Gozosas matanzas
Las carreteras son los mataderos en los que sacrificamos, a?o tras a?o, decenas de miles de seres humanos. En las de la Uni¨®n Europea, el tributo anual es superior a 40.000 muertos. Esta hecatombe de vidas humanas es particularmente dram¨¢tica para el grupo de edad de los 18 a los 25 a?os, en el que representa la primera causa de mortalidad. Pero al n¨²mero de muertos hemos de agregar, seg¨²n el banco de datos comunitarios, el de heridos, que se acerca a los dos millones y que nos anuncia que uno de cada tres ciudadanos de la UE seremos heridos en accidente de circulaci¨®n a lo largo de nuestra vida.
Las p¨¦rdidas que ocasiona esta prevista cat¨¢strofe son, seg¨²n el informe de la europarlamentaria Ewa Hodkvist, de 45.000 millones de euros anuales de costo directo y 160.000 millones de costos indirectos, o sea, el 2% del Producto Nacional Bruto de la UE. La ratio n¨²mero de accidentes/n¨²mero de muertos es muy diferente en zonas urbanas y en zonas no urbanas, pues de acuerdo con el Libro Blanco del Transporte, las primeras totalizan el 71% de los accidentes y el 34% de los muertos, mientras que las segundas, con s¨®lo el 29% de los accidentes, acumulan el 66% de los muertos. La diferencia se explica sobre todo por la velocidad del veh¨ªculo(s) cuando se produce la colisi¨®n.
Pero el tema velocidad/accidente es el que ha suscitado mayores controversias. Unos afirman que hay menos accidentes en las autopistas que en las carreteras nacionales y menos en Alemania que en Francia, a pesar de que en la primera la velocidad en las autopistas no est¨¦ limitada. Otros sostienen que ello se debe a que en Alemania m¨¢s de un tercio de la red de autopistas limita la velocidad a 100 kil¨®metros por hora y en el resto la densidad de la circulaci¨®n -casi 50.000 veh¨ªculos al d¨ªa- impide lanzar el coche a gran velocidad. Jehanne Collard y Jean-Fran?ois Lacan, en su libro El esc¨¢ndalo de la inseguridad en carretera (Albin Michel, 2001), no s¨®lo afirman que lo que mata es la velocidad, sino que lo hacen seg¨²n la estructura de clases. Para ello resumen un estudio del INSERM en el que muestran que la tasa de mortalidad en Francia en accidentes automovil¨ªsticos de obreros y empleados es 2,2 veces superior a la de los cuadros superiores y que la frecuencia de los accidentes aumenta con la potencia de los veh¨ªculos, as¨ª como el da?o causado a terceros. A su vez, el riesgo personal del conductor del coche potente es muy inferior al del coche de categor¨ªas m¨¢s modestas. La lucha de clases ha llegado a la carretera. Claro que la velocidad no es la causa ¨²nica, aunque sea la principal. El estado de las infraestructuras, sin olvidar la se?alizaci¨®n, las condiciones del parque automovil¨ªstico, la formaci¨®n de los conductores y de los peatones, las medidas de control en la circulaci¨®n, la lucha contra la alcoholemia al volante, son otros tantos par¨¢metros que deben tenerse en cuenta.
La Uni¨®n Europea est¨¢ preparando una directiva cuyo ambicioso prop¨®sito es reducir en un 50% el n¨²mero de accidentes mortales. Sin reivindicar la condici¨®n comunitaria de la seguridad vial pero sin olvidar tampoco el soporte metagubernamental que significa el art¨ªculo 71 del Tratado, la Comisi¨®n pretende armonizar un conjunto de medidas, desde la formaci¨®n a las sanciones, que respetando la subsidiariedad permitan utilizar las posibilidades que ofrece el notable desarrollo tecnol¨®gico de la ¨²ltima d¨¦cada mediante planteamientos compartidos. Entre ellos, la instalaci¨®n de cajas negras en los veh¨ªculos que, al igual que sucede con los aviones y ¨²ltimamente con los barcos, nos ilustren sobre las causas de los accidentes; la implantaci¨®n de dispositivos de limitaci¨®n de velocidad -embridado de motores- que funcionen diversamente seg¨²n contextos -zonas urbanas, carreteras nacionales, autopistas, etc¨¦tera- gracias a sistemas de gesti¨®n inteligente que son ya t¨¦cnicamente posibles, etc. Pero sobre todo apoy¨¢ndose en una decidida voluntad pol¨ªtica de los Estados miembros y de la UE -contemos con la determinaci¨®n de Loyola del Palacio- que consiga establecer, m¨¢s all¨¢ de la obstinada codicia del lobby automovil¨ªstico y de la furiosa afirmaci¨®n personal de los locos del volante, una circulaci¨®n segura y fiable al servicio del inter¨¦s general de los europeos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.