?tica profesional
Durante los ¨²ltimos meses, numerosos casos de mala gesti¨®n de directivos empresariales junto a m¨¢s que probables connivencias de sus auditores han sacudido el sector de las auditoras se?alando, acertadamente, el riesgo de que el conflicto de intereses bajo el que act¨²an desvirt¨²e la validez de sus juicios. Tal vez convenga recordar que el conflicto de intereses ha sido un tema de debate y discusi¨®n dentro de las auditoras desde mucho antes que estallara el caso Enron, y que todas las auditoras de prestigio tienen mecanismos de control interno y de control de calidad que probablemente har¨ªan palidecer los de cualquier otro sector de la actividad econ¨®mica.
Pretender que los controles sean siempre infalibles es ingenuo, pero alivia ver la rigurosidad del castigo. Pens¨¦moslo, un presunto fraude cometido en una oficina local (Houston) ha provocado el desmantelamiento de una compa?¨ªa a nivel mundial. Algo as¨ª como si en el mundo de la pol¨ªtica el fraude de un alcalde en un Ayuntamiento cualquiera pudiese provocar la desaparici¨®n global de un partido pol¨ªtico. ?Se imaginan cu¨¢ntos partidos pol¨ªticos quedar¨ªan en Espa?a?
Pues bien, a pesar de todo, la sociedad global ha juzgado con toda severidad la responsabilidad de Andersen en el esc¨¢ndalo Enron y no ha dudado que la desaparici¨®n de la empresa era el justo castigo a su falta de ¨¦tica profesional, y que el conflicto de intereses es un peligroso vicio que era preciso atajar de ra¨ªz.
Y entonces llegamos a nuestra querida tierra, para leer que el consejo de Terra M¨ªtica ha decidido cambiar de auditores (a Andersen precisamente) justo despu¨¦s de recibir un duro informe de auditor¨ªa que hac¨ªa aumentar significativamente las p¨¦rdidas del ejercicio.
Probablemente los mismos miembros del consejo de administraci¨®n de Terra Mitica, y el mismo ministro Zaplana, y hasta el alcalde de Orihuela y el se?or Fenoll, hayan seguido el caso Enron y hayan comentado en sus tertulias que el conflicto de intereses es una cosa muy fea que hay que perseguir. Pero cuando se trata del inter¨¦s de uno mismo, entonces ya nadie recuerda en qu¨¦ bolsillo guardaba la ¨¦tica y no dudan en actuar como los jetas indecentes que son: que el informe de auditor¨ªa me deja mal, pues despido al auditor, qu¨¦ facil.
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