Paisajes so?ados
El viejo sue?o del artista de no limitarse a reflejar la naturaleza sino crear su propio mundo se hace realidad en los paisajes de nubes e hielos de Antonio Murado (Lugo, 1964), que es objeto de una retrospectiva en el Centro Galego de Arte Contempor¨¢nea (CGAC) de Santiago de Compostela. La concepci¨®n cl¨¢sica del paisajismo y las v¨ªas que ahondan en la b¨²squeda de los paisajes interiores quedan superadas en la obra de un artista al que le interesa que el paisaje surja sobre el lienzo. Una veintena de obras de gran formato componen la muestra que se complementa con fotograf¨ªas retocadas y con un panel de trabajos en los que se exponen las series en las que ha trabajado en los ¨²ltimos veinte a?os.
UN MILL?N DE ACRES
Antonio Murado Centro Galego de Arte Contempor¨¢nea Rua Valle Incl¨¢n, s/n Santiago de Compostela Hasta el 22 de septiembre
En el proceso de creaci¨®n tiene una gran importancia la investigaci¨®n sobre los materiales a emplear. La fascinaci¨®n de Murado por el componente m¨¢gico de la pintura le lleva a experimentar con el barniz, el aguarr¨¢s o la cera sobre el lienzo.
Un mill¨®n de acres, t¨ªtulo de la muestra, se plantea como un viaje imaginario a trav¨¦s de paisajes sugeridos en los que el espectador no sabe muy bien si est¨¢ situado dentro o fuera de la imagen que est¨¢ viendo. El tono sepia y algo amarillento de los cuadros refuerza la sensaci¨®n de que se est¨¢ ante una vieja fotograf¨ªa. La dificultad para definir el concepto de paisaje es uno de los temas de fondo en la obra de Murado, que parte de la idea de que muchas veces los paisajes en los que pensamos s¨®lo existen en nuestras mentes. Los parajes que aparecen en sus cuadros tienen algo de fantasmag¨®rico. Parecen estar destinados a existir s¨®lo en la imaginaci¨®n.
Algo parecido sucede con la obra anterior del artista afincado en Nueva York. Son series de mara?as, p¨¦talos y ramas en las que aplica t¨¦cnicas similares a las de su ¨²ltima producci¨®n. Estos cuadros, realizados durante la d¨¦cada de los noventa, son los primeros pasos que le llevar¨ªan a los Icescapes que pinta actualmente.
Entre la obra nueva que se presenta se incluyen dos grandes d¨ªpticos que presentan en su parte izquierda un color m¨¢s o menos plano, mientras que a la derecha aparece una especie de ola o de nube esponjosa que parece sugerir el momento del derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York, un acontecimiento del que Murado fue espectador.
En la exposici¨®n pueden verse fotograf¨ªas tomadas o retocadas por el artista que le han servido de inspiraci¨®n para el trabajo sobre el lienzo. La relaci¨®n entre fotograf¨ªa y pintura es otro de los asuntos que interesan a Murado. En cierta forma, el instante recogido en una fotograf¨ªa es como ese paisaje que s¨®lo existe en un momento concreto en la memoria del espectador. Por eso sus cuadros parecen fotograf¨ªas que se difuminan por el paso del tiempo. Es como si le costase recordar el instante en el que su mente percibi¨® aquel paisaje, que no puede volver a ser plasmado con nitidez.
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