Ram¨®n, 'aleph' de lo moderno
Toma esta excelente muestra como detonante y eje argumental el m¨ªtico volumen de Ismos que Ram¨®n G¨®mez de la Serna publica en la Biblioteca Nueva en 1931 -esto es, ya en un momento tard¨ªo, justo cuando comenzar¨¢ a declinar su lugar central como adelantado de referencia en el contagio de los cen¨¢culos espa?oles de las dos d¨¦cadas iniciales del pasado siglo con el aliento germinal de la modernidad- y donde el escritor rinde cuentas de su singular visi¨®n, tan inefable, caprichosa y exc¨¦ntrica, pero tan incisiva y esclarecedora a la par, del tiempo fecundado por las tempranas vanguardias. Ateni¨¦ndose escrupulosamente al gui¨®n desmenuzado por las p¨¢ginas de Ram¨®n, los comisarios de la muestra, Juan Manuel Bonet y Carlos P¨¦rez, han desarrollado una recreaci¨®n de ese fascinante microcosmos tan minuciosa como ejemplar. No en vano ambos son especialistas de referencia en el periodo evocado: rastreador proverbial de la memoria de nuestra vanguardia de anteguerra, el primero, y responsable de una anterior exposici¨®n pionera sobre el Ram¨®n integral; tan buen conocedor adem¨¢s, el segundo, de esos territorios objetuales y gr¨¢ficos que, aqu¨ª, afectaban a registros decisivos del imaginario del escritor. Mas, con todo, en este caso el acierto eleva su vuelo hacia un umbral, de lejos, m¨¢s intenso, merced al sutil equilibrio alcanzado en la modulaci¨®n de la secuencia expositiva, entre erudici¨®n e impactos espectaculares. Pues esa cadencia dial¨¦ctica, propiciada como es obvio por la exacerbada pulsi¨®n teatral que entrevera todo el hacer del personaje, es la que, finalmente, traza un itinerario esc¨¦nico que, m¨¢s all¨¢ del balance de una memoria inerte, parece palpitar como hechizado por el rastro espectral del propio Ram¨®n.
LOS 'ISMOS' DE RAM?N G?MEZ DE LA SERNA
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa Santa Isabel, 52. Madrid Hasta el 25 de agosto
La ¨²nica sombra, marginal
en cualquier caso, que cabr¨ªa mencionar entre tan deslumbrante suma de destellos afecta a la resoluci¨®n del montaje. No, claro est¨¢, a su concepci¨®n, en ese itinerario laber¨ªntico, ca¨®tico y de saturada compulsi¨®n acumulativa, pues basta con contemplar esa joya documental, autorretrato escenogr¨¢fico y aut¨¦ntica instalaci¨®n avant la l¨¨tre, que reconstruye su ¨²ltimo estudio bonaerense, para advertir cu¨¢n ajustado es ese dise?o al esp¨ªritu del cosmos ramoniano. Tampoco, por supuesto, a los memorables hallazgos puntuales, como el interior de la casa moderna, con sus hitos mobiliarios, los electrodom¨¦sticos de la extraordinaria colecci¨®n Alfaro Hoffmann y los cactus tan propios del entorno dom¨¦stico de la 'nueva objetividad'. El problema se sit¨²a en la relaci¨®n de escala con el espacio real de las salas, que ahoga en parte el efecto de una apuesta de por s¨ª arriesgada.
Por el contrario, la mejor
virtud de esta apasionante muestra resulta ser algo que, una vez m¨¢s, hace honor al gusto por lo parad¨®jico que impregna el mundo de Ram¨®n. Me refiero al hecho de que, tras recorrer esa caleidosc¨®pica saturaci¨®n de rastros de la fabulaci¨®n de lo moderno en Ram¨®n, uno se sorprende al llegar al final con la sensaci¨®n de que le ha sabido a poco. Y lo digo como elogio sin reservas. Pues este tipo de exposiciones multidisciplinares, y m¨¢s cuando remiten un personaje tan excesivo y complejo, suelen desembocar, aun en los logros mayores, en un encomiable alarde enciclop¨¦dico, tan sugerente como, a la postre, inabarcable. Que, con sus m¨¢s de cuatrocientas piezas reunidas -entre pinturas, dibujos, esculturas, objetos, carteles, proyecciones, documentos y recreaciones ambientales-, Los Ismos de Ram¨®n G¨®mez de la Serna y un ap¨¦ndice circense le deje a uno con ganas de m¨¢s es, am¨¦n de una proeza, la mejor prueba de que ha sabido despertar en el espacio esa densidad trasmutada en esencial efervescencia que es clave del alma de Ram¨®n.
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