Ilusiones sin esperanza
A algunos lectores, la obra de Merc¨¨ Rodoreda -como tantas de autores surgidos en los a?os treinta y que sufrieron bastante m¨¢s que una difusi¨®n escasa de su producci¨®n- podr¨¢ parecerles un rescate literario m¨¢s del siglo XX. Ser¨ªa triste pero no raro, habida cuenta del temporal de novedades que se extienden por las librer¨ªas.
La publicaci¨®n de los Cuentos completos de la gran escritora catalana supone por tanto una cita imprescindible para el debido reconocimiento a una vocaci¨®n creativa extraordinaria. Hecho al que se une la reedicci¨®n de Espejo roto (Seix Barral), prologado por Rosa Montero y traducido del catal¨¢n por Pere Gimferrer y la edici¨®n especial del Circulo de Lectores de La calle de las camelias, con ilustraciones de Albert R¨¤fols Casamada y traducci¨®n de Jos¨¦ Batll¨®.
CUENTOS COMPLETOS
Merc¨¨ Rodoreda Fundaci¨®n Santander Central Hispano. Madrid, 2002 397 p¨¢ginas. 15 euros
La voz y el tono de Merc¨¨ Rodoreda (1908-1983) en Cuentos completos, en torno a la Rep¨²blica y los a?os de posguerra, plasman un mundo propio y sutil, hecho de sensibilidad descriptiva y conciencia cr¨ªtica frente a los fantasmas de una Europa desquiciada.
La memorias lejanas de la
guerra civil y sus secuelas retornan en la escritura de nuestra autora con progresiva exigencia; y van m¨¢s all¨¢: a lo cotidiano sin dramatismo aparente, a las ilusiones sin horizonte, al primor estil¨ªstico puro o a la experimentaci¨®n de formas nuevas, como es evidente en Parec¨ªa de seda y otras narraciones, tercero de los t¨ªtulos que re¨²ne este volumen. La soledad de los personajes, el trazo en la caracterizaci¨®n del ser humano y del ser de las mujeres sobre todo, la fragilidad y el desamparo, en fin, de los a?os treinta y cuarenta, cobran en sus p¨¢ginas una dimensi¨®n confidencial y extra?a. La invasi¨®n de lo externo determina lo interior y a la vez la intimidad desnuda sus secretos, de modo que los personajes de manera paulatina se desenmascaran -ya t¨ªmidos o apocados un instante, ya vanidosos o quim¨¦ricos al siguiente- y constituyen as¨ª una suerte de friso representativo del tiempo y sus figuras.
Completan el volumen Veintid¨®s cuentos y Mi Cristina y otros cuentos. La autora evoluciona en ellos, desde la observaci¨®n precisa de circunstancias y conflictos, a la exigencia y experimentaci¨®n crecientes ya apuntadas. Partiendo de cierto realismo depurado en el que situaciones y asuntos son lo decisivo, el juego de perspectivas encontradas, y de mon¨®logos por los que fluyen coloquialismos y jergas distintas, demuestra en fin un dominio de libre circulaci¨®n por registros varios.
Esta edici¨®n de las narraciones de Merc¨¨ Rodoreda cubre el periodo entre 1958 (Veintid¨®s cuentos, Premio V¨ªctor Catal¨¤ 1957) y 1978 (Parec¨ªa de seda y otras narraciones), o sea, los a?os de su fama. Obtenido ya el Premio Crexells con la novela Aloma en 1938, la reanudaci¨®n de su escritura con el p¨²blico y las nuevas sensibilidades tuvo que esperar. Pero al publicarse La pla?a del Diamant en 1962, ya no cesar¨ªa. La novela tuvo tanto ¨¦xito que casi ensombreci¨® el resto de su obra. De ah¨ª el inter¨¦s en revisitar los cuentos que paralelamente acompa?an su producci¨®n mayor.
El relato breve alcanza el virtuosismo minucioso de Mi Cristina o Una hoja de geranio blanco, por poner un ejemplo. El rom¨¢ntico azul se revuelve aqu¨ª contra el filiste¨ªsmo burgu¨¦s, como venganza simb¨®lica de la agonizante Balbina contra un marido que al fin se ahoga ante unos ojos 'de los que nunca m¨¢s me hab¨ªa acordado que los tuviera as¨ª de azules'. (Tan azules, por lo dem¨¢s, que desenmascaran el vac¨ªo de ideal del marido). Carme Arnau pormenoriza en su pr¨®logo la variedad de temas y la progresi¨®n estil¨ªstica de la autora, y el elogio que, a ra¨ªz de su muerte, le dedic¨® Garc¨ªa M¨¢rquez (una nota de EL PA?S el 18 de mayo de 1983). El volumen incluye tambi¨¦n una evocaci¨®n personal de Joaquim Molas. Fantas¨ªa y objetividad se funden en una realidad que, seg¨²n Nabokov, s¨®lo debe escribirse entrecomillada.
Las traducciones, desde la
fiel de Ana Mar¨ªa Moix a las impecables de J. Batll¨® y de Clara Jan¨¦s, propician un disfrute condigno del texto. Aparte, claro, de Parec¨ªa de seda -versi¨®n castellana de la propia autora- y del hecho de una pertinencia narrativa tan elocuente que prende en el lector, m¨¢s all¨¢ de ciertos detalles y complicidades lectoras. Como dijo la mexicana Rosario Castellanos en su Mujer que sabe lat¨ªn, '... vivir no exige tanto el trabajo de la conciencia cuanto la capacidad de aceptar, primero, y de soportar siempre'. Estas palabras, a prop¨®sito de la figura de Colometa en La pla?a del Diamant, expresaban por reacci¨®n una conciencia de mujer que desenmascaraba los abusos y dependencias sufridos. Dimensi¨®n cr¨ªtica ¨¦sta doblemente eficaz, gracias al talento art¨ªstico de una gran escritora.
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