La inmigraci¨®n, gran reto de Europa en el siglo XXI
George Borjas, uno de los grandes expertos mundiales en migraci¨®n, considera que existen dos factores b¨¢sicos determinantes de los flujos migratorios. Distingue este economista americano entre los factores pull, o de atracci¨®n, y factores push, o de expulsi¨®n. Los primeros son aquellos que responden a la demanda de inmigrantes por parte de los pa¨ªses de destino, derivada de sus necesidades de mano de obra. Los segundos son aquellos que responden a la oferta de emigrantes derivada de la situaci¨®n y las condiciones econ¨®micas de los pa¨ªses de origen.
Los factores pull han predominado en los pa¨ªses de inmigraci¨®n tradicional como EE UU, Australia o Canad¨¢, o en la reconstrucci¨®n alemana despu¨¦s de la II Guerra Mundial, en el auge europeo de los a?os sesenta o incluso actualmente en la demanda de especialistas en las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n provenientes de Asia y centro y este de Europa.
Los factores push predominaron hace un siglo en la emigraci¨®n irlandesa a Norteam¨¦rica o en la espa?ola a Latinoam¨¦rica, y, m¨¢s recientemente, en la mexicana, centroamericana y caribe?a a EE UU o en la africana a Europa.
Cuando predominaban los factores pull en Europa, en la segunda mitad del siglo XX, los mismos emigrantes se autoselecionaban ya en sus pa¨ªses de origen y, adem¨¢s, el pa¨ªs de destino era capaz de preseleccionar posteriormente a los inmigrantes de acuerdo con la composici¨®n de sus factores de producci¨®n y de sus demandas espec¨ªficas de trabajo insatisfechas. La inmigraci¨®n era, adem¨¢s, de car¨¢cter temporal.
Sin embargo, ahora nos encontramos con la situaci¨®n contraria. Son claramente los factores push, a mi entender, los que est¨¢n detr¨¢s de los actuales flujos de inmigraci¨®n en Europa y los que van a predominar, en general, a lo largo del siglo XXI, prueba de ello es que la inmigraci¨®n ilegal est¨¢ siendo cada vez m¨¢s importante que la legal, lo que es un signo inconfundible de la importancia de los factores extremos de expulsi¨®n, que son crecientemente dominantes en los pa¨ªses de origen. Las actuales condiciones de precariedad, cuando no de desesperaci¨®n, en los pa¨ªses pobres de ?frica, Asia y Latinoam¨¦rica provocan dicho efecto 'expulsi¨®n'.
Para confirmar este argumento no hay m¨¢s que pasar revista a las proyecciones demogr¨¢ficas que el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas (FNUAP) ha realizado, en 1999, para los pr¨®ximos 50 a?os. Estas proyecciones parten, en primer lugar, del supuesto obligado de 'migraci¨®n cero', condici¨®n necesaria para hacer cualquier proyecci¨®n demogr¨¢fica, y, en segundo lugar, de un escenario intermedio de evoluci¨®n demogr¨¢fica, que no extrapola, mec¨¢nicamente, las tasas de natalidad y de mortalidad actuales. Es decir, dichas proyecciones parten del supuesto que las tasas de natalidad en Europa van a ir aumentando paulatinamente respecto de las actuales y, por el contrario, que las tasas de natalidad de los pa¨ªses en desarrollo van a ir cayendo lentamente respecto de las actuales. De acuerdo con estos dos supuestos, la poblaci¨®n mundial va a pasar, en los pr¨®ximos 50 a?os, de los 6.000 millones actuales a unos 9.000 millones en 2050. Si se proyectaran mec¨¢nicamente las tasas de crecimiento actuales, se alcanzar¨ªan los 10.700 millones en dicho a?o.
En este contexto, Europa occidental y del Este, incluida Rusia, perder¨ªa cerca de120 millones de habitantes en los pr¨®ximos 50 a?os, pasando de los780 millones actuales a unos 660 millones de habitantes. Es decir, Europa continuar¨ªa su declive demogr¨¢fico relativo, aunque m¨¢s lentamente que en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Tras haber llegado a representar, en 1960, el 20% de la poblaci¨®n mundial, ha ca¨ªdo al 11% en 2000 y caer¨¢ al 7% en 2050. Por el contrario, ?frica ganar¨ªa m¨¢s de mil millones de habitantes, pasando de los 770 actuales a 1.800 millones a mitad de siglo. Asia, incluidos los pa¨ªses del CIS, y Ocean¨ªa ganar¨ªan cerca de 1.400 millones, pasando de los 3.960 actuales a los 5.340 millones. Am¨¦rica aumentar¨ªa en 380 millones su poblaci¨®n, pasando de los 820 millones actuales a 1.200 millones, y todo su crecimiento demogr¨¢fico se dar¨ªa en Latinoam¨¦rica.
Es decir, los pa¨ªses desarrollados reducir¨ªan su poblaci¨®n en casi 200 millones de habitantes y los pa¨ªses en desarrollo la aumentar¨ªan en 3.200; dentro de estos ¨²ltimos, los pa¨ªses m¨¢s pobres aumentar¨ªan su poblaci¨®n en 1.600 millones; es decir, la mitad del total. Ante desequilibrios tan enormes en las tasas de crecimiento de la poblaci¨®n, es m¨¢s que probable que los factores de expulsi¨®n de los pa¨ªses pobres van a ser los predominantes en este siglo y los par¨¢metros por los que discurran los flujos migratorios no tengan nada que ver con los que han predominado en Europa a los largo de los ¨²ltimos 50 a?os.
Si se hace una especulativa y grosera comparaci¨®n entre los flujos migratorios del anterior per¨ªodo de globalizaci¨®n acelerada, que tuvo lugar entre 1870 y 1914, y los del actual, suponiendo que contin¨²e en los pr¨®ximos 50 a?os, los resultados que se obtienen son realmente preocupantes. En dicho anterior per¨ªodo, en el que el mundo ten¨ªa una poblaci¨®n total media de 1.500 millones, hubo m¨¢s de 60 millones de emigrantes que se trasladaron desde Europa a Am¨¦rica y otros 60 millones desde los pa¨ªses pobres a los ricos; es decir, unos 120 millones en total. Utilizando la misma proporci¨®n en los pr¨®ximos 50 a?os, la emigraci¨®n potencial en este nuevo per¨ªodo, en el que la poblaci¨®n mundial media ser¨¢ de 7.500 millones, podr¨ªa pasar de los 120 millones de aquellos 44 a?os a unos 600 millones en los pr¨®ximos 50; es decir, se multiplicar¨ªa por cinco.
Yo creo que las cifras son lo suficientemente elocuentes para prever una explosi¨®n de la inmigraci¨®n que no va a ser f¨¢cil de controlar siguiendo las pautas de los ¨²ltimos a?os. Estamos, por tanto, ante un nuevo paradigma migratorio que exige otro tipo de an¨¢lisis, muy diferente al de los modelos actuales.
El fen¨®meno de la autoselecci¨®n, basado en la dispersi¨®n salarial dentro del pa¨ªs de origen respecto de la dentro del pa¨ªs de destino, es muy dif¨ªcil de aplicar a situaciones en las que los factores de expulsi¨®n son tan dominantes y las diferencias salariales, no tanto en cada pa¨ªs como entre el pa¨ªs de origen y de destino, son tan elevadas. Tendr¨ªa que tenerse en cuenta, exclusivamente y en el mejor de los casos, ya que la mayor¨ªa de los inmigrantes est¨¢n desempleados o subempleados, el nivel salarial absoluto de cada emigrante potencial en el pa¨ªs de origen.
Lo mismo puede decirse sobre la idea de conseguir que la emigraci¨®n sea temporal, como ha ocurrido en Europa durante mucho tiempo. En primer lugar, los pa¨ªses tradicionalmente acogedores, como Estados Unidos o Canad¨¢, la han abandonado y se inclinan por los contratos indefinidos, la agrupaci¨®n familiar y la asimilaci¨®n, aunque sigan siendo muy exigentes a la hora de conceder la nacionalidad. Pero, sobre todo, porque la contrataci¨®n temporal de los a?os sesenta, cuando la poblaci¨®n mundial era de 3.000 millones, no puede tener cabida con una poblaci¨®n prevista de 9.000 millones. No veo posible c¨®mo el 11% de la poblaci¨®n mundial, que es lo que representar¨¢n los 1.000 millones de habitantes del conjunto de la poblaci¨®n de los pa¨ªses de la OCDE a mediados de este siglo en el total mundial pueda imponer muchas condiciones a la potencial presi¨®n del 6,6% que es lo que representan los 600 millones de emigrantes intentando entrar en ellos.
En ¨²ltima instancia, la experiencia hist¨®rica demuestra que la forma m¨¢s r¨¢pida de conseguir la convergencia de rentas por habitante en el mundo ha sido siempre la emigraci¨®n, y m¨¢s a¨²n va a serlo as¨ª cuando, aunque los niveles de pobreza absoluta se van reduciendo, las diferencias de renta est¨¢n creciendo r¨¢pidamente entre los pa¨ªses ricos y los pobres, alcanzando en la actualidad niveles hist¨®ricos desconocidos. Desgraciadamente, muchos pol¨ªticos de los pa¨ªses ricos y muchos antiglobalizadores no entienden dos aspectos fundamentales de este problema. El primero es que cuanto mayor sea la globalizaci¨®n -es decir, cuanto mayores sean los flujos de capital, de inversi¨®n directa y de tecnolog¨ªa que acuden a los pa¨ªses en desarrollo y cuanto mayor acceso tengan estos pa¨ªses a trav¨¦s de sus exportaciones a los pa¨ªses ricos- menores ser¨¢n los flujos potenciales de inmigraci¨®n. El segundo es que la globalizaci¨®n de verdad tambi¨¦n consiste en que haya grandes movimientos migratorios, que permiten asignar m¨¢s eficientemente la mano de obra en el mundo y reducir las crecientes desigualdades de renta.
Desgraciadamente, por un lado, los pa¨ªses ricos, a trav¨¦s de mantener elevados aranceles a los productos que provienen de los pa¨ªses pobres, especialmente los agr¨ªcolas y los intensivos en mano de obra, adem¨¢s de imponerles cuotas, y de seguir manteniendo unas subvenciones agr¨ªcolas enormes y distorsionantes, impiden que la globalizaci¨®n funcione tambi¨¦n para los pa¨ªses pobres. Por otro lado, los pa¨ªses ricos siguen siendo enormemente insolidarios con los pobres, como muestra la fuerte ca¨ªda que en esta ¨²ltima d¨¦cada han tenido los vol¨²menes absolutos de Ayuda Oficial al Desarrollo, ayuda que, adem¨¢s, se trata de ligar en la mayor¨ªa de los casos a conseguir un mayor flujo de sus exportaciones de bienes y servicios a los pa¨ªses pobres y que, en algunos casos, est¨¢ incluso ligada a la compra de material de defensa. Lo que realmente necesitan estos pa¨ªses, que es educaci¨®n, sanidad e infraestructuras f¨ªsicas e institucionales, representa todav¨ªa una peque?a parte de dicha ayuda.
De no jugar a la globalizaci¨®n en serio y con todas sus consecuencias, ser¨¢ muy dif¨ªcil detener las masa de emigrantes que se agolpar¨¢ en nuestras fronteras en las pr¨®ximas d¨¦cadas, por muchas leyes que se hagan y mucha polic¨ªa que se dedique a tal empe?o.
Guillermo de la Dehesa, presidente del CEPR, Centre for Economic Policy Research.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Deportaci¨®n
- Repatriaci¨®n
- Unfpa
- Redes ilegales
- Tr¨¢fico inmigrantes
- Tr¨¢fico personas
- Inmigrantes
- Extranjeros
- ONU
- Inmigraci¨®n
- Inmigraci¨®n irregular
- Uni¨®n Europea
- Delincuencia
- Pol¨ªtica migratoria
- Organizaciones internacionales
- Migraci¨®n
- Relaciones exteriores
- Demograf¨ªa
- Sociedad
- Trata de seres humanos
- Delitos
- Justicia