M¨¦todo y locura
Coche-bomba contra una casa de la Guardia Civil en Santa Pola. Casa antes que nada, lo saben bien quienes arman la bomba, no en vano han visto entrar y salir mujeres con la compra de cada d¨ªa, jugar y re¨ªr a ni?os con esa tranquilidad cotidiana de quien se sabe en su hogar. Escuchamos a la dirigencia de Batasuna -remedo pat¨¦tico de Bush tras reventar sus fuerzas a¨¦reas a los pac¨ªficos celebrantes de una boda afgana- justiexplicar los asesinatos de Silvia y Cecilio como da?o colateral de algo que llaman conflicto, como antes los de tantos otros; siempre, eso s¨ª, que los da?ados sean los otros: no me imagino a esos mismos dirigentes quitarse de encima a los padres de Olaia Kastresana con un 'son cosas del conflicto y a otra cosa mariposa'. Se alzan voces que reclaman la presencia sabia de un et¨®logo, o sea, de un experto en el comportamiento animal. Pues no otra cosa que bestialidad y sinraz¨®n se descubre en el asesinato y en su encuadramiento pol¨ªtico.
Pero el mismo d¨ªa, o al d¨ªa siguiente, o el d¨ªa anterior, otras voces se han elevado pidiendo di¨¢logo y negociaci¨®n para superar la violencia, sinceramente convencidos de que existe un fondo de racionalidad oculto bajo tanta barbarie. En su libro ETA contra el Estado Ignacio S¨¢nchez-Cuenca considera a ETA como un actor racional que act¨²a para conseguir un fin pol¨ªtico, la independencia del Pa¨ªs Vasco y rechaza que su continuidad se deba a la inercia hist¨®rica o a la mera voluntad de supervivencia. De ah¨ª que proponga un gran pacto de Estado formulado as¨ª: el Gobierno espa?ol, mejor, los partidos que aspiran a gobernar Espa?a, han de prometer solemnemente a los nacionalistas que est¨¢n dispuestos a posibilitar la independencia tras la desaparici¨®n de ETA, siempre que la demanda independentista sea apoyada mayoritariamente por la ciudadan¨ªa vasca (modelo Quebec). ?Barbarie o l¨®gica? ?Hay racionalidad o hay locura en la base de ETA? La pregunta es crucial, pues del diagn¨®stico que hagamos se suceder¨¢ una u otra terapia. Si hay racionalidad pol¨ªtica, no habr¨¢ soluci¨®n posible que no sea pol¨ªtica. No as¨ª si lo que hay es locura.
La visi¨®n pol¨ªtica del MLNV encuentra su acomodo en el paradigma de la que Michel Oakeshott llam¨® 'la pol¨ªtica de la fe': una visi¨®n que a) conf¨ªa en la perfectibilidad de la condici¨®n humana, b) cree conocer la direcci¨®n en que tal perfectibilidad ha de encaminarse, y c) est¨¢ dispuesta a utilizar todos los medios para alcanzar esa meta. Es en este tercer paso, y s¨®lo en ¨¦l, donde hace su aparici¨®n la racionalidad, una racionalidad groseramente instrumental. El recurso a la violencia como instrumento de lucha pol¨ªtica tiene m¨¢s que ver con la percepci¨®n subjetiva de la realidad que con la realidad misma. En mayor medida que los problemas objetivos que en un momento determinado tenga planteados una sociedad, lo que resulta determinante para la aparici¨®n de la violencia es el modo como se perciban. La violencia de ETA no se relaciona necesariamente con ning¨²n problema pol¨ªtico, ni siquiera con el problema pol¨ªtico derivado de la siempre abierta cuesti¨®n de la construcci¨®n y sostenimiento de estados multinacionales. La decisi¨®n de recurrir a la violencia no fue vivida, ni siquiera por sus protagonistas, como algo natural, espont¨¢neo o puramente reflejo. Pero se tom¨® la decisi¨®n de utilizar la violencia y al hacerlo se atraves¨® la crucial frontera de la muerte (Aranzadi). As¨ª pues, hay m¨¢s continuidad de la que parece entre la locura y el m¨¦todo. Como hay mucha inercia, fruto de aquel primer asesinato; inercia que veo reflejada por un texto de Joseba Sarrionandia en su obra Ni ez naiz hemengoa: 'Primero ha tenido lugar un peque?o error. Nadie sabe qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s, d¨®nde se acabar¨¢ la v¨ªa, en qu¨¦ momento se romper¨¢ el hilo de los acontecimientos'.
Reflexionando sobre esta cuesti¨®n he recordado muchas veces una frase del Hamlet de Shakespeare: 'Thoug this be madness, yet there is method in't'. Es una locura, pero hay m¨¦todo en ella. Ser¨ªa m¨¢s sencillo si esta mezcla no se diera. Pero se da. Y ser¨ªa bueno que nadie la utilizara para conseguir otra cosa que no sea reforzar la confrontaci¨®n democr¨¢tica contra la violencia dejando, de una vez por todas, de relacionar la acci¨®n o la inacci¨®n de ETA con los comportamientos y las propuestas de ning¨²n otro agente pol¨ªtico.
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