Finito rompi¨® la quiniela
El inicio de la corrida fue para irse a las barricadas, ya que N¨²?ez del Cuvillo, en vez de toros, envi¨® un gui?apo: blandengue y terciad¨ªsimo, que ya estaba picado de salida, lo que no fue ¨®bice para que el salchichero de tanda le hiciera la carioca ante la complacencia de Finito. Como era natural, toro al suelo. Como era natural, palmas de tango o quiz¨¢ de tongo. Como era natural, Alfonso Garrido, presidente, cuid¨® los intereses de sus representados y evit¨® la costosa devoluci¨®n.
Lo que no fue tan natural es que Finito se dedicara a hacer el parip¨¦. Hab¨ªa que verlo ceremonioso, elegante, solemne, arriba el pico del tel¨®n, mientras el terrible animal med¨ªa el ruedo. Como aquello era Jauja, las series se suced¨ªan, cada vez m¨¢s aburridas, hasta que hizo el favor de acabar. Gracias. El cuarto era otra cosa: por supuesto que no asustaba, pero parec¨ªa toro, y lo m¨¢s sorprendente fue el recibimiento de Finito, toreando a la ver¨®nica, cosa que hac¨ªa cuando era joven: tal vez fue s¨®lo para reventar la quiniela, pero vali¨® la pena. Un puyacito del que sali¨® suelto y dos pares importantes de Curro Molina pusieron la cosa a tono. Y esta vez, el pasodoble Manolete no le vino grande. Las primeras series con la derecha fueron ejemplares, con la muleta por delante, el toro fijo en la panza templada, engarzando remate con quite y ajustando el recorte final.
N¨²?ez / Finito, Tom¨¢s, Morante
Toros de N¨²?ez del Cuvillo, terciados y sin fuerza. Impresentables 1?, 3? y 6?. Finito de C¨®rdoba: estocada tendida (ovaci¨®n); estocada (dos orejas). Jos¨¦ Tom¨¢s: estocada desprendida (oreja); dos pinchazos, estocada entera (silencio). Morante de la Puebla: pinchazo (palmas); estocada honda (silencio). Plaza de la Merced, 3 de agosto, 3? de abono. Tres cuartos de entrada.
Con la izquierda el trazo volvi¨® a ser largo y redondo, sosteniendo la embestida de un toro mentiroso que estaba loco por rajarse. Por eso fueron temerarias las peticiones de indulto, sabiamente motivadas por la cuadrilla que, cada vez que se perfilaba, sacaba un capotito para distraer a la res. La negativa a la pachanga nos reconcili¨® con el presidente, que esta vez supo estar en su sitio. Menos mal que, tras el primer toro, no nos fuimos a las barricadas, porque nos habr¨ªamos perdido un Finito tan bueno como inusual.
El segundo toro, gacho, sac¨® un poco de combustible: Jos¨¦ Tom¨¢s lo recibi¨® con ver¨®nicas a pies juntos, atropelladas por dem¨¢s. De las chicuelinas, s¨®lo una sali¨® limpia, violentando trazo y trapo en las dem¨¢s. Tras una vara, el toro se parti¨® la punta del pit¨®n derecho, que son¨® a hueco. La faena de muleta fue discontinua, dada la poca fuerza del toro que le hac¨ªa puntear el enga?o al rematar la suerte, pero hay que destacar una magn¨ªfica serie con la derecha, adelantando el enga?o y toreando bajo. Tuvo un buen natural, suelto de mu?eca, y unas notables series por la derecha, al final de la faena, rematada con un afarolado y el de pecho. En el quinto, de m¨¢s tablilla que presencia, Jos¨¦ Tom¨¢s abrevi¨®.
El tercero, un novillete blanducho de las cuatro patas y seguro que tambi¨¦n de la de repuesto, dio opci¨®n a que Morante tontease sin relieve, empezando la faena por bajo, dada la poca fuerza de su enemigo, para as¨ª llevarlo al suelo. Despu¨¦s se sucedieron series a media altura estir¨¢ndose seg¨²n pasaba el cuerpo del toro. En el ¨²ltimo, el presidente se debi¨® haber dejado olvidado en casa el pa?uelo verde, lo que motiv¨® un lastimoso desastre.
No es cuesti¨®n de plaza, de presidencia ni de empresa. Es as¨ª como tienen montado el negocio y es as¨ª como se lo llevan.
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