Aqu¨ª estamos otra vez
De c¨®mo, con un preparador f¨ªsico y un tr¨ªptico milagroso formado por tres estampas de santos contempor¨¢neos (Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, Mario Conde y Linda Bush), la aterrada cronista piensa vadear las turbulentas aguas del mes de agosto.
'??Qu¨¦ es eso!?'. La pregunta-exclamaci¨®n iracunda, formulada ayer por mi preparador f¨ªsico, reson¨® hasta el ¨²ltimo de los espejos del gimnasio de guardia. 'Un tr¨ªptico sagrado', respond¨ª valerosamente tratando de proteger con mi propio cuerpo el mencionado artilugio, que en aquel momento ya se tambaleaba sobre el tablero de instrucciones de la m¨¢quina en la que camino cada tarde como una gacela, y con la que he alcanzado mi r¨¦cord de 1,5 kil¨®metros, en media hora, con toalla al hombro y sin suegra lituana.
Un solo p¨¢rrafo y ya he establecido dos intrigas. Ah¨ª van los datos. En primer lugar, s¨ª, lo confieso, he contratado a un preparador f¨ªsico personal. De aqu¨ª se deriva un primer bloque de subpreguntas. '?Prepararse, ¨¦sta?', se dir¨¢n ustedes. '?Para qu¨¦?'. Pues para lo que queda por venir. '?Y por qu¨¦ f¨ªsica, y no ps¨ªquicamente?', seguir¨¢n. Con justeza, ya que son conscientes de que vivimos bajo un sistema mundial tan indescriptible que su presidente, el se?or hijo de Bush, ha inventado las maquiladoras humanas, o sea, la exportaci¨®n de presos de la Prisi¨®n Global a pa¨ªses externos en donde se produce, mediante h¨¢bil presi¨®n, la pieza de informaci¨®n que el Imperio del Bien necesita. Y en un mundo as¨ª, que recuerda tanto la Metr¨®polis de Fritz Lang, parecer¨ªa que necesitamos m¨¢s entrenamiento ps¨ªquico que f¨ªsico.
Habr¨¢ incr¨¦dulos que pensar¨¢n que decid¨ª hacerme con un entrenador a ra¨ªz de presenciar mi ¨²ltimo eclipse lumbar. Pues otro pues: pues no. Digamos que me preparo para resistir la danza de este mes, y para ser digna pareja de Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, mi extra?o de al lado, y no quedarme atr¨¢s y verme luego azuzada por el rencor y acabar como el Garci o Bel¨¦n Esteban, que son las personas que mejor aprovechan en este pa¨ªs la publicidad por lo que no les sucede. ?Bel¨¦n Esteban! ?No echan de menos, amigos m¨ªos, los tiempos en que las mujeres despreciadas se arrojaban a la v¨ªa del tren, como Ana Karenina?
Y ahora debo desvelar el segundo misterio, es decir, el del tr¨ªptico que inflam¨® los pectorales de mi apuesto ejecutor muscular. Ver¨¢n, antes de iniciar la Operaci¨®n Entrada en este primer agosto de la era posterior al 11-S, me tom¨¦ el trabajo de repasar los art¨ªculos que escrib¨ª hace un a?o. Hostia, t¨². Polvo somos, mas polvo fumigado. ?Qu¨¦ fue de Luis Ramallo? ?D¨®nde se halla la ex esposa del arzobispo Milingo? ?Do fueron a parar las famas que glos¨¦ en p¨¢ginas, por muchos motivos, irrepetibles? Tanta caducidad en manos de Cronos da qu¨¦ pensar, ?no es cierto?
Adem¨¢s, agosto es un mes en donde empiezas hablando de Piqu¨¦ en canoa y acabas remontando el r¨ªo Congo en busca del coraz¨®n de las tinieblas.
Por todo lo cual he fabricado el dicho tr¨ªptico port¨¢til con tres estampitas. Lo llevo a todas partes para que los respectivos santos me protejan. Y seguro que lo hacen, porque est¨¢n muy bien elegidos. La estampa n¨²mero uno es una foto de Aznar corriendo con los chicos de la Ruta Quetzal. A ¨¦l le rezo mientras hago ejercicios f¨ªsicos para que me recomiende a Miguel de la Quadra-Salcedo, que ostenta el premio Mayores en Acci¨®n, al que aspirar¨¦ en cuanto coloque mis gemelos en la parte interior de mis piernas.
La segunda estampa refleja a Mario Conde, protom¨¢rtir de la econom¨ªa creativa, en uno de sus desfiles de Emidio Tucci entrando en Alcal¨¢-Meco. A ¨¦l me encomiendo cuando leo las p¨¢ginas de econom¨ªa de los peri¨®dicos, lanzando especiales alaridos evang¨¦licos al descubrir la ca¨ªda de los fondos de pensiones.
Por ¨²ltimo, dispongo de un retrato de Laura Bush, mi ¨ªdolo, la mujer que ha conseguido, gracias a la cirug¨ªa est¨¦tica, que su rostro muestre siempre una mueca de felicidad invariable, despertando en m¨ª la fantas¨ªa de que su resuelta sonrisa esconde, en realidad, un alma destrozada por asunci¨®n total de c¨®nyuge. A ella ruego ahora mismo que me mantenga el buen ¨¢nimo, ocurra lo que ocurra durante el mes de agosto, o que me proporcione el don de aparentarlo.
Porque un cirujano pl¨¢stico personal y abierto 24 horas es algo a lo que todav¨ªa no puedo aspirar.
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