Vivir con el botijo

A las dos y media de la tarde, la plaza de la iglesia de Argentona (Maresme) explotaba en aplausos. Tras una hora de espera y despu¨¦s de los intentos de nueve participantes, Joan Xampeny levantaba el botijo de Sant Dom¨¨nec, de 200 kilos de peso, que, a la espera de lo que hiciera el ¨²ltimo concursante, le daba la victoria del certamen de levantamiento de estas piezas de alfarer¨ªa. Parec¨ªa que se iba a producir un empate: Jordi Barnet, su yerno y ganador de la edici¨®n anterior, fue levantando, uno a uno, todos los botijos hasta llegar al grande en tan s¨®lo un minuto y medio, pero finalmente tuvo que desistir. 'Estoy muy sorprendido, es la primera vez que participo y no me hab¨ªa entrenado para ello', confes¨® Xampeny, quien tambi¨¦n afirm¨® que hab¨ªa tomado parte en el torneo motivado por una competici¨®n particular con su yerno. El sudor tambi¨¦n bajaba por la frente de las cinco mujeres que, bajo un sol abrasador, intentaban llegar al botijo de Santo Domingo. Al final, desatando la euforia de una plaza tan abarrotada que hizo que muchos se subieran a los tejados para contemplar mejor el espect¨¢culo, Margarida Amador levant¨® el botijo de 130 kilos.

El levantamiento de botijos es el acto central de la Fira del C¨¤ntir d'Argentona, que este a?o ha llegado a su 52? edici¨®n. Los organizadores calculan que a lo largo de los cuatro d¨ªas de duraci¨®n de la fiesta se sobrepasar¨¢ el registro del a?o anterior de 80.000 personas. 'Hemos llegado al m¨¢ximo', dijo el director del Museu del C¨¤ntir y organizador de la fiesta, Oriol Calvo, 'de forma que ya no aspiramos a reunir a m¨¢s personas, sino a mejorar la calidad y ampliar la procedencia de los feriantes'.

A Francisco Robles los botijos no le caben en el tenderete. Debe amontonarlos en el suelo y detr¨¢s del puesto. Por la tarde se lamentaba de que no hab¨ªa vendido demasiado, y que los gastos del viaje desde Almer¨ªa y de su estancia en Argentona son cercanos a la recaudaci¨®n que conseguir¨¢ pese a vender el ¨²nico botijo registrado en Espa?a como marca, el denominado ¨ªndalo. Sin embargo, afirma que no acude a Argentona para vender, sino por 'un gusanillo' que le entr¨® hace medio siglo. 'Ya ven¨ªa a Argentona cuando no hab¨ªa el mercado y hac¨ªa algunos botijos para el concurso de levantamiento', explica Robles.