El Pent¨¢gono planea enviar comandos por todo el mundo para acabar con Al Qaeda
El secretario de Defensa quiere que las fuerzas especiales asuman misiones de la CIA
El Pent¨¢gono considera que sus fuerzas convencionales, y la colaboraci¨®n con la CIA, son insuficientes para acabar con la red Al Qaeda. Y estudia la posibilidad de enviar comandos de operaciones especiales a cualquier zona del mundo donde se sospeche la presencia de dirigentes terroristas con el fin de acabar con ellos. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, considera que la guerra contra la red de Osama Bin Laden justifica el uso de comandos clandestinos en cualquier pa¨ªs, incluyendo aquellos que mantienen relaciones amistosas con Estados Unidos.
Rumsfeld se siente muy insatisfecho por el resultado de la guerra en Afganist¨¢n. El r¨¦gimen talib¨¢n ha ca¨ªdo, pero su m¨¢ximo l¨ªder, el mul¨¢ Omar, consigui¨® huir y no ha vuelto a saberse de Osama Bin Laden. Seg¨²n los servicios secretos, Al Qaeda est¨¢ reorganizando con relativa facilidad su estructura de mando. Fuentes muy cercanas al secretario de Defensa, citadas ayer por The New York Times, indicaron que en el Pent¨¢gono se extend¨ªa la convicci¨®n de que no habr¨ªa avances sustanciales en la guerra contra el terrorismo hasta que las fuerzas m¨¢s selectas y secretas del Ej¨¦rcito, Delta Force y SEAL Team 6, recibieran autorizaci¨®n para operar con manos libres en cualquier rinc¨®n del planeta. Esa autorizaci¨®n, que s¨®lo podr¨ªa conceder el presidente, permitir¨ªa asesinar a los supuestos terroristas.
Las misiones clandestinas son tradicionalmente asumidas por la CIA, que opera bajo unas condiciones bastante estrictas y supervisadas por el Congreso. Desde los a?os setenta, la CIA carece de permiso para organizar y ejecutar asesinatos de personas consideradas peligrosas. Lo que desea Rumsfeld es trasladar al ¨¢mbito militar determinadas misiones de la CIA y aplicar de forma gen¨¦rica la autorizaci¨®n, concedida por Bill Clinton y renovada por George W. Bush, para eliminar f¨ªsicamente a los m¨¢ximos responsables de Al Qaeda. 'Estamos en guerra y, si encontramos un enemigo, debemos ser capaces de utilizar contra ¨¦l la fuerza militar', coment¨® un colaborador de Rumsfeld.
Las ideas barajadas por los responsables del Pent¨¢gono contemplan la opci¨®n de no informar al Gobierno afectado, amigo o enemigo, sobre el env¨ªo a su territorio de comandos de operaciones especiales. Seg¨²n The New York Times, el secretario de Defensa espera presentar a Bush en las pr¨®ximas semanas una propuesta concreta sobre el uso internacional de comandos.
La efervescencia de ideas impuesta por Rumsfeld sobre los mandos militares y los asesores civiles del Pent¨¢gono, que gestionan a la vez una guerra en Afganist¨¢n, un formidable crecimiento del gasto en armamento y la planificaci¨®n de una futura campa?a contra Irak, empieza a causar un agotamiento generalizado. La semana pasada se celebr¨® una reuni¨®n para estudiar las m¨²ltiples quejas presentadas por los mandos intermedios, que amenazaban con dimisiones colectivas si no se reduc¨ªa el ritmo de trabajo y la lluvia de copos de nieve, como son conocidas las peque?as notas, escritas a mano sobre hojitas de papel blanco, que Rumsfeld env¨ªa constantemente a sus colaboradores con preguntas y exigencias de ideas nuevas.
Rumsfeld, uno de los impulsores de la filosof¨ªa fundacionista seg¨²n la cual el Gobierno de EE UU tiene, tras la ca¨ªda de la URSS y la declaraci¨®n de guerra universal contra el terrorismo, la misi¨®n hist¨®rica de crear un nuevo sistema de relaciones internacionales, encontr¨® ayer un aliado en el ex secretario de Estado Henry Kissinger. El que fue zar de la diplomacia con Richard Nixon propuso, en un art¨ªculo publicado por The Washington Post, que se diera por terminado el respeto a las soberan¨ªas nacionales y que EE UU asumiera sin complejos la direcci¨®n de un imperio mundial.
'La nueva visi¨®n es revolucionaria', escribi¨® Kissinger. 'El cambio de un r¨¦gimen como objetivo de una operaci¨®n militar se enfrenta con el sistema internacional establecido en 1648 por el Tratado de Westfalia, en el que, tras la carnicer¨ªa de las guerras de religi¨®n, se estableci¨® el principio de la no intervenci¨®n en los asuntos dom¨¦sticos de otros Estados'. El ex secretario de Estado afirm¨® que los principios de Westfalia ya no serv¨ªan y que las actuales leyes internacionales, que no permiten los ataques preventivos contra amenazas potenciales (como el que el Pent¨¢gono desea lanzar contra Irak), deb¨ªan ser tambi¨¦n desechadas en nombre de la eficacia en la lucha contra 'la amenaza terrorista, que trasciende las fronteras de la naci¨®n-estado'.
Los controladores a¨¦reos de EE UU tardaron pocos minutos en darse cuenta de que los piratas del 11 de septiembre iban a actuar de forma imprevista y terrible. 'En aquella ma?ana, las primeras fuerzas de EE UU que entraron en guerra, que se enfrentaron al enemigo, fueron los controladores', dijo ayer en una conferencia de prensa Frank Hatfield, de la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n, en el primer relato p¨²blico de lo que vivieron los controladores el 11-S.
'Probablemente, el peor momento de mi vida fueron los 11 minutos que transcurrieron entre el momento en que me di cuenta de que el avi¨®n hab¨ªa sido secuestrado hasta que impact¨® con una de las torres', dijo Hatfield. En un reportaje publicado ayer por USA Today, los controladores tambi¨¦n relatan los momentos cr¨ªticos que pasaron el 11-S, cuando tuvieron que cumplir una de las ¨®rdenes m¨¢s extraordinarias de la aviaci¨®n comercial: que aterrizasen todos los aparatos que en esa ma?ana sobrevolaban EE UU. En pocas horas, m¨¢s de 4.500 aviones tuvieron que realizar aterrizajes en todo el pa¨ªs. 'Nadie se puede imaginar hasta qu¨¦ punto esa tarea fue dif¨ªcil', dijo uno de los controladores.
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