La dalia pugna con la violeta por ser la flor de Madrid
El alcalde inaugura en el parque de la Arganzuela la dalieda Bot¨¢nico Cavanilles con 4.170 plantas de gran variedad
El alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, inaugur¨® ayer el primer gran jard¨ªn de dalias con el que Madrid cuenta. Esta flor solitaria de colores fulgurantes y caprichosas texturas vino de la mexicana Nueva Espa?a en el siglo XVII y fue descrita por primera vez en Madrid en 1791 por el bot¨¢nico y abate Antonio Jos¨¦ de Cavanilles, quien da nombre a la dalieda reci¨¦n estrenada. El jard¨ªn, de 4.170 plantas, decorar¨¢ con 138 variedades de esta flor una plaza contigua al Palacio de Cristal de Arganzuela, cerca de su Casa del Reloj.
Una bancada en azulejer¨ªa con cenefas verdiazules dibuja el contorno circular de la plaza. Geranios rojos en un cuartel romboide ocupan su centro, jalonado por cuatro grupos de farolas del siglo XIX, semejantes por su porte a los magnolios y casta?os de Indias que dan sombra a los cuatro cuarteles ajardinados por los que el jard¨ªn de dalias se esparce.
Procedente de M¨¦xico y descrita en Madrid en el a?o 1791, la dalia se extendi¨® al resto del mundo en el siglo XIX
Dos de sus gajos muestran dalias con forma de pomp¨®n y otras, las de cactus, sus p¨¦talos estrechos de recurvados bordes. Los otros dos cuarteles exhiben una miscel¨¢nea de especies como nen¨²fares, an¨¦monas y collaretes. Todas han florecido. Su colorido compone un encendido arco iris del que s¨®lo queda excluido el azul. Dominan los rojos oscuros, los amarillos azafranados y los tonos violetas, todos ellos especialmente realzados por las suculentas texturas de esta flor que, a juicio de Adriano Garc¨ªa-Loygorri, concejal de Medio Ambiente, 'bien pudiera ser la flor m¨¢s madrile?a'. Razones para afirmarlo no le faltan. Fue precisamente Madrid la primera ciudad no americana receptora de las semillas de dalia, enviadas a comienzos del siglo XVII por Francisco Hern¨¢ndez, bot¨¢nico y jardinero del rey Felipe III. Este cient¨ªfico mantuvo su nombre original, que los aztecas llamaban acocotl; las empleaban para combatir la epilepsia y para ataviarse en las celebraciones rituales, donde asimismo inger¨ªan su ra¨ªz bulbosa. Se pens¨® entonces que podr¨ªa tratarse de una planta comestible y por ello fue enviada a Espa?a en un gale¨®n. No obstante, la descripci¨®n de Hern¨¢ndez cay¨® en el olvido.
Casi dos siglos despu¨¦s, en 1785, el director del Jard¨ªn Bot¨¢nico de M¨¦xico, Vicente Cervantes, envi¨® ejemplares de esta planta a su colega en Madrid, Casimiro G¨®mez Ortega. En 1791 fue descrita por el abate Cavanilles, director del Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid, quien la bautiz¨® Dahlia en homenaje a Andreas Dahl (1751-1789), disc¨ªpulo del sueco Carl von Linne, Linneo, padre de la taxonom¨ªa vegetal europea. El abate qued¨® fascinado por las formas y texturas de sus p¨¦talos. El poeta indio Rabindranat Tagore dir¨ªa de ella: 'De tener aroma, la dalia desplazar¨ªa a la rosa de la cima de la belleza'.
No obstante, se asegura que fue la esposa del embajador de Inglaterra en Madrid, lady Holland, la persona que en 1802 m¨¢s contribuy¨® a acreditar universalmente la hermosura de la dalia, desde entonces conocida en Europa como la flor de Espa?a. Cuando su esposo retorn¨® a Londres, ella llev¨® consigo semillas y tub¨¦rculos: la prodigiosa adaptabilidad de la planta hizo el resto. Ingleses, franceses, belgas y holandeses quedaron prendados por esta flor. La dalia se planta en primavera, crece de manera incesante a lo largo del verano y, en invierno, ¨²nicamente conserva sus ra¨ªces, que suelen exigir su trasplante a lugares abrigados. Pide mucha agua y demanda un buen drenaje, ya que su sequedad resulta seductora a los par¨¢sitos.
Adquiere tal versatilidad que sorprende siempre por su caprichoso desarrollo, con tallas que var¨ªan desde 1,50 metros hasta portes mucho m¨¢s reducidos. Hoy se conocen al menos 15.000 variedades de dalia. La inauguraci¨®n de este jard¨ªn en Arganzuela es una apuesta del Ayuntamiento de Madrid por esta flor, a la que se considera muy madrile?a. El ingeniero agr¨®nomo Jos¨¦ Luis Pitarromero, ferrolano de 77 a?os, quien fuera director de Parques y Jardines, ha sido el gran impulsor de esta dalieda.
'Ya en tiempos del recordado alcalde Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n plante¨¦ la deuda que la ciudad tiene con la dalia, por ser Madrid la patria de esta flor. Hoy tengo el gozo de saber que aquel sue?o se ha cumplido gracias a la ayuda del actual alcalde y su equipo'.
Algunos dicen que la flor t¨ªpica de Madrid es el nardo; otros afirman que lo es la violeta, y otros m¨¢s sostienen que son los gladiolos. Pero la m¨¢s espec¨ªficamente madrile?a, al menos desde el punto de vista literario, quiz¨¢ sea la glicinia, a la que el escritor Ram¨®n G¨®mez de la Serna se refiere as¨ª: 'La primavera no llega a Madrid mientras no florecen las glicinias del jard¨ªn del marqu¨¦s de Salamanca, en Recoletos'.
Un vergel tropical junto a Legazpi
A escasa distancia de la dalieda inaugurada ayer se alza el Palacio de Cristal de Arganzuela, una gran estructura met¨¢lica cubierta, con un sistema de naves a dos aguas adosadas que se cortan en forma de crucero. Hace una d¨¦cada fue bellamente adaptada, con rampas y escaleras, para albergar en cuatro ¨¢mbitos cubiertos y acristalados, especies vegetales tropicales, subtropicales y suculentas o cact¨¢ceas. Sus ficus, palmeras, cactus, dragos y plataneras, as¨ª como ¨¢rboles de ra¨ªces a¨¦reas, como los pandanus, procedentes de pa¨ªses como Australia, Laos o M¨¦xico, con humedades y temperaturas reguladas para cinco microclimas, han determinado que algunos ejemplares hayan crecido hasta nueve metros. Ocupan 8.452 metros cuadrados. El ingeniero Vicente Olmos fue uno de sus m¨¢s esforzados impulsores. 'La dalieda Bot¨¢nico Cavanilles se incorpora a la serie de jardines tem¨¢ticos, en Moratalaz, Puente de Vallecas y Entrev¨ªas, con los que el Ayuntamiento de Madrid ya cuenta', explica el concejal de Medio Ambiente, Adriano Garc¨ªa-Loygorri. 'Queremos que se conviertan en fuente de conocimientos para quienes los visitan, a los que pedimos encarecidamente que los cuiden y mimen'. Las zonas verdes de Madrid ocupan 5.000 hect¨¢reas, dice Santiago Romero, director de Servicios de Parques y Jardines de la Concejal¨ªa de Medio Ambiente. Junto a la dalieda reci¨¦n estrenada formaron ayer algunos de los flamantes efectivos que componen los equipos zonales y las contratas de Parques y Jardines. Su dotaci¨®n incluye hasta 1.800 veh¨ªculos, asegura el edil, que agradeci¨® al alcalde la atenci¨®n presupuestaria dedicada a su departamento en el ¨²ltimo ejercicio: 48 millones de euros.
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