Memoria de Cadaqu¨¦s
El d¨ªa de Santa Catalina de 1794 se presentaron en Cadaqu¨¦s dos soldados franceses. Que si quer¨ªan rendirse, preguntaron a los del pueblo. No. Al d¨ªa siguiente, llegaron otros seis, tampoco; y al otro, 10 m¨¢s. No. Se rindieron al cuarto d¨ªa cuando llegaron 52 soldados, por el camino de Roses, tocando el tambor. Resumen de una cr¨®nica deliciosa de la invasi¨®n francesa que sufri¨® Cadaqu¨¦s a finales del siglo XVIII. La ha rescatado de los archivos Firmo Ferrer y la ha incluido en un libro sensacional, Top¨°nims de Cadaqu¨¦s.
Firmo Ferrer ten¨ªa un colmado, cerca de la plaza del Poal, donde se pod¨ªa encontrar de todo. Desde peque?o le gustaba la Historia, sobre todo la de Cadaqu¨¦s. Primero escribi¨® dos sainetes, que se representaron en el pueblo. Despu¨¦s se anim¨® con un libro, luego otro y ya lleva cinco: Contraban a Cadaqu¨¦s, Hist¨°ria d'en Just¨ª, Coses de Cadaqu¨¦s, Cadaqu¨¦s des de l'Arxiu y Top¨°nims de Cadaqu¨¦s, y ya tiene listo el sexto, Cadaqu¨¦s i jo. En algunos casos, mezcla la ficci¨®n con la realidad y el recuerdo, pero siempre predomina la investigaci¨®n hist¨®rica. Se pas¨® casi dos a?os encerrado en el Archivo Municipal del pueblo, tomando notas. Nos explica la peste que asol¨® Cadaqu¨¦s en 1588; la imagen de un pueblo del siglo XIX encerrado en s¨ª mismo; la filoxera de 1883, que arras¨® la vi?as y provoc¨® una emigraci¨®n casi masiva; el contrabando de sal, seda, tabaco y cacao; c¨®mo se construy¨® la carretera; o la llegada del tel¨¦fono...
M¨¢s de 60 a?os de fotograf¨ªas de Joan Veh¨ª y de libros de Firmo Ferrer y Heribert Gispert para que la historia no se pierda en el olvido
Dice Firmo Ferrer que son 'libros de ambiente local', pero van mucho m¨¢s all¨¢. Forman parte de la memoria colectiva de un pueblo enamorado de s¨ª mismo y que seduce a quienes lo conocen.
Otro personaje de Cadaqu¨¦s que no quiere que se pierdan los recuerdos es Heribert Gispert, 'agente postal', cartero, durante 25 a?os; aficionado a la meteorolog¨ªa, hombre del tiempo de TV-3 en Cadaqu¨¦s; mont¨® la primera librer¨ªa del pueblo. Heribert, como Firmo, ya est¨¢ jubilado y como ¨¦l disfruta con el gusanillo de las letras. 'Siempre hemos le¨ªdo cosas de Cadaqu¨¦s escritas por gente que no era de aqu¨ª, excepto Ana Mar¨ªa Dal¨ª que viv¨ªa aqu¨ª todo el a?o, pero los escritos por nosotros son escasos'. Su objetivo: 'Explicar lo que ha sido en mi recuerdo la vida y milagros de Cadaqu¨¦s'.
Ha publicado Cadaqu¨¦s aut¨¨ntic? y, hace unos meses, Des des banc des Portal (ambos editados por Juventud). Aunque no lo hace de una manera ordenada, porque una cosa le lleva a otra, en Cadaqu¨¦s aut¨¨ntic? habla de sus primeros recuerdos del siglo XX y el segundo empieza con la 'gran helada' de 1956, que acab¨® con casi todos los olivos. Es reconfortante ver por escrito sus recuerdos, que tambi¨¦n son los nuestros: el barco del agua potable, los Mustang, los hippies de la isla de Portlligat... Heribert narra con una entra?able mezcla de nostalgia y optimismo. Tristeza por lo que se ha perdido, alegr¨ªa por c¨®mo el pueblo ha superado sus avatares.
Los libros de Firmo Ferrer y de Heribert Gispert incluyen muchas fotograf¨ªas de Joan Veh¨ª. Carpintero de profesi¨®n, hoy jubilado, fot¨®grafo desde muy joven, es un artista de nivel internacional, aunque ¨¦l pase de famas y negocios. Un libro reciente, El retaule de Cadaqu¨¦s (P¨°rtic), es una muestra de su espl¨¦ndido trabajo. En detalle, pieza a pieza, desde todos los ¨¢ngulos y en conjunto, ha retratado como nunca se hab¨ªa hecho, y como probablemente nunca se har¨¢, el retablo barroco de la iglesia de Cadaqu¨¦s. Hizo las fotograf¨ªas en 1993 cuando, para trabajos de restauraci¨®n y limpieza, se coloc¨® un enorme andamio que le permiti¨® fotografiar desde muy cerca las escenas e im¨¢genes. 'A medida que iban bajando el andamio, bajaba yo con mi c¨¢mara'.
Veh¨ª, a quien Dal¨ª llamaba el 'divino calvo', se aficion¨® a la fotograf¨ªa casi por casualidad, no recuerda exactamente cu¨¢ndo, en 1945 o 1946, ten¨ªa 15 o 16 a?os. 'Fuimos a veremes [vendimia] con la familia y vino con nosotros un invitado que no par¨® de tirar fotos. Al final se dio cuenta de que no llevaba carrete y se enfad¨® tanto que no quiso llevarse la c¨¢mara. Me la qued¨¦ yo'. No hay boda o bautizo del pueblo que ¨¦l no haya fotografiado. Y m¨¢s, no ha ocurrido nada en Cadaqu¨¦s que el no haya captado con su m¨¢quina: la helada de 1956, el helic¨®ptero que tuvo que aterrizar de emergencia... Tiene 60.000 negativos, 20.000 diapositivas y m¨¢s de 500 fotograf¨ªas in¨¦ditas de Salvador Dal¨ª. ?Se acuerdan de aquella imagen de Dal¨ª arrastrado por un helic¨®ptero por los bigotes? ?l hizo la secuencia de lo que all¨ª ocurri¨® y c¨®mo se hizo el montaje. ?Quieren verla? Veh¨ª ha instalado una galer¨ªa cerca de la iglesia en la que expone parte de su obra, como las fotograf¨ªas del retablo y otras muchas m¨¢s. Para ver parte de esta extraordinaria cosecha de m¨¢s de 60 a?os de trabajo y arte se requiere un m¨ªnimo de dos horas. Veh¨ª atiende a todo el mundo con paciencia infinita.
La relaci¨®n de Veh¨ª y Dal¨ª es una historia larga y discreta. Se convirti¨® en su fot¨®grafo, pero antes trabaj¨® para ¨¦l como carpintero. Empez¨® haci¨¦ndole la carpinter¨ªa de Portlligat, luego la de P¨²bol. Obra suya es por ejemplo la instalaci¨®n de esa barca en Portlligat de la que crece milagrosamente un cipr¨¦s.
Quien quiera ver estas maravillas tendr¨¢ que ir a Cadaqu¨¦s, pero ojo, no olviden el refr¨¢n: 'Cadaqu¨¦s t¨¦ bona entrada i mala sortida. / A Cadaqu¨¦s, si hi aneu una vegada, hi anireu sempre m¨¦s'. Un pueblo de gentes bravas, tocadas por la tramontana, que quieren conservar la memoria.
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