Portugal se ahoga en el d¨¦ficit
El Gobierno, atenazado entre la contestaci¨®n social a un plan de ajuste y la amenaza de sanciones de Bruselas
Si quiere salvar la cara y evitar las multas de Bruselas, el Gobierno portugu¨¦s deber¨¢ aplicar medidas de austeridad que no ser¨¢n del agrado de nadie. Y va a tener que hacerlo en un clima de d¨¦bil crecimiento y fuerte agitaci¨®n social. Portugal se enfrenta a uno de los momentos m¨¢s dif¨ªciles desde su incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea.
La econom¨ªa portuguesa creci¨® un 1,4% durante el primer trimestre del a?o gracias, sobre todo, al aumento de las exportaciones
Manuela Ferreira Leite, ministra de Finanzas del Gobierno de Lisboa, no dud¨® en utilizar el adjetivo 'violento' para describir el esfuerzo de contenci¨®n del gasto p¨²blico que deber¨¢ realizar Portugal para superar la grave crisis presupuestaria en la que se encuentra el pa¨ªs y lograr evitar las sanciones previstas para aquellos pa¨ªses que no cumplan el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) de la moneda ¨²nica. 'Violento' es un t¨¦rmino poco habitual en boca de un ministro, sobre todo cuando anuncia austeridad, pero describe bien la dimensi¨®n de las dificultades que aguardan a los portugueses.
Portugal fue el primer pa¨ªs de la zona euro en incumplir el l¨ªmite del 3% impuesto por el PEC al d¨¦ficit presupuestario, lo que llev¨® a la Comisi¨®n Europea a poner en marcha, tambi¨¦n por primera vez, el correspondiente 'procedimiento de d¨¦ficit excesivo'. Ahora, s¨®lo le resta un camino, que el Gobierno portugu¨¦s afirma estar decidido a seguir: garantizar que el d¨¦ficit p¨²blico para 2002 no supere el 2,8% prometido por Ferreira Leite en Bruselas. S¨®lo as¨ª Portugal lograr¨¢ evitar la aplicaci¨®n de las sanciones previstas en el PEC para los infractores, que van desde multas que pueden ascender al 0,5% del PIB hasta la suspensi¨®n de las transferencias financieras de los Fondos de Cohesi¨®n.
Doble mensaje
Tras la confirmaci¨®n oficial, realizada la semana pasada por la ministra de Finanzas, de que el d¨¦ficit de 2002 alcanz¨® el 4,1% del PIB, el gobierno trata de transmitir al pa¨ªs un doble mensaje: sigue insistiendo en la extrema gravedad de la situaci¨®n y en la 'dureza' de las medidas necesarias para corregirla y, al mismo tiempo, intenta convencer a los portugueses de que ser¨¢ posible evitar las sanciones de Bruselas si todos -partidos de la oposici¨®n, administraciones locales, sindicatos y patronos- se movilizan para aceptar un inevitable periodo de 'dura y dolorosa disciplina financiera'.
Sin embargo, hasta ahora, ni el Partido Socialista (que gobern¨® el pa¨ªs los seis ¨²ltimos a?os) ni los sindicatos parecen dispuestos a responder de forma positiva al llamamiento del Gobierno. El Partido Socialista sigue mostrando grandes dificultades para asumir su culpa en la crisis financiera del Estado y prefiere refugiarse en algunas justificaciones circunstanciales, como la modificaci¨®n de los m¨¦todos de c¨¢lculo del Eurostat, que hicieron que el d¨¦ficit subiera del 3,5% al 4,1%. Hasta la fecha, todav¨ªa nadie ha o¨ªdo de sus principales responsables un discurso claro sobre cu¨¢l es el mejor camino para restablecer la credibilidad del pa¨ªs en Europea y cumplir los requisitos del euro. Habr¨¢ que esperar al debate parlamentario sobre los presupuestos de 2003 para conocer hasta qu¨¦ punto el Partido Socialista est¨¢ dispuesto a aceptar la necesidad de un 'pacto de Estado' para sanear las cuentas p¨²blicas y cumplir los compromisos de Bruselas.
La reacci¨®n, sumamente negativa, de los sindicatos y de las administraciones locales a casi todas las medidas de austeridad ya anunciadas por el Gobierno tampoco auguran nada bueno, lo que hace prever un oto?o marcado por una fuerte agitaci¨®n social. Las dos principales centrales sindicales (una comunista y la otra socialista) ya han comenzado a hablar de la posibilidad de convocar una huelga general, que puede tener como pretexto inmediato las propuestas del Gobierno para liberalizar el mercado laboral.
Los sindicatos de la Administraci¨®n p¨²blica ya reaccionaron de forma negativa ante las primeras medidas destinadas a reducir los gastos corrientes del Estado, que preve¨ªan una mayor movilidad de los trabajadores, el despido de un gran n¨²mero de trabajadores con contratos eventuales, el cierre o la reducci¨®n de institutos y organismos p¨²blicos y el recorte generalizado de los privilegios con que cuentan sus directivos. Reaccionaron mucho peor cuando tuvieron que hacer frente a la congelaci¨®n de sus salarios, que en la actualidad suponen el 70% de los gastos corrientes del Estado.
El mero anuncio de que las autopistas construidas en los ¨²ltimos a?os, hasta ahora gratuitas, pasar¨¢n a ser de peaje ha provocado un movimiento de revuelta de las administraciones locales m¨¢s directamente afectadas.
Los m¨¦dicos y enfermeros se oponen a la decisi¨®n del Gobierno de convertir algunas unidades hospitalarias en empresas con capital p¨²blico, para tratar as¨ª de controlar mejor el creciente gasto del servicio nacional de salud y racionalizar sus costes.
Para contener el d¨¦ficit este a?o, el Gobierno tiene como ¨²nica alternativa reducir los gastos, ya que incluso en relaci¨®n con el aumento de los ingresos, las perspectivas no son halag¨¹e?as. La evasi¨®n de impuestos sigue alcanzando unas dimensiones astron¨®micas. Unos datos oficiales divulgados la semana pasada indican que est¨¢n pendientes de juicio deudas fiscales que suman 12.700 millones de euros, es decir, casi dos veces y media el montante del d¨¦ficit gubernamental en 2001. El fraude fiscal, un problema cr¨®nico de la econom¨ªa portuguesa, parece incluso haberse agravado en los ¨²ltimos cinco a?os, con un crecimiento superior al 40%, lo que alimenta el sentimiento de que son los trabajadores asalariados los que pagan siempre el grueso de la factura cuando las cosas van mal.
Aumenta el pesimismo
Con esta dosis diaria de malas noticias, las encuestas indican que el pesimismo se extiende de forma progresiva a la mayor¨ªa de los portugueses, al mismo tiempo que la popularidad del Gobierno cae de forma estrepitosa. En contraposici¨®n a este clima negativo, los ¨²ltimos indicadores econ¨®micos no son tan malos como se preve¨ªa, y alejan por ahora las perspectivas de estancamiento.
La econom¨ªa portuguesa creci¨® un 1,4% durante el primer trimestre del a?o gracias, sobre todo, al aumento de las exportaciones, seg¨²n los ¨²ltimos datos difundidos por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica. En el tercer y cuarto trimestre del pasado a?o se registraron tasas de crecimiento de s¨®lo el 1% y las m¨¢s recientes previsiones del Banco de Portugal se?alaban un crecimiento de entre el 0,5% y el 1% para 2002. Sin embargo, ha ca¨ªdo la inversi¨®n, al igual que el consumo de las familias, inducido por las expectativas negativas sobre la econom¨ªa y por el preocupante nivel de endeudamiento en el que se encontraban.
Los datos m¨¢s recientes sobre el empleo revelan una ligera subida respecto al ¨²ltimo trimestre del pasado a?o, con una tasa de paro que se mantiene un poco por encima del 4%.
Con este cuadro de acentuado descenso del consumo interno y de la inversi¨®n, la ¨²nica esperanza es que Europa prosiga su recuperaci¨®n durante el segundo semestre del a?o, permitiendo que las exportaciones sigan siendo el motor del crecimiento econ¨®mico portugu¨¦s.
Las reformas urgentes
Nadie duda de que 2002 y 2003 van a ser a?os sombr¨ªos para Portugal. El Gobierno no puede aplazar m¨¢s algunas reformas estructurales eternamente postergadas, sin las cuales la econom¨ªa portuguesa seguir¨¢ perdiendo competitividad y dif¨ªcilmente conseguir¨¢ continuar su convergencia con Europa. Y deber¨¢ hacerlas en medio de un clima de d¨¦bil crecimiento econ¨®mico y de fuerte disciplina presupuestaria. Saber que la pr¨®xima ampliaci¨®n de la Uni¨®n, prevista para 2004, podr¨¢ tener un impacto inmediato muy negativo sobre la econom¨ªa del pa¨ªs vuelve todav¨ªa m¨¢s urgente la necesidad de algunas de estas reformas, pero no hace que resulten m¨¢s f¨¢ciles. La reforma del aparato del Estado -cuya ineficacia contribuye en gran medida a la escasa productividad nacional-, la liberalizaci¨®n del mercado laboral y una reforma profunda de la maquinaria fiscal que ponga fin a la escandalosa evasi¨®n de impuestos, son las prioridades. El problema radica en 'c¨®mo' hacerlo. Si quiere llevar a cabo esta reforma, el Gobierno tendr¨¢ que hacer frente a una enorme resistencia por parte de los sectores con mayor arraigo. Sin embargo, puede contar con una importante ventaja sobre el Gobierno anterior: una mayor¨ªa parlamentaria que, hasta ahora, ha demostrado ser disciplinada y cohesionada. Portugal lleg¨® a ser un 'alumno brillante' en la UE, cuando en 1998 obtuvo con relativa facilidad la calificaci¨®n necesaria para formar parte de los pa¨ªses fundadores del euro. Ahora, corre un riesgo serio de ser considerado el peor alumno de la clase.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.