M¨¦xico muy lindo, pero sin cambios
La negativa de la oposici¨®n impide a Fox avanzar con su plan de reforma estructural
La econom¨ªa mexicana ha resistido los fuertes vendavales que soplan desde Am¨¦rica del Sur, pero hay lagunas sobre su futuro, sobre todo porque el presidente Vicente Fox no ha logrado una reforma estructural que ser¨ªa la base del cambio, despu¨¦s de que sus promesas quedaron enterradas por la dura realidad y su debilidad ante el Congreso, en el que la oposici¨®n es mayoritaria.
El Gobierno mexicano necesita dinero fresco para atender las reivindicaciones sociales y los compromisos financieros oficiales
Fox clama por la reforma, que conllevar¨ªa cambios profundos en campos como el energ¨¦tico, fiscal y laboral, entre otros, para hacerse con dinero suficiente para consolidar la transformaci¨®n en terreno econ¨®mico-financiero, para desde ese punto dar una nueva faz a M¨¦xico en los escenarios pol¨ªtico y social.
Pero, con un Congreso dividido, su partido (el conservador Acci¨®n Nacional, PAN) como un actor que no siempre est¨¢ en el gui¨®n presidencial y una oposici¨®n que le cobra cara cualquier negociaci¨®n y, en ocasiones, frustra el proceso, el presidente mexicano no encuentra hasta ahora, m¨¢s de a?o y medio despu¨¦s de haber llegado al poder, la forma de poner las bases jur¨ªdicas para construir s¨®lidamente una nueva sociedad mexicana en todos los campos.
Fox perdi¨® su primera y m¨¢s importante batalla legislativa a finales del a?o pasado, cuando su reforma fiscal fue enmendada por el poder legislativo, que le arranc¨® cosas como el aumento de impuestos, que en gran parte ser¨ªan elevados con el aumento en el impuesto sobre el valor a?adido. Pero lo m¨¢s grave de ese caso result¨® ser que el presidente y su equipo no consiguieron negociar con diputados y senadores; peor a¨²n -a pesar de que gastaron tiempo y recursos en propaganda-, tampoco convencieron a la opini¨®n p¨²blica de que se trataba de un cambio para beneficiar a la poblaci¨®n.
Los legisladores, acusados por Fox de ser en parte culpables de que no haya cumplido sus promesas de campa?a, al no dar luz verde a sus planes fiscales, dicen que el Ejecutivo no ha llevado al Congreso otro proyecto concreto, a pesar de que en varios escenarios se habla del bloqueo legislativo a la reforma estructural, que s¨®lo se debate -hasta ahora- en la calle.
En abril pasado, Fox dirigi¨® un sorprendente mensaje al pueblo mexicano, molesto porque se le hab¨ªa negado permiso para viajar a Estados Unidos. Entonces dijo: 'La oposici¨®n se ha empe?ado en que mi Gobierno no cumpla con el cambio por el cual ustedes votaron', y es que en el Congreso 'hay quienes, por falta de visi¨®n y por anteponer intereses partidistas a los intereses de la naci¨®n, no desean que M¨¦xico progrese... Tal parece que la oposici¨®n se ha empe?ado en que mi Gobierno no cumpla con el cambio. Independientemente de nuestras diferencias, ratifico ante ustedes que mi Gobierno est¨¢ abierto al di¨¢logo para lograr los acuerdos que pongan a M¨¦xico al d¨ªa y a la vanguardia'.
Asignaturas pendientes
Las acusaciones se cruzan y nadie acepta culpas, pero es un hecho que el tiempo se le acaba a Fox, no obstante, que gobernar¨¢ hasta diciembre de 2006.
Con las reformas, aceptan todos los sectores empresariales, llegar¨ªa m¨¢s inversi¨®n extranjera y el Gobierno tendr¨ªa un mayor margen de maniobra fiscal, pero no est¨¢ claro que alcanzaran para respaldar planes sociales, como dice la Administraci¨®n foxista.
En junio pasado, el Gobierno present¨® el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo 2002-2006, eje del plan maestro del cambio prometido, pues -dice- 'cabr¨ªa esperar que los avances en reforma estructural se traduzcan en mayores flujos de inversi¨®n privada tanto nacional como extranjera al ofrecer mejores oportunidades de rendimiento de los proyectos productivos', ya que 'incidir¨¢n de manera importante en las restricciones de financiamiento interno y externo'.
El Gobierno de Fox se plantea ya un escenario sin la cristalizaci¨®n de las reformas, en el cual habr¨ªa en M¨¦xico un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 3,36% anual en el cuatrienio que, en caso de que se aprobaran las ideas foxistas, se elevar¨ªa al 5,2% como promedio anual entre 2002 y 2006.
Los porcentajes en el mejor de los casos son pobres, pues son pr¨¢cticamente los mismos que alcanz¨® la econom¨ªa entre 1996 y 2000, que con el ex presidente Ernesto Zedillo y sin cambios estructurales logr¨® un incremento de 4,9% al a?o. Fox recibi¨® de la anterior Administraci¨®n un pa¨ªs creciendo al 6,9%, y en el a?o 2001, principalmente por factores externos, el alza no lleg¨® al 1%.
El final del sue?o
En plena campa?a electoral, Fox habl¨® de crecer al 7% anual. Ya como presidente electo matiz¨® y dijo que ser¨ªa al 5%, pero m¨¢s tarde -durante una gira que realiz¨® por Oriente- volvi¨® a la carga y critic¨® a quienes negaban que fuera posible que el PIB se incrementar¨¢ en siete puntos anuales. Muchas de las promesas han quedado en el olvido, ya no se mencionan con la vehemencia del pasado, pero la propaganda de la Presidencia en radio y televisi¨®n no quita el pie del rengl¨®n y afirma que todo es mejor, a pesar de que otras dependencias oficiales admitan que muchos de los problemas sociales, como el de la pobreza y falta de empleo, sigan siendo como cuando M¨¦xico era gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Seg¨²n datos de diversas fuentes, es un hecho que el Gobierno mexicano necesita dinero, recursos frescos para atender las reivindicaciones sociales, como sostienen las autoridades a todos niveles, pero igualmente para dar servicio a todos los compromisos financieros del Gobierno que suman cientos de miles de millones de d¨®lares, entre las deudas interna y externa, resultado de los planes de salvaci¨®n para las entidades bancarias y de obras p¨²blicas.
En las cuentas p¨²blicas se afirma que el d¨¦ficit fiscal se aproximar¨¢ este a?o al 0,65% del PIB, pero la verdad es que si se suman todas las obligaciones oficiales, este desequilibrio crece hasta el 3,8%, lo que pone en riesgo la estabilidad de las finanzas gubernamentales, que Fox ha dicho es parte esencial de los logros de su administraci¨®n, es decir, inflaci¨®n baja y decreciente, tasas de inter¨¦s de menos de un d¨ªgito, tipo de cambio estable y diferenciaci¨®n de la econom¨ªa mexicana del resto de los mercados emergentes, sobre todo de los latinoamericanos.
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