Corte recortada
El Consejo de Seguridad de la ONU ha decidido, por unanimidad, cortar alas a la Corte Penal Internacional (CPI), que entr¨® en vigor el pasado 1 de julio. Aunque EE UU no se haya salido plenamente con la suya, pues no ha logrado una inmunidad permanente para sus soldados, s¨ª ha ganado un a?o, durante el cual, salvo disposici¨®n en contrario del Consejo de Seguridad, ning¨²n ciudadano de un pa¨ªs que no sea parte de la CPI, como Estados Unidos, se ver¨¢ sometido a investigaci¨®n o procesamiento. Europeos y otros se han plegado a las exigencias del m¨¢s poderoso, que amenazaba, de lo contrario, con retirarse de las operaciones de paz en curso, como la policial en Bosnia, cuya renovaci¨®n ha sido desbloqueada.
La CPI nace as¨ª empa?ada por esta interpretaci¨®n extrema, y de dudosa legalidad, del art¨ªculo 16 de su Estatuto, redactado para que el Consejo de Seguridad pueda reclamar casos espec¨ªficos. Sin embargo, el acuerdo tendr¨¢ pocas consecuencias pr¨¢cticas, dado que no se espera que la Corte pueda ser operativa antes de un a?o. En julio de 2003, el Consejo de Seguridad tendr¨¢ que volver a decidir sobre esta exenci¨®n, que no tiene pr¨®rroga autom¨¢tica. EE UU carecer¨¢ de veto, pero lo occurrido estos d¨ªas indica que Washington volver¨¢ a dar la batalla. Su embajador en Naciones Unidas, John Negroponte, ha alertado de 'graves consecuencias' si la CPI llega alg¨²n d¨ªa a detener a un militar estadounidense. No hay que olvidar, adem¨¢s, que el Capitolio sigue elaborando una ley para blindarse unilateralmente frente al nuevo tribunal. La hiperpotencia se resiste a ser un imperio con las manos atadas por tratados internacionales.
La CPI es un intento de hacer progresar la justicia global. Pocos cre¨ªan en julio de 1998, cuando se firm¨® el Estatuto de Roma, que se convertir¨ªa tan pronto en una realidad, aunque sea incompleta. Ya lo han firmado 139 Estados y ratificado 76. Su objetivo es perseguir a los individuos que hayan cometido cr¨ªmenes de guerra, de genocidio, contra la humanidad o de agresi¨®n, pero s¨®lo de forma complementaria, si los tribunales nacionales no quieren o no pueden procesarlos. Tiene todo tipo de cautelas y garant¨ªas jur¨ªdicas que hubieran debido bastar para tranquilizar a EE UU. Pretender excluir de esta jurisdicci¨®n de forma permanente a sus soldados en todas las operaciones de paz hubiera devaluado la credibilidad de la CPI. Que sean operaciones de paz avaladas o dirigidas por la ONU no significa que, como ha ocurrido, sus integrantes no puedan cometer excesos y actos criminales.
Con esta resoluci¨®n, la CPI ha ca¨ªdo un poco m¨¢s bajo la tutela del Consejo de Seguridad, perdiendo independencia. Se acerca m¨¢s a la Corte posible que a la deseable. Pero el Estatuto ya est¨¢ en vigor, lo que significa que los cr¨ªmenes de este tipo cometidos desde el pasado 1 de julio tendr¨¢n que rendir cuentas ante esta nueva forma de justicia. Esto es lo m¨¢s importante.
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