La pelea por la naci¨®n
Lo que interesa del debate no es el 'estado de la naci¨®n', sino la pelea entre dos: pa¨ªs de paladines. La naci¨®n en s¨ª es un fracaso de Aznar, y lo que tiene a¨²n lo tom¨® de Felipe Gonz¨¢lez. Aznar es un aut¨®crata; el ¨²ltimo juego de sillas para los consejos de los viernes muestra lo poco que le importan los que son secretarios, como el r¨¦gimen, y no ministros. Y lo poco que le importan al Parlamento, al pueblo y hasta al Rey, al que no le puede importar m¨¢s que vivir lo mejor posible, ir o no ir a las bodas de sus 'primos' y leer los discursos que le preparan: no critico, es constitucional y, dentro de lo mala que es la monarqu¨ªa, es una f¨®rmula aceptable. Vuelvo al p¨²gil Aznar: es un aut¨®crata de teatro. Hace gestos, burlas, pone feroces caras. Incapaz de acabar con ETA, ataca al Gobierno y al Parlamento vasco. Entre una colecci¨®n de desdenes a Marruecos, personales y diplom¨¢ticos, propone a los europeos que retiren las ayudas a los pa¨ªses con emigrantes; y un pa¨ªs con emigrantes nos quita un pe?¨®n rid¨ªculo. Empresario, hace una ley que abarata el trabajo y ahoga al trabajador, y una ley de inmigraci¨®n que permite el trabajo esclavista. Cat¨®lico, favorece la ense?anza de la Iglesia, permite los desafueros de los despidos de maestros y crea una ley universitaria que ensalza a las universidades privadas, que son -m¨¢s o menos disimuladamente- tambi¨¦n de la Iglesia; dominante, recorta a los jueces, les pone el perro de presa del fiscal general y un ministro que dice que no le va a cambiar. No digo que sea una pol¨ªtica punible, dado el estado de decadencia de la democracia capitalista, aunque a m¨ª me parezca, por esa degradaci¨®n, repugnante. Pero en esa situaci¨®n se queda a media autocracia. Si se representa ese papel hay que llevarlo a la tragedia del ¨²ltimo acto: Thatcher llev¨® sus barcos a las Malvinas, expuls¨® a sus invasores y acab¨® con el r¨¦gimen militar; ¨¦ste manda una lancha de guardias civiles perplejos. Franco declar¨® el estado de excepci¨®n en el Pa¨ªs Vasco; fusil¨® a unos nacionalistas y contribuy¨® al desastre general, pero fue aut¨®crata. Hizo su papel. ?Zapatero? Es su ¨²ltima ocasi¨®n. Puede demostrar que no es aut¨®crata, sino de la democracia blanda, ciudadana; pero no s¨¦ si sabr¨¢. La t¨¢ctica de los pactos con el aut¨®crata ha hecho da?o a su partido. Veremos a las cuatro de la tarde y, sobre todo, en el turno de r¨¦plicas. O vale, o se va.
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