El otro 'Cinema Paradiso'
Un almeriense hace de su casa una sala de proyecciones por la que pasan estrellas del cine
Jos¨¦ Gonz¨¢lez Mac¨ªas, de 50 a?os, ten¨ªa s¨®lo ocho cuando sac¨® una entrada para ser el anticipado protagonista de Cinema Paradiso, esa peque?a joya del celuloide que se rod¨® en 1988. El peque?o Jos¨¦, empujado por una pasi¨®n tan intensa como desprovista de referentes, se brindaba a ordenar las sillas de los cines de verano almerienses con tal de ver gratis las historias que sal¨ªan de la pantalla grande. Si era necesario cog¨ªa la escoba y adecentaba el recinto. Todo con tal de disfrutar de las pel¨ªculas y, con un poco de suerte, acceder a la cabina de proyecciones.
Aquel chaval, convertido hoy en el proyeccionista cinematrogr¨¢fico m¨¢s veterano de Almer¨ªa, se adelant¨® a las experiencias y emociones que estremecieron al ni?o que en Cinema Paradiso asist¨ªa embobado al quehacer artesanal de Alfredo, el encargado de la m¨¢quina de cine del pueblecito siciliano en el que se desarrolla la historia que dirigi¨® Giuseppe Tornatore.
Con el tiempo, Jos¨¦ Gonz¨¢lez se transform¨® de ni?o curioso en proyeccionista profesional. Pas¨® de ser el protagonista infantil de una pel¨ªcula que a¨²n no exist¨ªa a convertirse en el personaje real que en la ficci¨®n se llam¨® Alfredo. Cuando, a?os despu¨¦s, se pudo ver en las salas Cinema Paradiso, Jos¨¦ Gonz¨¢lez a¨²n no era consciente de las similitudes que el gui¨®n escrito para los dos protagonistas guardaba con su propia experiencia.
Ahora s¨ª lo sabe, quiz¨¢s porque ha tenido la oportunidad de visionar muchas veces aquella pel¨ªcula para la que, siendo ni?o, sac¨® una entrada anticipada y en la que ¨¦l era el protagonista. Y es que Cinema Paradiso es s¨®lo uno de los casi 1.000 t¨ªtulos de pel¨ªculas que Jos¨¦ Gonz¨¢lez atesora en su casa.
Los miles de rollos de cintas se amontonan en una estancia anexa a la sala de proyecciones que Jos¨¦ Gonz¨¢lez tiene en su casa. Es una sala con historia por la que han pasado algunos de los m¨¢s reconocidos directores de cine que han elegido Almer¨ªa para rodar. Steven Spielberg, director de pel¨ªculas como E. T., fue uno de ellos, pero no ha sido el ¨²nico.
El hijo mayor Gonz¨¢lez Mac¨ªas, que tambi¨¦n se llama Jos¨¦, a¨²n recuerda el impacto que le caus¨® llegar a casa cuando era un chaval de nueve a?os y encontrarse sentando en el sof¨¢ a un se?or que hab¨ªa visto muchas veces en el cine. Era, ni m¨¢s ni menos, que el c¨¦lebre actor Harrison Ford.
Este verano Jos¨¦ Gonz¨¢lez est¨¢ recorriendo los pueblos de la provincia almeriense proyectando las pel¨ªculas que forman parte del circuito de cine organizado por la Diputaci¨®n Provincial. Ya lo ha hecho otras veces, pero eso no le impide mantener la ilusi¨®n. Ni le impide tampoco cuidar el recuerdo de aquellos a?os en los que iba en una vespino hasta el pueblecito m¨¢s lejano s¨®lo para que los vecinos pudieran so?ar delante de una gran pantalla.
'Para trabajar en esto hay que tener mucha pasi¨®n. Es un trabajo sufrido y siempre hay que saber d¨®nde le duele a la m¨¢quina', explica Jos¨¦ Gonz¨¢lez, que confiesa que todo lo que ha aprendido sobre los entresijos del cine ha sido de forma autodidacta.
A este veterano proyeccionista, que de peque?o se escapaba del colegio para intentar colarse en las cabinas de cine, le entusiasman las pel¨ªculas cl¨¢sicas. 'Las de ahora no me gustan. Aunque s¨ª me gust¨® La vida es bella', afirma un hombre que confiesa no haber asistido nunca como espectador a una sala de cine.
El rev¨®lver de Clint Eastwood
Almer¨ªa es un lugar mimado hist¨®ricamente por el cine, y de eso dan fe las numerosas pel¨ªculas que han trasladado los m¨¢s diversos rincones de la provincia a la pantalla grande. Entre los muchos filmes importantes que en esa tierra se han rodado, la palma se la lleva el western La muerte ten¨ªa un precio. En esa cinta el duro de Clint Eastwood manejaba con maestr¨ªa el rev¨®lver. El arma est¨¢ en casa de Jos¨¦ Gonz¨¢lez Mac¨ªas. No es la ¨²nica reliquia sentimental que guarda el proyeccionista. De su cuello cuelga una medalla grabada que le regal¨® el actor franc¨¦s Jean Marais, al que conoci¨® bien. 'Era un gran actor y una gran persona. Estuvo varias veces en mi casa', rememora Jos¨¦ Gonz¨¢lez en su sala de proyecciones decorada con decenas de carteles de pel¨ªculas. El proyeccionista reconoce que el romance de Almer¨ªa con el cine no pasa hoy por sus mejores momentos, pero ¨¦l mantiene firme la vocaci¨®n. Una vocaci¨®n para la que ha encontrado una respuesta: 'En mi familia no hab¨ªa nadie que antes se hubiera dedicado al tema del cine. Yo no sab¨ªa de d¨®nde me ven¨ªa esta pasi¨®n y un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi madre. Ella me dijo que un t¨ªo de su padre hab¨ªa sido apuntador de teatro. Y entonces pens¨¦ que a lo mejor a m¨ª me ven¨ªa esto por el t¨ªo de mi madre'. Jos¨¦ Gonz¨¢lez mantiene intacto su amor por el cine. Siempre detr¨¢s de la m¨¢quina. Siempre proyectando pel¨ªculas con las que los dem¨¢s pueden evadirse. Siempre fiel a la letra del cantautor Luis Eduardo Aute que afirmaba en una canci¨®n que 'la vida es cine y los sue?os, cine son'.
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