minicoalici¨®n que agrupa a cuatro partidos centristas del Olivo, incluidos los cat¨®licos), prefiri¨® entrevistarse con Cofferati en su discreto despacho parlamentario, para repetirle m¨¢s o menos las mismas palabras que han pronunciado los restantes socios de El Olivo. El refer¨¦ndum es prematuro, y no conviene confundir la batalla sindical con la batalla pol¨ªtica. El Olivo no renuncia, adem¨¢s, a seguir manteniendo los lazos hist¨®ricos con la CISL, el sindicato cat¨®lico, y la UIL, el sindicato moderado.
Irritaci¨®n
En v¨ªsperas de acudir ayer a la sede de la CGIL, el l¨ªder de los DS, Piero Fassino, dej¨® clara en una entrevista al diario La Repubblica su irritaci¨®n por las constantes reprimendas del l¨ªder sindical, que no comparte su l¨ªnea reformista y no se priva de record¨¢rselo en cada una de sus intervenciones. Fassino le recuerda que los pol¨ªticos est¨¢n obligados a atender a intereses m¨¢s generales que el sindicato y que, en todo caso, el modesto triunfo de El Olivo en las recientes elecciones municipales se debi¨® tambi¨¦n a los votos de los afiliados a CISL y UIL.
Cofferati, que ten¨ªa previsto abandonar el 8 de julio la secretar¨ªa general de la CGIL con todos los honores, se ha visto envuelto en las ¨²ltimas semanas en un desagradable asunto, que le decidi¨® a prorrogar su liderazgo sindical hasta el 20 de septiembre. El diario La Repubblica, pr¨®ximo al centro-izquierda, public¨® ¨ªntegras cinco cartas de Marco Biagi, un experto en derecho laboral que asesoraba al Ministerio de Trabajo, asesinado el 19 de marzo pasado por las nuevas Brigadas Rojas. En dos de los mensajes, sacados del ordenador de Biagi, el profesor alud¨ªa a Cofferati como a alguien 'que me criminaliza', e incluso barajaba la hip¨®tesis de que las cr¨ªticas que le dirig¨ªa el l¨ªder sindical dieran cobertura moral a alg¨²n extremista para atacarle. Cofferati ha recurrido a la justicia para pedir que se aclare el origen de la filtraci¨®n y para que se demuestre que, en las fechas en que los mensajes fueron escritos, no se hab¨ªa producido a¨²n ninguna ruptura entre Biagi y ¨¦l.
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