La comedia de la crisis

En el concierto latinoamericano actual de voces urbanas, acentos ir¨®nicos y f¨¢bulas de absurdo social, la narrativa peruana se distingue de inmediato por el impecable humor con que reconstruye una comedia de la crisis. Fernando Ampuero (Lima, 1949), uno de los narradores recientes de mayor talento, convierte a la crisis en una caja china de sorpresas: en esta novela de factura magistral siempre hay una verdad detr¨¢s de otra; lo cual declara la incertidumbre de las evidencias, pero tambi¨¦n la apoteosis del simulacro. S¨®lo que, como en la picaresca, no se trata ya de revelar las miserias comunes, sino de sobrevivir contra ellas. Caramelo verde es una caja china sin fondo: el narrador es v¨ªctima propicia de sucesivas trampas, que le dan cada vez una identidad distinta. En una de esas revelaciones despierta con una pistola en la mano y un cad¨¢ver al lado. Ese montaje lo convierte en un fugitivo, pero tambi¨¦n en un perseguidor: huye de la banda robada y busca a su novia asesina. Como de una 'caja de sorpresas', en cada cap¨ªtulo salta otra aventura.

Re¨ªmos con la farsa de la

vida clandestina, mapa exacto de la p¨²blica, y nos rendimos al encanto del relato, cuya din¨¢mica cambiante es una saga de quebrantos. El pa¨ªs ha convertido a la clandestinidad en el espacio natural, a tal punto que las avionetas que parten con la coca¨ªna y vuelven con los d¨®lares marcan las horas en el nuevo tiempo al rev¨¦s. El absurdo y el sarcasmo reemplazan al orden y la civilidad. En ese mundo, el h¨¦roe de este relato encuentra en su historia, como en las maletas o las mochilas, dobles fondos y nuevos caminos: la crisis es siempre una segunda o tercera intenci¨®n, porque la corrupci¨®n, la violencia y el crimen se han hecho impunes.

Sobrevivir con ingenio y humor, sin embargo, es un camino solitario y sin retorno: la verdad de la corrupci¨®n obliga al h¨¦roe de esta novela a dejar la sociedad y sumarse a una tribu amaz¨®nica. O sea, el personaje de una novela peruana no tiene otra salida que dejar la novela. La novia astuta que huy¨® con el bot¨ªn de la banda de los narcotraficantes, dejando a nuestro h¨¦roe como sospechoso, proven¨ªa ya del Amazonas y lamentaba su alfabetismo reciente, su mala letra. El novio vengado, y ahora huido, se hace maestro de escuela en la selva para ense?ar a los ni?os a volver a la novela, al relato de una nacionalidad hecha entre muchas trampas.

Con brillo formal y pasi¨®n narrativa, esta novela es tambi¨¦n una demostraci¨®n de c¨®mo la nueva literatura latinoamericana es capaz de reprocesar el malestar no para naturalizarlo como trauma nacional ni para escandalizar a las buenas conciencias con una versi¨®n perif¨¦rica y pintoresca del mal social, sino para convivir con la agon¨ªa cierta de un tiempo excesivamente real y, por eso, inveros¨ªmil. Las mejores novelas nacen, justamente, de esa fecunda disparidad. Relato picaresco, novela policial, retrato moral de tiempos de penuria, Caramelo verde es, al final, una f¨¢bula sobre la inocencia perdida por la escritura, cuya vehemencia y elocuencia son tanto catarsis como exorcismo.