Un desconocido en el podio
El lituano Rumsas ha sido la gran sorpresa de la carrera
El ciclismo del Este es otra historia. Carreras peque?as. Sueldos peque?os. Viajes en furgonetas estrechas por medio mundo. Equipos de tercera divisi¨®n. Carreras de quinta categor¨ªa. En Sur¨¢frica, en Venezuela, en Argentina, en Cuba, en Polonia, en el Reino Unido, en Australia, Estados Unidos o Alemania. M¨¢s de cien d¨ªas al a?o de competici¨®n. Poco seguimiento. Pura supervivencia. En ese mundo, creci¨® y se desarroll¨® Raimondas Rumsas, lituano rubio y claro, que ayer fue la cara nueva, el desconocido, que subi¨® a un podio que los dos a?os anteriores hab¨ªa ofrecido a los tres mismos personajes y en el mismo orden: Armstrong, Ullrich, Beloki.
Rumsas creci¨® y se hizo bueno en Sulite. A los 13 a?os gan¨® la primera carrera en la que compiti¨® y fue, poco a poco, subiendo todos los escalones hasta convertirse en la mejor promesa nacional. Ya no viv¨ªa en la granja de sus padres, 30 hect¨¢reas de patata y remolacha y algunos animales, que todav¨ªa cultivan. Ya se hab¨ªa casado con Edita, una belleza estilo Kurnikova, y ya viv¨ªa en la capital. Ya era un crack. Y como tal pas¨® al mejor equipo de la vecina Polonia, al Mroz, poco presupuesto, poco material, poco sueldo, muchas carreras. 'Yo siempre he sido fuerte, lo que pasa es que antes no pod¨ªa participar en las grandes carreras, en las cl¨¢sicas y grandes vueltas, y nadie me conoc¨ªa'. Estaba fuera del circuito. Lejos de una Europa opulenta que no le abr¨ªa las puertas pese a demostraciones como la que hizo en el Mundial de Valkenburgo, en 1998. No ten¨ªa contactos en Italia, la gran v¨ªa de entrada del Este, y tuvo que seguir en el Mroz, hasta que, en 1999 gan¨® la Semana Lombarda y se ech¨® un protector italiano, Piero Pieroni, un ex masajista de Moser, que le coloc¨® en el Fassa Bortolo. Empez¨® a ganar dinero. Se fue con mujer y tres hijos a vivir a Lunata, en Toscana, y all¨ª empez¨® a hacer carrera y a tener problemas.
'Todo el mundo dice que le dej¨¦ marchar porque tuvo problemas con el l¨ªder del equipo, Casagrande', dice, voz alta, tono fuerte, Giancarlo Ferretti. 'Pero fue una decisi¨®n puramente comercial, que es la que manda en el ciclismo. Rumsas ped¨ªa mucho dinero, y quiz¨¢s lo mereciera, pero Rumsas no es italiano. Y eso se nota en la resonancia de sus victorias. Cuando gan¨® el Giro de Lombard¨ªa, la noticia era peque?¨ªsima. Y ahora, su podio tendr¨¢ menos repercusi¨®n en la prensa italiana que el maillot blanco de Basso. No tuve elecci¨®n'.
La versi¨®n de Rumsas difiere. Con el Fassa Bortolo debut¨® en la Vuelta 2000 y termin¨® quinto. Demostr¨® que aparte del car¨¢cter y el hambre de victorias, ten¨ªa calidad, contrarrelojeaba, escalaba y sprintaba como los mejores. Y aguantaba tres semanas. Luego gan¨® en Lombard¨ªa. Y luego lleg¨® Casagrande al equipo. Y le marc¨® con una cruz. Le borr¨® del equipo que deb¨ªa ir al Tour, tambi¨¦n del Giro. Y Rumsas, que hab¨ªa ganado la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, que se sent¨ªa fuerte para la carrera francesa, se rebot¨®. Se fue al Lampre.
No empez¨® bien en el equipo de Pietro Algeri. Se cay¨® en marzo en el Giro del Etna. Se dio un buen golpe en la cadera. Estuvo parado. Reapareci¨® en el Pa¨ªs Vasco, y sufri¨® el fr¨ªo, porque, pese a ser lituano, el fr¨ªo no le va. Pero sonri¨® y hace un par de meses le dijo a su director: 'Voy a subir al podio del Tour'. A Algeri le gust¨® que tuviera ambici¨®n y le dej¨® que se preparara para el Tour a su gusto. Y como Beloki en 2000, Rumsas debut¨® y acab¨® tercero de una carrera de la que no conoc¨ªa ni una sola de las subidas. 'Por eso he ido a rueda todo el tiempo', dice, 'porque si no conoces d¨®nde te metes, ?c¨®mo vas a atacar?'.
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