Un verano abrasador
Ron Sommer, cuyo apellido significa verano, acaba en julio una fulgurante carrera quebrada por el descontento de los inversores
'?Por qu¨¦ me silban?', debi¨® pensar entonces. Ron Sommer, la estrella, luc¨ªa su siempre bronceado rostro en una tarima dise?ada s¨®lo para los dioses. De su corbata impecable y su peinado perfecto daban cuenta unas megapantallas. Un escenario acorde con la empresa m¨¢s importante de uno de los pa¨ªses m¨¢s industrializados del planeta. Y, de pronto, silbidos. El incidente, mil veces repetido estos d¨ªas en la televisi¨®n, ocurri¨® en mayo durante la junta general de Telekom en Colonia. El triunfador, el wunderkind (chico maravilloso), el genio de la Bolsa, conclu¨ªa el camino iniciado tiempo atr¨¢s en sentido contrario a la realidad. Poco antes, las acciones de la compa?¨ªa se hab¨ªan depreciado casi un 90%, y los directivos hab¨ªan decidido, en alegre correspondencia, aumentarse el sueldo otro 89%. Se sent¨ªa intocable.
La estrella de este hombre de 53 a?os, reservado, fr¨ªo, adornado con un cantar¨ªn acento austriaco y, seg¨²n sus propias declaraciones, muy familiar, se apagaba despu¨¦s de haber brillado hasta la ceguera. Al fin y al cabo, los casi tres millones de alemanes que se gastaron sus ahorros en acciones de Telekom en noviembre de 1996 hab¨ªan visto multiplicarse su dinero de forma espectacular: los que compraron a 14,32 euros la acci¨®n se frotaban los ojos al ver c¨®mo su inversi¨®n crec¨ªa un 600% en tres a?os. Y el responsable era ¨¦l. De aquel tiempo son sus viajes en jet a Nueva York, Boston o donde fuera (en 21 d¨ªas visit¨® 44 ciudades de 16 pa¨ªses), siempre olfateando las fuentes, entonces inagotables, de la nueva econom¨ªa. 'Me pueden dejar contra una pared y, si estoy cansado, duermo', declaraba jovial e inagotable.
La relaci¨®n de Sommer con el trabajo duro es vieja. Nacido en Israel, su destino empez¨® a buscarle un lugar destacado cuando su madre, una jud¨ªa rusa escapada de la persecuci¨®n nazi en 1938, se cas¨® por segunda vez con un austriaco y la familia entera se mud¨® a Europa. Corr¨ªa 1956 y ten¨ªa siete a?os. De su nuevo padre tomar¨ªa el apellido Sommer, que sustitu¨ªa al Lebowitsch con el que naci¨®. Cuando se le pregunta qu¨¦ ha heredado de sus padres (los dos fallecieron cuando ¨¦l ten¨ªa 18 a?os), responde: 'Ninguna debilidad'. Trabaj¨® duro y se licenci¨® en Matem¨¢ticas en Viena con 21 a?os. Tres a?os despu¨¦s, en 1974, el pionero alem¨¢n en el mundo de la inform¨¢tica, Heinz Nixdorf, le descubr¨ªa. Cuando en 1980 cambi¨® el rumbo hacia Sony, el camino de las losas amarillas a la cumbre ya estaba a sus pies. Presidente en Europa de Sony era su cargo cuando fue fichado para pilotar la conversi¨®n de la empresa p¨²blica Telekom a la privada Telekom AG.
'Money makes the world goes round', cantaba Liza Minelli. Champagne en mano, Sommer sonre¨ªa. Era noviembre de 1996 y los alemanes que le hab¨ªan confiado sus ahorros estaban ricos y contentos. ?Qui¨¦n pod¨ªa imaginar que acabar¨ªa as¨ª? La burbuja estall¨®. Los accionistas se sintieron enga?ados. Nadie les hab¨ªa explicado que en Bolsa se puede ganar o perder. El Gobierno hab¨ªa casi prometido que las acciones eran tan seguras como un plan de jubilaci¨®n.
Todas las decisiones del gran gigante empezaron a cuestionarse. Lo que antes eran gestos de poder, ahora lo eran de arrogancia. Lo que en su momento era un gracioso acento del sur, ahora era un insoportable soniquete. Lo que en d¨ªas de gloria era bronceado latino, ahora era simple chuler¨ªa. De wunderkind a 'vendedor de biblias' (en palabras del nada diplom¨¢tico peri¨®dico sensacionalista Bild). La imagen de Ron Sommer (verano en alem¨¢n) no pod¨ªa ser m¨¢s invernal. ?Por qu¨¦ pagar tan caras las licencias de UMTS? ?Se puede ofrecer esa barbaridad por Voicestream cuando las deudas de Telekom alcanzan 67.000 millones de euros? Todo eran preguntas sin respuesta.
Entonces lleg¨® la campa?a electoral y los tres millones de accionistas pasaron a ser tres millones de votos. ?Es que el Estado no va a hacer nada? ?No es acaso el Estado alem¨¢n el due?o de el 43% de Telekom? M¨¢s preguntas. Y ante tanta interrogaci¨®n a Sommer le sali¨® la respuesta arrogante: 'La pol¨ªtica no se debe mezclar en una empresa que cotiza en Bolsa'. Era una nueva forma de expresar aquel '?por qu¨¦ me silban?'. Fue entonces cuando el canciller Schr?der, antes amante de las fotos al lado del genio, tambi¨¦n se puso a silbar.
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