Los picos y los valles de Dios
Un estudio muestra la creciente importancia de la religi¨®n en pa¨ªses isl¨¢micos y anglosajones y su descenso en los cat¨®licos occidentales
![Carmen Mor¨¢n Bre?a](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F62d31e9f-9943-4d92-997c-a15aa4a35bf9.png?auth=8424e1fb56009e0c1a0500325c8d01c9aba1ec2b74a4d4518db4efbcae00ece7&width=100&height=100&smart=true)
La importancia que las soceidades conceden a Dios, sea ¨¦ste quien sea, tiende a descender en grandes zonas del planeta. Baja en la India y en la Europa cat¨®lica y protestante. Pero sube en Latinoam¨¦rica, Jap¨®n, y, sobre todo, en los pa¨ªses isl¨¢micos y anglosajones. As¨ª lo pone de manifiesto la ¨²ltima gran encuesta mundial de valores, cuyos resultados, aunque no est¨¦n recopilados en su totalidad, permiten ya su comparaci¨®n con los del ¨²ltimo estudio, de 1995.
Lo curioso no es que Dios sea un valor importante y en alza en aquellas zonas que atraviesan grandes cambios, como Am¨¦rica Latina, ?frica o los pa¨ªses isl¨¢micos, sino que tambi¨¦n se le concede m¨¢s importancia que hace unos a?os en los pa¨ªses anglosajones, justo la tendencia contraria de las naciones de su entorno socioecon¨®mico. 'Llevan a?os us¨¢ndolo para justificar sus actuaciones en pol¨ªtica internacional', apunt¨® el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Juan D¨ªez Nicol¨¢s como probable causa de este ascenso de Dios. D¨ªez Nicol¨¢s dirige el curso de verano de la Universidad Complutense titulado El Cambio de valores en las sociedades contempor¨¢neas, que ha patrocinado el la Fundaci¨®n BBVA y donde ayer se presentaron estos datos. El soci¨®logo destac¨® la educaci¨®n como un factor que matiza los resultados referidos a la religi¨®n. 'El mayor nivel de estudios suele ir acompa?ado por un alejamiento de la religi¨®n', explic¨®.
Otro dato es 'la creciente aceptaci¨®n de la nueva moral social entre los pa¨ªses m¨¢s desarrollados'. El grado de tolerancia hacia las nuevas familias, la homosexualidad, la cohabitaci¨®n tiende a aumentar. 'Espa?a es de los pa¨ªses que se muestran m¨¢s tolerantes con estas realidades, lo que no quiere decir que sean pr¨¢cticas habituales en este pa¨ªs', afirm¨® D¨ªez Nicol¨¢s.
El estudio pone de manifiesto que la mujer experimenta 'cada vez una mayor equiparaci¨®n en todos los ¨¢mbitos de responsabilidad' y, como subray¨® el soci¨®logo, es el papel que le concede el mundo isl¨¢mico a la mujer el que suscita el mayor rechazo entre los pa¨ªses occidentales, en lugar de la religi¨®n.
Cuando se observan los indicadores que muestran el grado de satisfacci¨®n con la vida se descubre que la riqueza y el bienestar no van acompa?ados de unos niveles de satisfacci¨®n m¨¢s altos. El de Latinoam¨¦rica, una zona muy castigada, es semejante al de los pa¨ªses anglosajones; y el de ?frica, aunque ha ca¨ªdo desde 1995 unas d¨¦cimas, es m¨¢s alto de lo esperable: un seis sobre diez. 'Uno mira la satisfacci¨®n, la felicidad, respecto a sus pa¨ªses, a su entorno. Cuando el pa¨ªs va mal, la gente suele pensar que ellos van mejor que el pa¨ªs, y al rev¨¦s. Por eso, la satisfacci¨®n con la vida que demuestran en algunas zonas de Europa es menor que en ?frica, por ejemplo', explic¨® ayer la directora del Latinobar¨®metro, Marta Lagos.
De forma parecida hay que mirar los datos sobre ocio. En aquellos pa¨ªses que no tienen las necesidades m¨¢s b¨¢sicas cubiertas, entre ellas la consecuci¨®n de un trabajo, el ocio no es un factor de importancia.
La gran novedad del estudio de valores de 2000 es que se han incorporado varios pa¨ªses isl¨¢micos, que en ediciones anteriores no estaban. En total, se han efectuado m¨¢s de 80.000 encuestas en 80 pa¨ªses.
La felicidad es otro de los indicadores que ofrecen alguna curiosidad. No responde al nivel de renta, y los ¨ªndices resultan altos en aquellas zonas donde el bienestar de las sociedades no lo es tanto. En ?frica, por ejemplo, se mantienen constantes, e incluso suben, los indicadores de felicidad. En el cap¨ªtulo econ¨®mico, sigue aumentado la diferencia entre los m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres. La globalizaci¨®n cultural acarrea adem¨¢s una mayor frustraci¨®n porque hace concebir expectativas de bienestar tan altas como las que disfrutan los pa¨ªses desarrollados, que no se cumplen a corto plazo en todas las zonas.
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