Caminando por la senda equivocada
Sostiene el autor, que el sector del transporte y el de energ¨ªa han sido los grandes causantes del efecto invernadero.
La reciente publicaci¨®n por parte de la consejer¨ªa de Medio Ambiente del Gobierno vasco del primer inventario de emisiones de gases de efecto invernadero en nuestra comunidad aut¨®noma ha puesto de relieve el hecho de que nuestro pa¨ªs presenta un muy mal balance ante el tema del cambio clim¨¢tico.
Las emisiones realizadas el a?o 2000 han sido un 25,3% superiores a las del a?o de referencia,1990. En 1992, los pa¨ªses desarrollados formularon, en el marco de la Convenci¨®n del Cambio Clim¨¢tico aprobada en la cumbre de R¨ªo, el objetivo -no vinculante- de estabilizar sus emisiones en 2000 respecto a las de 1990.
En lugar de presentar los deberes correctamente hechos ante la pr¨®xima cumbre que las Naciones Unidas van a celebrar en la ciudad surafricana de Johannesburgo, el Estado espa?ol, en general, y el Pa¨ªs Vasco, en particular, presentar¨¢n en el tema del cambio clim¨¢tico un balance impropio de pa¨ªses ambientalmente responsables.
La transici¨®n hacia un nuevo modelo energ¨¦tico debe basarse en la opci¨®n por las energ¨ªas renovables
De momento, el Pa¨ªs Vasco no ha dado la talla ante el tema crucial del cambio clim¨¢tico
El clima es uno de los sistemas vitales clave que han permitido el florecimiento de la vida en la Tierra. Con raz¨®n, el cambio clim¨¢tico es considerado el principal problema ambiental que la humanidad ha de enfrentar en el siglo XXI. La actual concentraci¨®n de CO2 en la atm¨®sfera es en estos momentos, seg¨²n los informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico, la mayor de los ¨²ltimos 400.000 a?os y probablemente la mayor de los ¨²ltimos 20 millones.
Su alteraci¨®n debida a las emisiones de origen humano est¨¢ provocando, entre otros muchos efectos, una mayor frecuencia de fen¨®menos climatol¨®gicos extremos como olas de calor, gota fr¨ªa, sequ¨ªas, fuegos, inundaciones y huracanes, con sus secuelas de da?os humanos y destrucci¨®n econ¨®mica. Adem¨¢s, hay que tener presente que en el proceso de calentamiento de la atm¨®sfera existen numerosos fen¨®menos de retroalimentaci¨®n positiva.
Dichos fen¨®menos, junto a las incertidumbres asociadas a un sistema de componentes altamente impredecibles como es el clima, hacen que, si se traspasan determinados umbrales cr¨ªticos, no puedan excluirse escenarios de alteraciones irreversibles a gran escala en el clima del planeta. Estamos haciendo de aprendices de brujo en un tema de extraordinaria importancia para la vida humana y la salud global del medio natural.
Ante esa situaci¨®n, el Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) formul¨®, en aplicaci¨®n del principio de precauci¨®n, el siguiente objetivo para la comunidad internacional: 'Lograr una estabilizaci¨®n de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera con el fin de impedir interferencias antropog¨¦nicas peligrosas en el sistema clim¨¢tico'. El IPCC propuso que la comunidad internacional redujese un 60% sus emisiones de gases de efecto invernadero.
El protocolo de Kyoto de 1997 se sit¨²a en la direcci¨®n de las demandas formuladas por la comunidad cient¨ªfica mundial. Kyoto fue un peque?o gran paso. Peque?o por el alcance del acuerdo: reducci¨®n de un 5% de las emisiones de los pa¨ªses ricos para el a?o 2012, respecto a 1990. Grande, por la enorme importancia que tiene crear un punto de inflexi¨®n en dichas emisiones, iniciando as¨ª una nueva etapa.
Parte importante de la complejidad asociada al cambio clim¨¢tico tiene que ver con el hecho de que las emisiones de efecto invernadero originadas en un determinado lugar no las sufre directamente el pa¨ªs emisor. La sufren por igual el pa¨ªs responsable y el resto del mundo.
Este hecho introduce una gran dificultad en la gesti¨®n del problema ya que, inevitablemente, en las negociaciones internacionales aparece la tentaci¨®n de dejar que sean otros los que carguen con los esfuerzos que conlleva la soluci¨®n. Es la actitud del gorr¨®n irresponsable -free rider- que quiere beneficiarse de los resultados de los acuerdos sin participar en el esfuerzo que requieren las soluciones.
Por ello, el cambio clim¨¢tico sirve como ning¨²n otro tema para retratar la madurez y el sentido de responsabilidad ambiental de los miembros de la comunidad internacional. Neg¨¢ndose a apoyar los acuerdos de Kyoto, la administraci¨®n republicana norteamericana ha dejado claro lo que le preocupa ser el responsable del 25% del total de las emisiones que se producen en el mundo. Todos hemos aprendido mucho sobre la amplitud de miras, la catadura ¨¦tica y el sentido de responsabilidad de esos poderosos gobernantes.
Ante la estruendosa retirada de la administraci¨®n norteamericana de los compromisos de Kyoto, la Uni¨®n Europea se ha encontrado emplazada ante la historia para liderar con firmeza y convicci¨®n la transici¨®n internacional hacia la resoluci¨®n de este grave problema ambiental.
Y en honor a la verdad hay que decir que la Uni¨®n Europea en su conjunto est¨¢ haciendo un buen trabajo ante este enorme reto ambiental. Las emisiones del conjunto de los 15 Estados miembros en el a?o 2000 fueron un 4% menores que las del a?o de referencia 1990, debido sobre todo a las disminuciones realizadas por Alemania y Gran Breta?a, habiendo estabilizado sus emisiones los otros dos grandes, Francia e Italia.
La Uni¨®n Europea va a presentar esos resultados como un activo ante la cumbre de Johannesburgo. En ese contexto, Espa?a ofrece el peor balance de los quince Estados miembros, con un 33% de incremento en sus emisiones. Y el Pa¨ªs Vasco ha contribuido significativamente a ese mal resultado.
Un aspecto especialmente negativo que destaca en el inventario sobre emisiones es que la intensidad energ¨¦tica de la econom¨ªa vasca ha aumentado en los ¨²ltimos a?os. Desde 1997, se han realizado m¨¢s emisiones de efecto invernadero por cada unidad monetaria generada por nuestra econom¨ªa.
Es decir, el sistema econ¨®mico del Pa¨ªs Vasco se ha hecho estos ¨²ltimos a?os m¨¢s ineficiente desde el punto de vista energ¨¦tico. Nos hemos desviado del camino de la eco-eficiencia en una de sus encrucijadas m¨¢s cr¨ªticas, la que se refiere al cambio clim¨¢tico. Entiendo que es un dato de extraordinaria importancia sobre el que nuestros responsables econ¨®micos y ambientales deben sacar urgentes conclusiones.
Como era de esperar, el sector del transporte y el de la generaci¨®n de energ¨ªa han sido los grandes protagonistas del desmesurado incremento de las emisiones vascas de efecto invernadero. El sector de la energ¨ªa ha pasado de aportar el 21% de las emisiones directas en 1990 al 29,7% en el a?o 2000. El sector del transporte ha pasado, a su vez, del 18,2% al 24,7% del total de las emisiones directas.
A la vista del inventario de emisiones, vuelve a cobrar pleno sentido la necesidad urgente de un cambio radical en la pol¨ªtica de transporte vasco. Desde el punto de vista ambiental, el sector del transporte, lamentablemente, est¨¢ actuando como un bisonte en una cristaler¨ªa.
Urge ponerle las bridas de la sostenibilidad. Entiendo que los promotores pol¨ªticos de proyectos como la autov¨ªa Supersur y otras infraestructuras viales deber¨ªan sacar las oportunas conclusiones del informe sobre el cambio clim¨¢tico y el Pa¨ªs Vasco.
Respecto al sector energ¨¦tico, los datos del inventario de emisiones ponen de relieve que la apuesta por la creaci¨®n de cuatro nuevas grandes infraestructuras de generaci¨®n el¨¦ctrica en el ¨¢rea del Gran Bilbao en los pr¨®ximos a?os es, desde el punto de vista ambiental, perseverar en la senda equivocada.
Una cosa es la necesaria modernizaci¨®n de las centrales con la consiguiente opci¨®n por el gas frente al petr¨®leo o al carb¨®n -no digamos la energ¨ªa nuclear- en plantas de ciclo combinado y otra muy distinta es hacer del ¨¢rea del Gran Bilbao el mayor complejo energ¨¦tico de toda la Uni¨®n Europea.
El reto pendiente no es seguir incrementando la oferta, ni siquiera bajo el eufemismo de la autosuficiencia energ¨¦tica. Alguien tendr¨¢ que explicar qu¨¦ tiene que ver la autosuficiencia con importar millones de metros c¨²bicos de gas de Trinidad y Tobago y de Nigeria.
La transici¨®n hacia un nuevo modelo energ¨¦tico en el Pa¨ªs Vasco debe basarse, prioritariamente, en pol¨ªticas de gesti¨®n de la demanda que modifiquen las enormes ineficiencias energ¨¦ticas del actual modelo, as¨ª como en la opci¨®n decidida por las energ¨ªas renovables.
Hay que desandar la senda equivocada por la que nos hemos adentrado si de verdad queremos que el Pa¨ªs Vasco asuma su cuota de responsabilidad ante el tema del cambio clim¨¢tico.
El Pa¨ªs Vasco ha aprobado recientemente su estrategia ambiental con la expresa intenci¨®n de iniciar un nuevo y ambicioso ciclo de pol¨ªtica ambiental que la sit¨²e en est¨¢ndares de responsabilidad y actuaci¨®n propios de la Uni¨®n Europea y ello es, sin duda, muy loable. Pero conviene repetir, una vez m¨¢s, que los hechos son tercos y es en ellos donde deben plasmarse los discursos y las buenas intenciones.
De momento, ante el tema crucial del cambio clim¨¢tico el Pa¨ªs Vasco no ha dado la talla ante los compromisos formulados por la comunidad internacional, compromisos que van a ser evaluados en la pr¨®xima cumbre de Johannesburgo. Es de desear que sea la ¨²ltima vez.
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