'Las campanas doblan por todos nosotros'
B¨¢rbara Duhrkop, viuda de Enrique Casas, rinde un emotivo homenaje a las v¨ªctimas de ETA en el 25? aniversario del Senado
La solemne conmemoraci¨®n del 25 aniversario del Senado se convirti¨® en un emotivo homenaje a las v¨ªctimas del terrorismo. B¨¢rbara Duhrkop, viuda del senador socialista guipuzcoano Enrique Casas, asesinado en San Sebasti¨¢n en febrero de 1984 por un grupo terrorista escindido de ETA, levant¨® de los asientos a toda la C¨¢mara Alta al final de su alocuci¨®n mientras senadores y ministros aplaud¨ªan, puestos en pie, durante m¨¢s de dos minutos. Duhrkop, nerviosa, se lleg¨® a sentar hasta dos veces para tratar de acallar los aplausos y no lo logr¨® hasta el tercer intento.
A continuaci¨®n, recibi¨® de la presidenta de la C¨¢mara alta, Esperanza Aguirre, la medalla del Senado junto con el hijo de Manuel Broseta, senador de UCD, asesinado en 1991, y la viuda de Manuel Gim¨¦nez Abad, senador del PP, abatido por los etarras en 2000.
Duhrkop, europarlamentaria socialista, que habl¨® en nombre de los familiares de los tres senadores asesinados por ETA, cerr¨® su discurso con una cita del poeta ingl¨¦s John Donne, que dio origen al t¨ªtulo de una popular novela de Ernest Hemingway sobre la Guerra Civil espa?ola: 'Ning¨²n hombre es una isla en s¨ª mismo, cada muerte nos disminuye, porque somos parte de la humanidad. Por eso no preguntes por qui¨¦n doblan las campanas. Doblan por todos nosotros'.
Con las gafas caladas y con un ligero acento alem¨¢n, Duhrkop pronunci¨® un alegato pol¨ªtico en homenaje a las v¨ªctimas y de ataque al terrorismo nacionalista, combinado con un fuerte tono emotivo: 'Les arrebataron el derecho a la vida unas mentes perversas y totalitarias. Estas ideas totalitarias, hijas de un nacionalismo exacerbado y mal entendido. Ese nacionalismo pervertido que en mi tierra natal llev¨® a millones de jud¨ªos al exterminio'.
La europarlamentaria cit¨® al escritor Albert Camus para reivindicar la conservaci¨®n de la memoria de las v¨ªctimas y 'si les hab¨ªan hecho callar, hablar m¨¢s alto'. Y tambi¨¦n para negar que 'en la democracia caben todas las ideas, todos los proyectos, todas las personas', porque 'las ideas xen¨®fobas, fascistas, excluyentes y racistas no tienen cabida en la democracia'.
Precis¨® y record¨® las bases de la Ley de Partidos, que posibilita la ilegalizaci¨®n de Batasuna, al se?alar que 'los proyectos que contemplan el acoso y la aniquilaci¨®n de aqu¨¦llos que no piensan como ellos, no tienen cabida en la democracia' y 'las personas que jalean, cobijan y ayudan a los terroristas asesinos no tienen cabida en la democracia'.
Duhrkop se dirigi¨® a los partidos nacionalistas democr¨¢ticos al decir que 'el rechazo y la condena de la violencia de los dem¨®cratas est¨¢ por encima de cualquier ideolog¨ªa partidista' y que 'la prioridad ante cualquier otro objetivo debe ser la derrota de ETA, dejando en suspenso cualquier otra aspiraci¨®n pol¨ªtica', pues 'frente a la violencia no caben posturas tibias, no hay m¨¢s que el s¨ª o el no a la violencia'.
Tambi¨¦n apel¨® a la memoria de las v¨ªctimas para superar el miedo que genera en la sociedad la actividad terrorista. 'Como ciudadanos y dem¨®cratas es nuestro deber tener violencia cero hacia los violentos y, adem¨¢s, tambi¨¦n ser rotundo e implacable ante cualquier manifestaci¨®n excluyente y fascista'.
La viuda de Casas pidi¨® con toda nitidez su persecuci¨®n por las instituciones democr¨¢ticas y la movilizaci¨®n social: 'No vale mirar a hacia el otro lado sino que debemos rebelarnos todos juntos en un acto de valent¨ªa c¨ªvica en contra de la violencia en todas sus manifestaciones y no permitir la normalizaci¨®n del sufrimiento'.
Duhrkop, que mantuvo la serenidad en su intervenci¨®n, la rompi¨® al acudir al esca?o donde se encontraban la madre de Enrique Casas, de 94 a?os, su hermano, el hijo de Manuel Broseta y la viuda de Gim¨¦nez Abad. Lo mismo le sucedi¨® a la presidente del Senado, Esperanza Aguirre, que, en su discurso, al referirse a la 'altura moral' de las v¨ªctimas del terrorismo se le quebr¨® la voz. Una enorme ovaci¨®n de todos los asistentes permiti¨® a Aguirre ganar el tiempo suficiente para recuperarse del ataque emotivo.
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