Reivindicaci¨®n de la muerte voluntaria
El antipsiquiatra Thomas Szasz es bien conocido en Espa?a por su constante cr¨ªtica a la penalizaci¨®n de las drogas (Nuestro derecho a las drogas, Anagrama, 1993), as¨ª como por su l¨²cida denuncia de la medicalizaci¨®n de la vida y de la invenci¨®n de la locura (El mito de la enfermedad mental, C¨ªrculo de Lectores, 1999). Pues bien, ahora ampl¨ªa su lucha c¨ªvica a un nuevo campo: la defensa de la muerte voluntaria (MV), entendida como libertad fundamental.
Su alegato parte de una cr¨ªtica sem¨¢ntica del concepto de suicidio, t¨¦rmino peyorativo que descalifica el auto homicidio como da?o criminal. En su lugar prefiere el de control voluntario de la propia muerte (MV), que analiza en paralelo al control voluntario de la natalidad (paternidad/maternidad responsables). Por eso define la MV como una acci¨®n personal elegida voluntariamente, rechazando calificarla como una pasi¨®n (locura) o un padecimiento (enfermedad), conceptos ambos que privan de responsabilidad personal.
LIBERTAD FATAL. ?TICA Y POL?TICA DEL SUICIDIO
Thomas Szasz Traducci¨®n de Francisco Beltr¨¢n Adell Paid¨®s. Barcelona, 2002 295 p¨¢ginas. 15 euros
De ah¨ª que se oponga tanto al tratamiento m¨¦dico de los suicidas potenciales (cr¨ªtica de la prevenci¨®n terap¨¦utica del suicidio y del internamiento psiqui¨¢trico de los suicidas fallidos, acusados de padecer depresi¨®n incurable) como a la administraci¨®n m¨¦dica del suicidio asistido (SA), en los casos de eutanasia voluntaria (EV) y prolongaci¨®n artificial de la vida. Y si critica esta doble medicalizaci¨®n del suicidio es porque secuestra y expropia la responsabilidad personal del sujeto, reduci¨¦ndolo sin su libre consentimiento a objeto pasivo de la autoridad terap¨¦utica que administran los m¨¦dicos.
A partir de ah¨ª concluye por reivindicar la libertad de disponer de la propia vida. Se trata de una libertad fundamental, es decir, de un derecho civil (y por ende pol¨ªtico), pero un derecho negativo, o sea, inviolable por las autoridades m¨¦dicas o civiles, y no un derecho positivo, que exija protecci¨®n y asistencia por parte de las autoridades. Por eso se opone al suicidio asistido (SA) y a la eutanasia voluntaria (EV) a la holandesa, que infantilizan al sujeto reduci¨¦ndolo al papel de paciente menor de edad, dado que le exigen deponer su libertad personal para delegarla en la autoridad m¨¦dica, que sin control alguno dispone de ella a su arbitrio discrecional.
Por supuesto, la libertad de elegir la propia muerte no es absoluta, sino que est¨¢ limitada por las responsabilidades que el sujeto tenga contra¨ªdas con los dem¨¢s. As¨ª, nadie con menores o mayores dependientes a su cargo tiene derecho a suicidarse. Por lo dem¨¢s, Szasz reivindica la libertad de matarse, en este libro duro, tenso, riguroso y tambi¨¦n pol¨¦mico, pero de lectura necesaria y obligada.
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