Modernidad y contemporaneidad
Recientemente aparec¨ªa en estas p¨¢ginas un extra?o art¨ªculo de Consuelo Ciscar con el que la autora pretend¨ªa celebrar el primer aniversario del Muvim. El escrito resultaba curioso no s¨®lo por el evidente cambio de estilo literario, habitualmente tan cuidado que da gusto leerlo aunque se discrepen de sus opiniones, sino, sobre todo, porque la totalidad del mismo estaba destinado a elogiar su gesti¨®n al frente de la Sala Parpall¨® sin que aparezca ninguna referencia al resto de actividades del museo. Se trataba pues de un texto que destacaba m¨¢s por lo que en ¨¦l se callaba que por lo que se dec¨ªa.
Vayamos por partes: me parece que el prestigio de la Sala Parpall¨® no puede deberse, tan s¨®lo, a los ¨¦xitos de su reciente gesti¨®n puesto que viene de muy antiguo. Le recuerdo que el proyecto fue iniciado en 1980 por la Diputaci¨®n de Valencia. Entonces ocupaba un espacio anexo al Teatro Escalante y la Sala estaba dirigida por el artista valenciano Artur Heras. Fue ¨¦l quien acert¨® plenamente al dise?ar un acercamiento progresivo y did¨¢ctico a las ¨²ltimas propuestas de la contemporaneidad art¨ªstica; algo que en aquellos momentos supuso un aut¨¦ntico revulsivo en el provinciano ambiente que se respiraba en Valencia. Con la inauguraci¨®n del IVAM, que no se produjo hasta una d¨¦cada despu¨¦s, este peque?o espacio sigui¨® desarrollando, de forma paralela y sin complejos ni interferencias, su interesante apuesta por el arte contempor¨¢neo. Y es como consecuencia de esta labor conjunta, complementada por la aparici¨®n de nuevas galer¨ªas privadas y por la renovaci¨®n de los contenidos que se imparten en la Facultad de Bellas Artes, que la contemporaneidad art¨ªstica va calando en el tejido social valenciano.
A mediados de los noventa, cuando la Sala Parpall¨® es trasladada a la Beneficencia, la presencia de nuestra comunidad en el panorama art¨ªstico nacional e internacional ya se considera destacable (el IVAM se ha convertido en el museo de referencia del Estado) y, aunque su nuevo director, Manuel Mu?oz, opta por el continuismo e intenta seguir desarrollando una labor complementaria a la del IVAM, lo cierto es que su trascendencia social se va a ir diluyendo con el tiempo.
Pero es recientemente, con el traslado a los s¨®tanos del Museo de la Ilustraci¨®n y la Modernidad, cuando la Parpall¨® pierde finalmente su independencia y pasa a depender directamente de la Subsecretar¨ªa de Promoci¨®n Cultural. Hasta el momento, las cinco exposiciones que hemos visto durante esta nueva etapa, m¨¢s la anunciada 'pintura valenciana de los noventa', no permiten intuir ning¨²n tipo de proyecto espec¨ªfico (se ha organizado una de dise?o, otra de arquitectura, otra de vanguardias, otra de Dal¨ª y otra de pintura egipcia) por lo que, salvo cambio de rumbo, lo que nos anuncian estos datos es que, carente de proyecto, el principio del fin de la Sala Parpall¨® ha comenzado. Y, si a ello le a?adimos el reciente cierre del Centre del Carme del IVAM, me parece que m¨¢s que celebrar aniversarios lo que habr¨ªa que hacer es llorar la p¨¦rdida de nuestra incipiente incorporaci¨®n a la contemporaneidad art¨ªstica.
Por otra parte, no se entiende qu¨¦ sentido tiene enterrar a la Parpall¨® en ese mausoleo de lujo que es el Muvim. Se supone que no es su funci¨®n la de servir de museo de arte contempor¨¢neo y, por tanto, lo l¨®gico ser¨ªa que se dedicara exclusivamente a abordar los temas propios de la Ilustraci¨®n y de la Modernidad, entendiendo a ¨¦sta ¨²ltima como estricta etapa historiogr¨¢fica de forma que sus propuestas no acaben solap¨¢ndose con las del IVAM. Ahora bien, es este papel espec¨ªfico, el cual justificaba a duras penas su creaci¨®n, el que no se est¨¢ cumpliendo en absoluto: a un a?o de su inauguraci¨®n, la biblioteca para investigadores sigue estando cerrada, y se ignora cu¨¢ndo estar¨¢ disponible. Y lo mismo ocurre con el previsto jard¨ªn arqueol¨®gico que tampoco tiene fechas adjudicadas. Por otra parte, acaba de inaugurarse la exposici¨®n de Mayans que fue concebida para la inauguraci¨®n del centro, y mientras hemos disfrutado de las goteras de su cubierta, el mismo problema t¨¦cnico, perm¨ªtaseme recordarlo, que supuestamente justificaba la desaparici¨®n de Centre del Carme.
Sin embargo, nada de esto parece importarle a la subsecretaria. Aunque quiz¨¢s s¨ª que deber¨ªa, porque no hace falta demasiada ilustraci¨®n para entender que es definiendo buenos proyectos y cumpli¨¦ndolos rigurosamente como se demuestra la eficacia de una gesti¨®n. Las autoalabanzas, por mucho que se repitan (alguien se?alaba en e-valencia.org, que siete de los ocho p¨¢rrafos de su art¨ªculo cumplen esta funci¨®n), s¨®lo sirven para dejar en rid¨ªculo a quienes se las prodigan: recuerde el cuento aquel del rey que se paseaba desnudo y, por favor, vuelva usted a abrir el Centre del Carme.
Domingo Mestre es miembro del colectivo United Artists from the Museum y de la Plataforma Ex Amics de l'IVAM.
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