Qu¨¦ rom¨¢ntico
Grandes noticias: hemos tenido un tomate.
La cara de mi santo era un poema cuando entr¨® con la diminuta hortaliza en la mano. Estuvo tres d¨ªas sin querer hincarle el diente pero yo, viendo que se nos pudr¨ªa, lo part¨ª por la mitad (las mujeres para eso tenemos m¨¢s sangre fr¨ªa) y nos lo comimos. Ay, esa pareja de intelectuales compartiendo un tomate de su propia cosecha. Lo encuentro entra?able.
Estuvimos a punto de tener un calabac¨ªn pero la cosa se trunc¨®. Mi santo lo achac¨® a que mi perrito cogi¨® la costumbre de mearse todos los d¨ªas en dicho calabac¨ªn y que el ¨¢cido ¨²rico de mi chiquit¨ªn se carg¨® la mata. Hay veces, como lo siento lo digo, que mi santo, con todo lo bueno que parece (en parte porque yo he contribuido a idealizarlo), pilla unos puntos superbordes. Me pone en la tesitura de elegir entre mi chiquit¨ªn y ¨¦l. Qu¨¦ infantil. Adem¨¢s, que lleva las de perder porque el hombre que a m¨ª me quiera me ha de querer con chiquit¨ªn incluido, y si chiquit¨ªn se mea en la mata de su calabac¨ªn pues que se mee. Anda que no hay calabacines en el Carrefour. En fin, para que vean que la vida en el campo no es todo lo id¨ªlica que yo la pinto a diario.
Ya lo dec¨ªa L¨¢zaro Carreter: 'El orgasmo de los hombres es anal¨®gico, y el de las mujeres, digital'. El dedo medio es fundamental.
A veces, cuando cae la tarde y mi santo se sienta en el pollete, exhausto, porque no para, regando, espantando a chiquit¨ªn de la mata, fumigando el membrillo, que lo que dice Evelio, 'un d¨ªa su marido se le queda tieso, porque eso de fumigar lo tienen que hacer profesionales de la fumigaci¨®n, no que su marido echa el fusf¨²s parriba y por la propia ley de la f¨ªsica el fusf¨²s se le viene a su marido de ust¨¦ a la cabeza'. A veces le veo que sale de debajo del membrillo mareado, pero un d¨ªa, no quiero ser derrotista, enti¨¦ndame lo que la digo, tenemos un disgusto a cuenta de la fumigaci¨®n'; a lo que iba, que cuando mi santo se sienta en el pollete, contemplando nuestra parcela de cien metros, como Escarlata miraba Tara, yo le pregunto: 'Cari?o, no te molestes por la pregunta pero, ?crees que llegar¨¢ un d¨ªa en que todo ese esfuerzo que est¨¢s haciendo, y que yo valoro, d¨¦ para que nos hagamos siquiera una ensalada?, porque si vamos de tomate en tomate cada 15 d¨ªas lo encuentro un poco coitus interruptus'. 'Qui¨¦n sabe', me contesta, 'tal vez nosotros no lo veamos, pero nuestros nietos comer¨¢n manzanas de este manzano y en cada bocado estar¨¢n contenidos todos nuestros anhelos'. Se me cay¨® una l¨¢grima, que ¨¦l interpret¨® como signo de mi extremada sensibilidad, aunque la verdad es que a m¨ª, pensar en estar yo muerta y unos descendientes comi¨¦ndose lo m¨ªo, me jode. A qu¨¦ negarlo.
Pero estas frugales discusiones no pueden disimular lo que a la vista est¨¢: estamos enamorados. El otro d¨ªa acompa?¨¦ a mi santo a la Universidad de El Escorial, y eso que me hab¨ªa hecho el prop¨®sito de no pisar una universidad dado el boicot que se me hace sistem¨¢ticamente en el mundo acad¨¦mico, pero hab¨ªa razones poderosas para acompa?arlo: una, tengo que preservarlo de las estudiantas (soy su rottweiller); dos, cuando estoy en el campo me apetece ir hasta a una universidad de verano; tres, es all¨ª donde mi santo y yo nos conocimos, y hasta hoy. ?Que suenen los violines! Dice Javier Sampedro, que ilustra a la par que entretiene, que nos enamoramos por el olor, porque nos vemos pinta de buenos reproductores (nosotros ya s¨®lo tenemos tomates) y por nuestro dedo medio. Lo del dedo medio es lo que encuentro m¨¢s sensato. Sobre todo para una mujer ese dedo medio puede ser definitivo. Ya lo dec¨ªa L¨¢zaro Carreter: 'El orgasmo de los hombres es anal¨®gico, y el de las mujeres, digital'. Ese dedo medio..., lo encuentro fundamental. Por cierto, los organizadores de los cursos me dijeron que este a?o hab¨ªan estado a punto de llamarme. Es un salto cualitativo, no me digan.
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